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viernes, 11 de agosto de 2017

Chismes y Rumores: Duelo de Titanes

Corea del Norte desafía a EE.UU. para que su presencia militar y política desaparezca de la región y deje de ser una amenaza para el régimen de Kim Jong-Ung, tercera generación de la familia, que sin monarquica y contradiciendo los principios ideológicos del marxismo leninismo, el poder pasa de padres a hijos, porque ¿ en quien se puede confiar si no es la familia? En el otro extremo el carismático y siempre vilipendiado presidente Donald Trump, líder del mundo occidental a pesar del resto de los habitantes del mismo. Veamos qué tenían que decirse estos dos titanes armados con misiles nucleares bajo el sobaco en una conversación telefónica captada por nuestra revista.

 Donald T. - Escúchame Mamaracho Cachetón, estás rebasando mi paciencia de hombre de negocios, no voy a permitir que sigas provocándonos y lanzando esos misiles de cuarta categoría al mar, contaminando las aguas y matando quién sabe cuántas especies marinas. No sabes que hay que dar el ejemplo después de la reunión de París?
Kim Jong-un - Y te permites decirlo tú que no quisiste firmarlo, cara de Zanahoria Putrefacta, o si lo prefieres cara de Culo de Chimpancé, o aún mejor Copete de Pájaro Loco. Nosotros estamos preparados para la guerra de todas las guerras. Los haremos papilla. El desastre de Pearl Harbor va a ser un poroto al lado del daño que les vamos a hacer cuando los misiles de carga nuclear caigan sobre Guam.
D.T. -No seas pendejo, como puedes creer que esos misiles van a caer en esas islas si apenas  tienen dirección acertada. Nuestros aviones, los Tomahawk, y las bombas de Hidrógeno los van a aplastar como cucarachas. Tu régimen se desplomará como un castillo de naipes. Y esta vez no estará Mamá China para ayudarte como en los '50. Ahora están solitos y los vamos a dejar pidiendo agua por señas. Todo el régimen se irá a la mierda y a vos te vamos a llevar al tribunal de La Haya.
K.J- un. -No cantes Victoria fanfarrón, no conoces la capacidad del pueblo norcoreano para resistir y vencer a las tropas invasoras. Podrán lanzar todas las bombas que quieran, trasladarnos a la Edad Media como afirman, pero no conseguirán doblegarnos. Recuerden Vietnam, Afghanistan, Irak, guerras que han perdido a pesar de la ventaja tecnológica. Nosotros somos de acero como Papá Stalin lo anunciaba cuando conoció a mi abuelo.
D.T. - Deja ya de nombrar a tus antepasados de pacotilla. Apenas soplemos el tablero se caen todos dentro del mismo balde. No tienen la más mínima chance. Nuestros portaaviones y sus bombarderos están listos para incursionar y dejar caer su carga mortífera. Tendrás que irte a lo más profundo de la tierra si quieres salvar el pellejo.
.K.J.un. - Ya que insistes en amenazarnos Pájaro Carpintero, te diré que te espera una sorpresa muy desagradable todavía no anunciada. Sabes cómo me llaman mis súbditos? Sí, has adivinado, Brazo de Hierro me llaman, por mi fabulosa capacidad de romper con un solo golpe de karate ocho filas de ladrillos.
D.T - Eso no es nada monigote, a mí me llaman mis amigos íntimos Bolas de Acero, por mi capacidad sexual que está sobre toda dimensión humana conocida. Te desafío a ver quién se acuesta con más mujeres en 24 horas. Como Mesalina, la mujer de Claudio, el emperador. El que pierde tendrá que hacer desaparecer toda arma nuclear.
K.j.un: Quieres  tenderme una trampa, Eunuco Esperpento, crees que no conozco tus secretos de lagartija impotente? Mejor reunámonos en el pueblo donde se filmó la película Por un Puñado de Dólares y cada uno con un .44 en la cintura decidirá quién es el mejor. Ya las Bolsas han bajado suficiente y es hora de empezar a comprar de nuevo.
D.T - No puedo negar que eres una alimaña implacable. Me has sacado de la manga lo que estaba por decirte. Las acciones han caído a un nivel perfecto por la amenaza de la guerra y la producción de armas se ha duplicado. Ahora podemos comenzar a invertir en ellas. Pero recuerda que tenemos tus fondos sancionados y congelados como parte de las sanciones. Esa guita no la podés tocar.
 K.J-un.  - No te preocupés Depredador del Universo, tengo agentes de tu propio país que hacen los
negocios en mi representación. Jamás las sanciones me pegan a mi. Claro que el glorioso pueblo
norcoreano tiene que sacrificarse. Pasar un poco de hambre de vez en cuando fortalece la moral. Por
eso ustedes los norteamericanos son tan flojos y engordan como cerdos bien cebados. Pronto tendrán
un ejército de obesos que no podrán correr más de cincuenta metros. Y entonces seremos nosotros
quienes los aplastaremos como renacuajos.
D.T. - No te confíes que estamos desarrollando los ciborg que reemplazaron a los soldados humanos. Son invencibles. Te paso el dato de la compañía que los construyen, es la Ciborg International Company, y van a lanzar al mercado las acciones que subirán de precio como leche hervida. No te lo pierdas Cachetón Trasnochado. Y por el dato quiero el 3% de las ganancias.
K.J-un - Hecho! Seguimos con la farsa unos días más y dejamos que aparezca algún intermediario que quiera enfriar la retórica belicista. Tenemos en el Consejo de Seguridad algunos candidatos. Que te parecen los suecos? Larga experiencia diplomática. Aunque me gusta ese país que sus ciudadanos se hacen llamar orientales, tal vez podemos hacer que intervengan y nos comemos juntos un asado en la chacra de Mujica. Que te parece la propuesta Cerdo Intragable?
D.T. -Sea! Pero mi mujer no va a querer participar cuando vea los asientos de la chacra. Sus aristocráticas posaderas no están hechas para semejante estilo Pobreza En Onda...

Aquí lamentablemente se interrumpió la conversación, pero es suficiente para convencernos de la Gran Conspiración Internacional que juega con los destinos del planeta. De todas formas recuerden que son chismes y rumores
 Hush-Hush




sábado, 5 de agosto de 2017

Recorriendo Italia. Nápoles y Pompeya (2)

Capítulo II

Nápoles a la sombra del Vesuvio

Jueves 22 de Junio

Giulia, que se había convertido en mi hada madrina, me pasó a buscar temprano con el coche, cargamos el equipaje, y nos fuimos a desayunar a una cafetería  vecina a la playa regenteada por gente amiga. Luego me acompañó hasta la estación de trenes y allí nos despedimos. Yo me subí al tren que me dejaría en la estación de la ciudad de Campoleone, donde haría el trasbordo hasta mi próxima meta: Nápoles

Después de bajar allí en Campoleone cambié de andén y me senté a la sombra. Debía esperar una media hora el arribo del tren que me llevaría a la ciudad del Vesubio. Allí entablé una conversación con un hombre que vestía uniforme de fajina de la Fuerza Aérea italiana. Me preguntó si iba a Nápoles y le contesté que sí, que iba a visitar por primera vez la ciudad y también a Pompeya. Como se dio cuenta por mi italiano castellanizado que era  extranjero, me preguntó de donde venía. Le expliqué mi doble nacionalidad y se interesó por Suecia y la vida en el país nórdico. Estaba interesado en saber si las suecas eran tan liberales y abiertas a las relaciones amorosas, por decirlo de una manera educada. Le dije que seguro que habría diferencias entre una napolitana y una sueca, pero al final es la mujer la que elige. Creo que no se quedó muy conforme con la respuesta, pero ya no me preguntó más sobre el asunto. Luego me contó de su servicio militar en la Fuerza Aérea donde trabajaba como personal de tierra; contaba con tres días de descanso y luego regresaría al norte, donde estaba destinado. Por último me advirtió con una sonrisa que cuidara de mis bolsillos en Nápoles. Su familia habitaba en un suburbio de la ciudad, y se bajó en una estación anterior al destino  final, donde yo descendí poco después, cargado de expectativas.

Nea Polis es la denominación griega de Ciudad Nueva que según la historia de esta región fue construida por los colonos griegos a poca distancia de otra que ya existía,  denominada Parténope o Palépolis (Ciudad Vieja). El primer nombre hace referencia una vez más al mito de la Odisea. Ulises cuando continuó su viaje después de la prolífica estadía junto a Circe, navegó rumbo a Itaca, pero rápidamente se vio atraído junto a sus hombres por el canto de las sirenas desde la Isla de Capri. Estas eran tres, y Parténope era la menor de ellas, las que con sus dulces cánticos hechizaban a los marineros que se lanzaban al agua en su busca, para morir ahogados en su desventura y arriesgada apuesta. Ulises, previendo la tragedia que podía esperarle se hizo atar al palo mayor de su nave, y disfrutar de la bella música de las voces de las sirenas sin correr el riesgo de ahogarse. La que se ahogó fue en cambio Parténope. Cuenta la leyenda que murió de pena por fracasar en atraer a Ulises al fatal destino. El cuerpo de la sirena llegó a la costa de Palépolis, y por alguna razón, tal vez por temor a los dioses o por alguna maldición sobre el lugar donde encontraron a la sirena, los nuevos colonos griegos eligieron levantar la nueva ciudad a cierta distancia de allí. 

La bautizaron como ya dijimos Nea Polis. Nada tiene de leyenda el posterior desarrollo de 
la historia de la ciudad y la región de Campania,  azotada por las continuas guerras entre Roma y los etruscos, voscos y sabinos, entre otros,y siglos más tarde las confrontaciones entre los reinos de la propia península itálica, con la España de los borbones, con la Francia de Napoleón, con la Austria de los Hagsburgo e Inglaterra, siempre intentando expandirse sobre todos los mares. Voy a mencionar solo que en Italia la corona de Aragón fue la que conquistó territorios ya en 1242, y desde entonces España disputó distintos reinos en el norte, sur de la península y Sicilia.  El final de la presencia española es la caída del reino de las Dos Sicilias en 1860, que comprendía la Italia meridional y la isla de Sicilia, con Nápoles como capital.

 Vista de la Piazza Garibaldi

El tren arribó finalmente a la estación Central de Nápoles. Una moderna y funcional construcción de vidrio y acero unida a una plaza de grandes dimensiones, la Plaza Garibaldi. El hotel, mejor dicho el albergue Bed&Breakfast  Anna´s Home, que había reservado desde Suecia, quedaba muy cerca de la estación de trenes, apenas unos 300 metros. La idea era instalarme sin necesidad de viajar en taxi o en ómnibus. Llegué a la Via Silvio Spaventa, pavimentada con adoquines relucientes como muchas calles de la ciudad. Me puse a buscar el número 18 como estaba indicado en el aviso
, pero no había número visible en muchas de las puertas, y el cartel con nombre del albergue no figuraba en ninguna fachada. Había  tres hoteles en la misma calle cuyos carteles se veían claramente, pero de Anna´s Home ni sombra. 
Al final me acerqué a una pizzería donde pregunté al camarero que estaba parado en la puerta si conocía el albergue. ”Sí, aquí al lado, en el palazzo”, me dijo lacónicamente. Tal vez aburrido de que le preguntaran. E l palazzo era un edificio viejo, probablemente del 1800 y tantos, que había conocido mejores épocas. Había que ingresar por una amplia  entrada abovedada. A un costado había un portal que llevaba a una escalera, y allí estaba el nombre del albergue modelado en un discreto cartel. Subí hasta el primer piso y detrás de un pequeño mostrador me recibió Carmen, una chica napolitana que trabajaba en la recepción por el verano en el hotel, según me dijo.  Entonces me di cuenta que en realidad el albergue era parte Hotel Cine Holiday, y se escondía de esta forma probablemente para engañar a la DGI. Buongiorno Italia! 

Lo constaté al registrarme cuando Carmen delicadamente me advirtió que debía pagar contante y sonante al retirarme el último día. "Nada de tarjeta, signore".  Una forma sutil de engañar al estado y burlarle el IVA, me imagino. Recibí una habitación amplia con baño privado, aire acondicionado, TV y con ventana a la calle en el primer piso. El precio no era más barato que una habitación de un hotel de tres estrellas.  Tengo que reconocerle a Ana, la propietaria con la que hablé al otro día, que había adornado con mucho gusto las habitaciones del hotel y albergue con afiches y fotos de artistas y películas americanas e italianas, preferentemente de las décadas de los 50 y 60 además de la recepción. Así que en el comedor el desayuno lo hacía en compañía de Sofía Loren, Marcelo Mastroianni, Ana Magnani, Gregory Peck y otros. En la habitación Marilyn Monroe me hacía compañía. 

Salí entonces del albergue y me decidí a hacer un reconocimiento por la zona y buscar un restaurante donde almorzar. Ya eran casi las tres de la tarde y la panza estaba rezongando. Pronto comprobé que el caos en las calles de Nápoles era un sistema donde autos, motociclos de todo tipo y peatones eluden las luces del tráfico pero por esas reglas culturales establecidas entre unos y otros se evitan al parecer muchos accidentes. Aunque no me caben dudas que los más desprevenidos pagan el precio de la audacia.
La verdad es que hay que armarse de coraje para cruzar las avenidas con el semáforo en rojo como lo hace una buena parte de los peatones. Esperar la luz verde parece ser una idiotez para los que desafían el destino. con el riesgo de sucumbir como los marineros que se ahogaban por perseguir sirenas frente a la isla de Capri. 

Después de recorrer algunas calles encontré un restaurante donde el menú del día ofrecía una serie de platos, entre ellos unos gnocchi a la salernitana. Curioso y con hambre me decidí por este plato, una ensalada mixta y una botella de agua. La ”salsa salernitana” de los ñoquis estaba hecha con mucho tomate, ajo y hierbas como el romero y la albahaca para darle sabor. En todo caso ninguna receta que fuera una sorpresa como había creído. Pero el plato estaba bueno, los ñoquis tenían un buen porcentaje de papas y un discreto sabor a nuez moscada. 

Después regresé a la Plaza Garibaldi, que en parte estaba siendo remodelada y la habían cerrado con un alto y extenso muro de plástico. La parte abierta donde circula la gente  tiene dos niveles. El de superficie  está adornado con una estructura de metal y de vidrio que sirve de techo a la parte inferior subterránea donde hay algunas tiendas de ropa de moda, y las entradas y salidas a la estación del trenes y del Metro.
La zona alrededor de la plaza se extienden barrios con edificios maltratados por el tiempo, con muchas, albergues, pensiones y hoteles. Resalta la cantidad de inmigrantes que deambulan por las calles, sobre todo africanos, tanto árabes del norte del continente como los subsaharianos. Algunos que no tienen donde dormir e improvisan con cartones las ”camas” en la misma plaza que ocupan después de pasada la medianoche con el beneplácito de la policía. Es muy palpable la marginación de la población africana en Nápoles, gente que está llegando a Italia a través del Mediterráneo. Subsisten en el ambiente ilegal de los que se aprovechan de ellos para vender drogas, cometer delitos, prostitución, extorsión o simplemente vagabundear porque no tienen donde ir. Los chinos inmigrantes, son menos visibles en las calles de Nápoles, los emplean en fábricas clandestinas de ropa, carteras y otros artículos que luego se distribuyen en Europa con el sello de marcas reconocidas pero a bajos precios. Los turistas suelen ser buenos clientes para estos artículos. La mafia napolitana, conocida como La Camorra, es la que maneja los hilos de buena parte de la economía sumergida de la ciudad y la provincia de Campania. También la legal como el caso de la recolección de basura que ha sido muy comentado internacionalmente cuando una larga huelga tapó de basura a la ciudad. La película Gomorra es uno de los últimos aportes dramático-documentales del cine basado en el libro de Roberto Saviano, sobre hechos reales.

Viernes 23 de Junio 


 Después del desayuno, me he decidido visitar el Museo Arqueológico de Nápoles (foto), muy conocido por reunir exposiciones itinerantes y permanentes, con muchos material procedente de las ruinas de Pompeya y Herculano. Con la ayuda del mapa de Google me largo a la calle para recorrer el camino hasta allí. Calculo unos 45 minutos de caminata. Me pierdo por algunos callejones a pesar de la ayuda del satélite. Qué ironía caminar ayudado de esta manera en un barrio que es un laberinto. Al fin doy con vía Duomo y me oriento nuevamente. Llego al museo y compro el billete. Allí me entero que con mi tarjeta de periodista hubiera podido entrar gratis. No la había llevado conmigo porque simplemente iba de turista y la había dejado en casa. 

El museo expone este verano esculturas que pertenecieron a la familia renacentista Farnese, son gigantescas esculturas de mármol que representan a dioses y semidioses griegos, romanos y otras figuras. Es imposible evitar admirar e impresionarse por estas esculturas no solo por su dimensión, sino por la perfección con que fueron creadas, los detalles de los músculos, los pliegues de la ropa, o por la escena del Toro Farnese donde dos hombres y una mujer intentan dominar al animal enfurecido. El museo contiene también una sección de las culturas de Mesoamérica, de numismática, escritos antiguos en papiro y una muy particular en el llamado Gabinete Secreto. Esta es en realidad una exposición de figuras  en bronce, cuadros y esculturas en distintos materiales de arte erótico. Hay un marcado culto al falo en estas distintas expresiones artísticas y artesanales, así como las posiciones del acto sexual que eran tal vez las más populares en aquélla época. Lo más  llamativo y exótico sin dudas es la escena de una escultura donde el Dios Pan de la Fertlidad, es representado en el momento de fecundar a una cabra. Una escena muy fuerte para los ojos de la gente en general, aunque probablemente quien la hizo quiso dejar plasmado en la escultura la intervención de un dios pagano en el éxito de tal fecundación y una cuota de humor para las futuras generaciones. Hoy la pornografía invade nuestros hogares a través de internet o la tv, los antiguos ciudadanos del imperio romano se
  regocijaban con estas figuras. Es la tecnología la que cambia, la mente de los hombres, y hablo sobretodo del género masculino, poco ha cambiado en dos mil años.
Como todo museo es de grandes proporciones el tiempo que lleva recorrerlo se puede extender por muchas horas, tal vez días. Todo depende de la ambición de cada uno en cuanto a profundizar en las distintas expresiones artísticas o documentales de la época y comprenderlas en su contexto. Yo estuve seis horas y no pude llegar a recorrerlo todo. El cansancio me fue invadiendo y la certeza de que me esperaba otra caminata de casi una hora para llegar al hotel. Nada de gracia me causaba pensar en esta perspectiva que al final tuve que cumplirla como me había propuesto: evitar buses y taxis. Había que conocer las ciudades a pie.

Sábado 24 de Junio

Hoy iba a concretar una de las metas más deseadas en este viaje: la visita a Pompeya. La tragedia de esta ciudad ocurrida hace 2 milenios creo que es un episodio que despierta el interés y la curiosidad desde que en la escuela nos enteramos de que realmente hay una ciudad excavada de las cenizas que el Vesubio lanzó cuando entró en erupción. Desayuné en el albergue un capuchino y dos cruasanes y me largué a la calle rumbo a la estación de trenes. Allí debía esperar el tren de la línea Circumvenusiana que recorre las ciudades que rodean la falda del volcán y tienen su estación final en Sorrento. Como la mayoría de estos trenes locales tienen muchos años rodando por los rieles, y la construcción de los vagones no está construida sin un aislamiento eficaz, si es que lo tienen, el nivel del ruido cuando marcha a veces se hace insoportable. Pero es Napoli, donde la gente parece estar acostumbrada a compartir los espacios públicos, tengan ruedas o no,  sin mayores exigencias, con un grado de tolerancia mucho más alto que en otras ciudades de Italia. 


En el hotel me advirtieron de que los carteristas frecuentan este tren debido a la cantidad de turistas, muchos desprevenidos. Y para confirmar que no es un mito ocurrió un incidente en el vagón donde viajaba. Una mujer fue víctima al parecer de un intento de robo protagonizado por  un individuo que quiso abrirle la cartera, pero al parecer fracasó en su intento. Como el vagón estaba muy lleno de pasajeros, muchos iban parados, sólo pude escuchar las voces de protesta de la víctima que era italiana , o por lo menos lo hablaba muy bien, y la de otros pasajeros que le reprochaban al carterista su frustrado intento. No hubo violencia, pero el tren se detuvo en la próxima estación y al tipo lo bajaron. Ignoro si la policía llegó a intervenir.

Al llegar a Pompei Scavi muchos descendimos del tren y nos dirigimos a la entrada del complejo que comprende el núcleo hasta ahora excavado, y que es  muy extenso. Se le atribuye las primeras excavaciones al rey Carlos III de España, quien ordenó desenterrar en Herculano las primeras ruinas  en 1738, y  en 1748  las ruinas  de Pompeya. Roque Joaquín Alcubierre fue el ingeniero aragonés que dirigió estas primeras obras por orden del rey antes  mencionado, con el fin de extraer los tesoros artísticos y materiales que hoy se exhiben en Madrid, Roma y Nápoles. No había intención científica al parecer, sólo un intento de hacer con valiosas piezas que guardaban las familias sicilianas.  Luego el trabajo adquiriría una finalidad más científica y arqueológica.
Una vez en la cola de la boletería pude constatar que apenas si había unas veinte personas esperando comprar su entrada. Yo lo había hecho por internet, así que no tuve que esperar y el sendero me llevó directamente a la Puerta   Marina.
Las calles empedradas, los restos del Foro y la Basílica, las casas de las familias identificadas, las termas, los teatros, burdeles, los detalles todavía conservados como los murales, los mosaicos, la continuidad de las paredes de las casas que no se derrumbaron, solo los techos cayeron por el sismo, forman ese entramado urbano que sorprende una y otra vez. Y las figuras humanas de  yeso cuyas formas se recuperaron por el relleno de los huecos dejados en las cenizas endurecidas y que dan  muestra de la terrible agonía que muchos padecieron en el momento de morir. La vida cultural más representativa sin duda están en la existencia de dos teatros, el grande y el pequeño. 
La Basílica era donde se impartía la justicia.  Era el edificio público más importante de la ciudad. Según los datos de su contrucción se remontaría al siglo I a.C. (Foto der.)

En del Foro (Foto izq) podemos apreciar su dimensión ya  que era el centro de la vida cívica de las ciudades romanas y también donde parte del mercado desarrollaba sus actividades comerciales, fuera del macellun, edificio donde se instalaban los puestos fijos de los vendedores.  Estaba rodeado por columnas en tres de sus lados y en uno de sus extremos se levantaba el templo de Júpiter Maximus, el dios supremo de los romanos. Según los datos tenía un área de casi 150 metros de longitud por 40 metros de ancho. Allí se exponían las tablillas que informaban a los ciudadanos  sobre noticias de interés público, particulares que anunciaban sus productos e incluso otros que escribían en tablillas de cera sus quejas contra abusos de poder u otras críticas. La ciudadanía romana fue otorgada a sus habitantes después de la llamada guerra social, donde Pompeya se había aliado contra la expansión de Roma. Lucio Cornellio Sila fue quien cimentó sin embargo en el 80 a.C. la dominación romana y Pompeya pasó a ser parte de lo que se convertiría más tarde en el Imperio Romano.

En este deambular por los callejones de Pompeya me encontré con una pareja de peruanos residentes en EEUU y dos argentinas de BsAs según me contaron. Saqué fotos a todos ellos que estaban muy entusiasmados en poder enviar fotos a familia y amigos.  Las calles y veredas de la antigua ciudad es recorrida por gente de las más diversas partes del mundo, una constelación de gente que entran en los edificios en ruinas, se admiran de los detalles plasmados en esculturas, mosaicos o murales, muchos reconstruidos con la minuciosidad de quienes saben que este es un tesoro único, Patrimonio de la Humanidad.
              
A la salida de las ruinas se levanta una estatua de Dédalos, otro personaje de la mitología griega (Foto izq), que parece inclinar la cabeza apesumbrado por la dimensión de la tragedia pompeyana. Fue construido por el escultor polaco Igor Mitiraj. Aún permanecen varias de sus esculturas en Pompeya.
La foto de la Casa del Menandro (izq. y der.), donde podemos ver las pinturas que adornan la pared y el jardín de la casa rodeada de columnas, asombra que la vivienda se mantuvo en pie casi enteramente. Fue recuperada de las cenizas entre 1926 y 1932. El nombre tiene su origen en el comediógrafo griego Menandro quien aparece retratado en una de las paredes de la casa. Es una de las villas más ricas de la ciudad. Se especula que su propietario debió ser un aristócrata, probablemente activo en la política de la ciudad. En esta villa hay pinturas y mosaicos que decoraban diversas partes de la vivienda.Se percibe además las preferencias y el estilo de vida de aquél personaje así como los gustos de la época en la Pompeya antes de que se desatara la tragedia. 
Recorrí Pompeya durante cinco horas y tampoco aquí me dio el tiempo para conocer todo lo que quería ver. Las calles  y las veredas empedradas también agotan  por haber perdido con los siglos el nivel más parejo que seguramente tenían. Hay que reconocer cuando ya el calor y el cansancio te llevan a tomar la decisión de finalizar el paseo, con el sentimiento de haber quedado en deuda con la visita a la ciudad. En esta imagen vemos la sombra del Vesubio detrás de los muros y los techos de las casas. La nubes cubren veladamente su cumbre.
 Uno de los lugares que no alcancé a visitar fue el enorme anfiteatro de la ciudad.  Su construcción  data del año 70 a.C. y según los arqueólogos fue el primer anfiteatro romano edificado en piedra. Tenía una capacidad para 20 000 espectadores. Recién un siglo después sería construido el Coliseo de la misma manera, es decir con la piedra caliza. 
Por lo general en ese entonces estos lugares de espectáculos de gladiadores y otros entretenimientos eran construidos en madera.
Otra construcción interesante fue la del acueducto  que proveía de agua a la ciudad, donde se instalaron fuentes y donde los habitantes podían proveerse de agua fresca llenando sus ánforas para el consumo hogareño. Ese sistema todavía provee de agua a los turistas sedientos, yo entre ellos.

Pompeya era además puerto fluvial ubicado a orillas del río Sarno para la entrada y salida de productos que en una buena parte eran enviados a Roma. El final de este período de prosperidad empezó en realidad en el año 62 d.C cuando un terremoto asoló la ciudad destruyendo muchas casas y palacios. Luego vendría la erupción del Vesubio en el año 79d.C para terminar de darle el golpe final y enterrarla por casi dos mil años.


Domingo 25 de Junio 

Hoy me he propuesto llegar hasta el llamado barrio español. Una zona empinada con negocios pequeños, trattorias, pizzerias y restaurantes. Los hoteles también abundan. La via Toledo es una peatonal donde la gente va de compras porque allí se concentran también las tiendas y negocios que venden productos de marca. Aquí no es popular la consigna  No Logo.

En ese recorrido llegué hasta el Palacio Real, la antigua residencia de los Borbones provenientes de España. No voy  a extenderme en esta historia porque es muy complicada por la permanente intervención de las potencias europeas de la época que se disputaban fervientemente estos territorios de la bota italiana durante siglos. De todas formas ya en siglo XIII el reino de Aragón había conquistado territorios en esa parte de Italia. Solo haré referencia a que los borbones españoles fundaron el reino de las Dos Sicilias después de un largo proceso en 1816. Más tarde, Giuseppe Garibaldi daría fin a la dominación española en 1860.
Frente al Palacio Real se extiende la Plaza del Pleibiscito y se alza la gigantesca Basílica de San Francisco de Paula (Foto der.) cuya construcción estuvo organizada por el rey Fernando I. Muy cerca de estos dos monumentales edificios se encuentra otro lugar de visita para los turistas, el llamado Nápoles subterráneo. Sin embargo el cansancio acumulado me hizo renunciar a otra caminata de una hora por estrechos pasadizos donde se prometían algunas sorpresas, pero como siempre en estos casos, es más lo que se promete de lo que en realidad se obtiene como resultado. Me quedé sentado en un banco de piedra a la sombra, con la espalda apoyada en una de las gruesas paredes de la fachada del Palacio Real (Foto izq.), tomando agua y viendo el deambular de la gente por la plaza. Luego regresé caminando ya mejor orientado al albergue y me dormí una siesta bien merecida cuando el termómetro marcaba 35°C a las 16.00 horas. 

Esperé que refrescara un poco para ir al restaurante que estaba frente al albergue, donde pensé en comer en esta ocasión algo que venía deseando desde que llegué a Nápoles, esto es una esnsalada de pulpo y a continuación una pasta con frutti de mare, regado con un vino blanco Pinot Grigio. No tuve que arrepentirme de haber elegido esos platos.  

La pizza es uno de los pilares de la gastronomía napolitana, me habían dicho mis amigos. Sin embargo mi experiencia no fue mucho mejor que en otros lugares. Es cierto, me recomendaron un par de pizzerías a las que no fui, y no lo hice simplemente porque quería probar otros platos más elaborados o tradicionales. De todas formas sí probé la pizza en dos pizzerías diferentes, y en una no pude terminarla porque realmente en el centro la masa parecía un chicle, y en la otra no se habían esmerado demasiado en condimentarla y darle un sabor más agradable. También me sentí desilusionado con una trattoria donde intenté comer un plato típico. Un fracaso.

Me despedí de Nápoles con sentimientos contradictorios por el caos y la decadencia de una ciudad que en épocas pasadas fue el centro más importante de la Italia Meridional. Seguramente lo sigue siendo, pero el deterioro de sus edificios, (cuando llegué a Suecia me enteré que se había derrumbado uno provocando víctimas mortales) el caos del tránsito y la pálida impresión que me dieron la mayoría de los lugares donde fui a comer, ayudaron a llevarme esa imagen. Seguramente con más dinero, un mejor hotel en otro lugar me llevaría otra sensación de la ciudad. ¿O tal vez no? En fin, mañana parto rumbo a Palermo.

(Continuará) 

jueves, 27 de julio de 2017

Una bomba de tiempo estalla en las manos del gobierno sueco


El Primer Ministro sueco Stefan Löfvén en conferencia de prensa esta mañana anunció que dos de sus ministros, el de Interior Anders Ygeman, y la de Transporte Anna Johansson, pidieron la renuncia a sus cargos luego de que el escándalo provocado por la Dirección Nacional del Transporte (Transportstyrelsen) iniciara un febril debate sobre responsabilidades y una crisis de gobierno.

Los líderes de la Alianza de centro-derecha, constituida por el Partido Conservador (M), del Centro (C), Liberales (L) y Demócratacristiano (KD) apoyados por Sverigedemokraterna (SD)intimaron al gobierno socialdemócrata a obligar a los dos ministros mencionados y también al de Defensa, Peter Hultqvist, a renunciar. Los dos ministros mencionados, Ygeman y Johansson, no tuvieron alternativa y para evitar que una mayoría parlamentaria los obligara a abandonar sus cargos,  presentaron entonces la renuncia que fue aceptada por el Primer ministro Löfven  y que inmediatamente nombró nuevos ministros.

La alternativa que tenía Löfven era de que todo el gobierno renunciara y se llamara a nuevas elecciones, o que el presidente del Parlamento llamara a la oposición y le preguntara si ellos eran capaces de formar un nuevo gobierno. Lo cual es muy dudoso, por divisiones internas en ciertos temas y porque los cuatro no reúnen mayoría sin el apoyo del partido de ultraderecha (SD), conocido por sus propuestas anti-inmigrantes y xenófobas en muchos pasajes de su programa.
La decisión de Löfven le da un respiro al gobierno, da pruebas de la mano firme del primer ministro en conducir al país y pone a la oposición en la situación de aceptar las medidas tomadas por su gobierno, o continuar con el cuestionamiento al ministro de Defensa, el único que no renunció, considerado como la persona idónea en ese cargo para muchos, entre ellos los militares.

Antecedentes:

Durante el último gobierno de la Alianza de centro-derecha en Suecia (2010-2014) la mayoría parlamentaria de los cuatro partidos que la componen, decidieron reformar  la ley que reglamentaba la conducción y manejo de los datos digitales de las administraciones públicas. De esta manera lo que hasta entonces estaba en manos de las empresas públicas pasaba a las privadas en caso de que se decidiera así. "Es ´más barato", es el karma de los amantes de las privatizaciones. Esta forma de operar, que se denomina outsoursing en inglés, le permitía entonces a las empresas públicas y entes autónomos firmar contratos con empresas privadas para que se hicieran cargo de todo el banco y trafico de datos digitales de las mismas.
En el caso de la Dirección Nacional del Transporte, la directora de esta organización pública, Maria Ågren, tomó la decisión en 2015 luego que IBM presentara el presupuesto más bajo para esta misión, de las tres empresas que se presentaron a la licitación. Ågren firmó entonces con IBM un contrato donde la multinacional norteamericana se hacía cargo del manejo de todos esos datos.

Lo que es llamativo es que ni Maria Ågren, y ni el presidente de esta entidad, Rolf Annerberg, violando claramente las leyes que rigen sobre  este tipo de datos relacionados con la seguridad del país, no hubieran hecho un análisis sobre los riesgos que podría acarrear un contrato con IBM.
El propio personal de seguridad de esta administración advirtió sobre ellos, señalando que información sensible y secreta sobre la infraestructura y personal civil y militar encargada de operar en lugares estratégicos, podrían caer  en manos de los servicios secretos de otros países, entre ellos Serbia, aliado de Rusia. Esos datos en manos de los rusos  le vendrían de perillas. Y es que IBM tiene parte de su infraestructura en ese servicio de manejo de datos justamente en Serbia, un aliado de Rusia. Vehículos militares, carnets de conducir con la identidad de las personas, infraestructura carretera y miles de otros datos que hacen a la seguridad del país, podrían haber caído  en manos de esos servicios secretos que Suecia considera "enemigos potenciales", en caso de un conflicto bélico internacional entre Rusia y la OTAN, a pesar de la mentada neutralidad sueca.

El impacto de la decisión impulsó entonces a la oposición de centro-derecha a apostar alto y pedir la renuncia de tres ministros, el de Interior, Anders Ygeman, el de Defensa Peter Hultqvist y la de Transporte Anna Johansson, todos socialdemócratas.
La iniciativa que había tomado la oposición había sido complementada con una denuncia apoyada también por el gobierno de que el Comité Constitucional del Parlamento investigara todo lo relativo sobre la toma de decisiones, quienes sabían y cuando. Sin embargo, la oposición no quiso esperar el resultado de esa investigación y se adelantó a los hechos, esperando ganar puntos en medio de la crisis. Porque uno de los débiles pilares del gobierno en este asunto es que Yngeman y Hultqvist conocían el serio problema ocasionado por Ågren y Annerberg, pero recién informaron al Primer Ministro Löfven y a la propia ministra de Transporte  Anna Johansson,  en enero de este año, según han declarado.

El llamado outsoursing ha sido una bomba de tiempo que el centro-derecha dejó paradójicamente en manos del siguiente gobierno, en este caso socialdemócrata, el que se oponía a aquella reforma pero no tenia mayoría para cambiarla. Esta crisis inesperada, causada por una directora de una administración pública que por un desconocido motivo tomó decisiones ilegales, puso en un duro aprieto al Primer Ministro Stefan Löfvén, quien trata de zafar ahora con no poca audacia y desafiando a la oposición a que intenten obligar a renunciar al popular ministro de Defensa. Lo que no pocos consideran una jugada de alto riesgo.




miércoles, 26 de julio de 2017

Recorriendo Italia. Lacio, Nápoles y Sicilia (1)


 Las vicisitudes de un viaje bien planeado

Emprender un viaje al sur de  Italia en verano con el plan de conocer las dos ciudades más importantes, Nápoles y Palermo y la fascinante Pompeya, parecía un poco aventurero cuando lo pensé por primera vez en el invierno pasado. No obstante esta idea, iría primero a visitar a mis amigos de Nettuno, en el Lacio. Planeé con tiempo este recorrido que haría solo  por los  antiguos centros más importantes de la Italia meridional, Nápoles y Palermo, pertenecientes en el pasado a los borbones  de la corona española, y confiaba que todo saldría bien. Pero el comienzo no pudo ser peor.

Capítulo I

Viernes 16 de Junio

Muy temprano a la mañana sonó el despertador de mi teléfono celular en la mesa de luz. Había dormido pocas horas, no más de cuatro, así que me desperté sin mucho entusiasmo a pesar que debía viajar ese mismo día a Italia. Mi partida estaba fijada para las 08.40 y llegaría al aeropuerto de Arlanda a las 06.30 horas con el autobús desde la estación central de la ciudad de Västerås, en Västmanland,. Preparé un café y terminé de ordenar el equipaje. Nunca había planeado un viaje con tanto esmero y detalle. Hoteles, medios de transporte, lugares a visitar estaban en una lista con horarios, precios y comentarios.

Una vez revisado por enésima vez todos lo detalles caminé hasta la parada del autobús de servicio urbano que me llevaría a la Estación Central. No demoró mucho en llegar, aunque por alguna razón desconocida giró a la izquierda en la esquina, cuando lo normal era que tenía que seguir recto, hasta la parada donde yo lo esperaba. El chófer tocó bocina advirtiéndome del cambio imprevisto. Tuve que correr con la valija en la mano y la mochila a la espalda hasta la nueva -y no anunciada- parada del bus. Agitado por la carrera agradecí de todas maneras el gesto del conductor que no había seguido de largo su camino ignorándome y dejándome plantado con riesgo de perder la conexión siguiente con el otro autobús que me llevaría al aeropuerto. ¿Sería este episodio una advertencia a los futuros sucesos que marcarían parte de mi viaje? 


Como era muy tempreno, 04.45, no había tráfico prácticamente en las calles, así que el bus llegó a la estación central, nudo del transporte de trenes, buses urbanos y regionales de la ciudad de Västerås después de pasados diez minutos . En el extremo norte de la plataforma, vecino a las vías del tren, estaba ya esperando el bus con destino a Arlanda, con las puertas de las bodegas abiertas. Presenté el billete al conductor, ubiqué la valija de mano en la bodega y subí al bus que tenía a la derecha una fila simple de asientos y una doble a la izquierda. Me ubiqué en la parte delantera en la fila de  asientos dobles junto a la ventanilla. La mochila, regalo de cumpleaños de mis hijos con motivo del viaje, la ubiqué a mi lado en el asiento libre. De mi hombro colgaba una cartera pequeña de cuero color negro, donde tenía todos los documentos, billetera, pasaporte y otras pertenencias. Un momento antes de partir el bus sube también un conocido, Daniel, que al verme se ubicó a mi lado, ambos sorprendidos por el encuentro. Retiré la mochila y Daniel se sentó a mi lado. La cartera de cuero  me molestaba colgada del hombro así que la puse en el piso, a mis pies.

 El viaje transcurrió tranquilo, Daniel iba rumbo a Oslo, a una reunión de su empresa, me comentó. En el asiento de adelante viajaban dos brasileñas, y curioso les  pregunté si ellas  también vivían en Västerås. Ambas lo confirmaron y agregaron que eran religiosas, cristianas sin precisar la secta, y que viajaban a Francia… ”por obra y gracia del Señor”, afirmó una de ellas con voz cantarina.
Entonces les respondí que sin dudas era así porque ”Dios está en la Tierra y en  todo el Universo”, a lo que las dos mujeres contestaron que era una idea muy bella lo que había dicho.  

Si, les dije seriamente, sobretodo proviniendo de un ateo. Las dos mujeres algo confundidas terminan riendo sin muchas ganas.

En ese momento desde Italia me llegó un mensaje al sms. Era Piero, el amigo italiano que iba a visitar en Nettuno, quien me adviertió que en la capital italiana el transporte colectivo de pasajeros, bus, metro y trenes estarían de huelga por 24 horas. Vaya contratiempo, pensé resignado. Me imaginaba atrapado en Fiumicino desde las 11.30 esperando que pase la huelga,  porque los amigos trabajan ese día y no podían ir a buscarme hasta después de  las 19.00 horas. Ya vería como me las arreglaría, pensé.

Al llegar al aeropuerto de Arlanda en la T5 bajamos casi todos los pasajeros. Fui el último en hacerlo, me acomodé la mochila a la espalda y recuperé la valija en la bodega del bus. Junto con Daniel entramos en el edificio del aeropuerto y  dirigimos nuestros pasos a los mostradores de SAS para el facturación del equipaje. Yo tenía un trámite rápido porque había hecho el check-in por internet. De una máquina automática  saqué la la larga tira que identifica mi valija y la colgué en el asa. De pronto cuando estoy por despacharla junto con la funcionaria que me estaba dando las indicaciones experimento un golpe en la frente, un relámpago que podría haberme fulminado si hubiese sido real. ¿Donde quedó mi cartera? Me toqué el pecho para sentir el contacto, pero no había nada.
Y con el pánico invadiéndome el alma y el cuerpo recordé que la había dejado en el piso junto al asiento del autobús.

Como toda la documentación, el dinero, las tarjetas de débito y crédito y el pasaporte estaban en ella y probablemente ya en camino a Västerås, me hubiese gustado cortarme las venas si hubiera podido.Sin embargo traté de tranquilizarme y pensar qué pasos debía seguir para recuperar la cartera. Eran las 06.30.

Busqué primero el número de teléfono de la compañía del Bus4you, pero el servicio de atención al cliente todavía no atendía las llamadas, era muy temprano. Se me ocurrió entonces que a lo mejor tenía suerte y podía alcanzar el bus con un taxi y detenerlo. Corrí entonces a la calle para buscar uno, pero el taxista después de despedir a los pasajeros que bajaban para entrar en el aeropuerto, me dijo que no podía llevarme porque en esa zona solo dejaban a los clientes y luego debían ir a la zona de Arribos para recoger a los nuevos. Las reglas eran muy precisas, no había caso, no me podía llevar aunque quisiera por más que comprendía la emergencia.

Con la mirada desorbitada y la sensación de que mi viaje tan bien planeado se iba a pique descubrí que una camioneta de la compañía Flygbuss acababa también de dejar a sus pasajeros en la T5. Apresuradamente abordé al conductor y le pedí lo mismo que al taxista, es decir si podía intentar alcanzar al autobús antes que dejara la zona del aeropuerto. El hombre accedió al fin después de dudar un poco y ambos emprendimos la marcha recorriendo todas las terminales hasta llegar a la T2, pero sin resultado. Le agradecí al hombre por su gentileza, descendí de la camioneta y puse rumbo al edificio. Al cruzar la calle un funcionario empezó a gritarle al chófer de la camioneta de Flygbuss,  reprochándole con dureza su incursión por ese lugar porque no estaba permitido que su vehículo circulara por allí. Me iba a detener a explicarle lo que pasaba, pero le dejé al conductor esa discusión. Ya tenía bastante con lo que me había pasado y había cosas más importantes de las que ocuparme.

Caminé entonces de regreso para emprender el largo camino desde la T2  a la T5  arrastrando la valija y cargando la mochila sobre mis hombros, que por suerte no había despachado. Me dolían las rodillas y transpiraba copiosamente por el esfuerzo.
Allí resolví llamar a Roberto, mi amigo en Västerås, para que me hiciera el favor de ir a esperar el autobús que llegaría a Västerås a las 08.20, y le reclamara la cartera al conductor apenas llegara a destino. Eran en ese momento las 06.50. Pero Roberto no contestaba y tampoco Stella, su mujer. Nueve veces lo llamé pero sin éxito. A las 07.00 insistí con la oficina de Bus4You y pude contactar a la compañía. Le expliqué a la empleada el problema,  y le rogué que se comunicara con el conductor para que se enterara del olvido de mi cartera y la devolviera a mi amigo Roberto que iría en su encuentro. La chica dijo que así lo haría, y mientras tanto seguí insistiendo en llamar a Roberto, pero sin resultado. 

Para ganar tiempo dirigí mis pasos al mostrador de atención al cliente de SAS en el aeropuerto y  explicarles también a ellos mi situación. La empleada me atendió amablemente, y buscó la forma de conseguir un billete para el día siguiente con destino a Roma. Por suerte lo encontró,  pero partía más temprano que el que iba a perder un rato más tarde. 
El vuelo del sábado salía a las 07.10.  De todas maneras más tranquilo y contento le respondí que  “Estupendo”, apenas perdería un día del viaje tan bien planeado después de todo, y me evitaría la huelga del transporte romano. Solo tendría que hacer el viaje de vuelta a Västerås. Pero se me borró la sonrisa cuando la mujer me comunicó que tenía que pagar 2 300 coronas extras. 600 kr por el cambio y 1 700 kr porque el billete que había comprado antes era de precio de saldo. Resignado y otra vez odiándome por mi mala fortuna, tuve que aceptar sin más remedio beberme la amarga cicuta. Prometí pagar la diferencia apenas recuperara la cartera. La empleada me dijo que lo reservaría.
Los dos héroes que me sacaron del apuro,
 Nilda y Roberto.

Eran las 07.45 e insistí en llamar a Roberto, quien seguía sin contestar. Entonces busqué el número de Nilda,  una amiga chilena de ambos. Nilda por suerte atendió la llamada y escuchó el relato de mi problema. Me dijo que se estaba aprontando en ese momento para ir al trabajo. En realidad estaba un poco atrasada e iba a salir corriendo a tomar el autobús que la llevaría al centro y - o diosa fortuna- el bus pasaría por la estación central. ”Me abrocho los zapatos y salgo al tiro, tengo solo cuatro minutos para llegar a la parada”, dijo con un poco de angustia y cortó. A las 08.15 Nilda me llama diciendo que está en camino pero no sabe de todas formas si llegará a tiempo. Corta y pasan otros cinco minutos. Otra llamada y esta vez Nilda me  cuenta que su autobús llegó justo a tiempo a la terminal de Bus4You. Pasaron unos minutos y Nilda me confirmó que efectivamente el conductor le había entregado la cartera que tanta preocupación me había causado. 

 A las 8.40 Roberto  llama extrañado y preocupado cuando vio que habían nueve-diez llamadas mías. Le explico la situación creada por mi distracción, pero que Nilda felizmente había recuperado la cartera en ese momento y que yo iba a regresar a Västerås a recogerla.  Roberto me dice entonces que me va a esperar a la Estación Central con su coche para viajar hasta donde Nilda trabaja. Una vez reunidos y lamentándome de la situación planteada, le cuento a Roberto mientras viajábamos, los detalles de tantas desventuras. Nos dirigimos entonces al vecino suburbio de Irsta, para recuperar la cartera. Nilda trabaja en una escuela como profesora de español. Los tres amigos nos reunimos y comentamos lo sucedido, nos reímos de otras situaciones similares vividas en distintas ocasiones. Nilda dice que el favor que me hizo siempre tiene retorno. Así es la vida, nos dice ella, recordando que alguien se lo había dicho en uno de sus viajes de juventud, casualmente en Uruguay. 
Nilda cuenta que cuando corrió para recuperar mi cartera, el conductor del bus que la llevaba le dijo que tenía dos minutos para hacerlo, él no esperaría más tiempo ya que no quería atrasar su recorrido. Nilda tuvo suerte otra vez, recuperó mi cartera y regresó a tiempo al bus que la llevaría a su trabajo. Se sentó entonces de nuevo y cuenta que le temblaba todo el cuerpo por la tensión y el estrés que había pasado en ese momento. 
”Aférrate a esa cartera y no la sueltes” me aconsejó antes de despedirnos con un abrazo.


Ahora tenía que resolver otro problema práctico. Cómo y cuándo iba a emprender el nuevo viaje  al aeropuerto para estar a las 05.00 debido a que el avión partía a las 07.10. Además era  el plazo límite para pagar el nuevo billete. Los sábados los buses tienen horarios menos frecuentes e inician más tarde el servicio, así que no tenía  forma de llegar a tiempo a Arlanda desde Västerås, según había consultado en la lista de horarios.
Entonces  tomé una decisión. Viajaría en el ultimo autobús Västerås-Arlanda  que arribaría al aeropuerto a las 22.30 y dormiría lo que pudiera allí, así evitaría preocuparme de cómo llegar a tiempo para la partida. Dormiría lo que pudiera en el aeropuerto. Así lo hice y tuve suerte. En un lugar de reposo encontré libre un cómodo sillón y pude dormir de a ratos entre otros pasajeros que hacían lo mismo que yo. No me separé de la cartera en toda la noche a pesar que me molestaba un poco. Soñé con una hechicera que en algún lugar del planeta esta interviniendo en mi destino, demorando esa partida por alguna razón que yo no llegaba a comprender. Pero esta vez estaba seguro que no perdería el vuelo por mi causa a pesar de la magia de la hechicera. Pero ya me esperarían nuevas sorpresas a pesar de mis precauciones.




Sábado 17 de Junio

Apenas el reloj marcó las 05.00 horas me dirigí al baño, cumplí con el ritual mañanero de todo ser humano, y me dirigí directamente al mostrador de SAS para pagar el billete. Todo transcurrió como había pensado aunque me dolieron en la cuenta del banco las 2.300 coronas (230 euros) que tuve que pagar por el ”contratiempo”, como lo calificó la empleada de SAS.
Despaché la valija de mano, cargué la mochila y me dirigí a la zona de seguridad donde no tuve contratiempo alguno para pasar por los detectores que identifican las amenazas terroristas en caso que alguien lleve armas, explosivos, botellas de agua, dentífricos, champú, etc etc. Ubiqué la puerta de entrada a la manga que nos llevaría al avión y esperé un rato hasta que nos llamaron para embarcar.

El asiento que me tocó en suerte esta vez, había perdido la reserva del día anterior, era el 16B, así que me tocó viajar entre una señora mayor que probablemente tenía miedo a volar y una chica que durmió durante casi todo el viaje. El vuelo llegó a Fiumicino 40 minutos antes de lo anunciado. ”Tuvimos viento de cola” dijo satisfecho el piloto y me recordó el tópico de la oposición en Uruguay que amerita los resultados del crecimiento de la economía del país en la última década, no a la gestión del gobierno, sino a la coyuntura internacional o "viento de cola". De todas formas no mencionan que cuando ese viento cesó y se volvió en contra, el país no entró en recesión y siguió creciendo, más modestamente sí, pero sin perder pie como los vecinos Brasil y Argentina.

Mis amigos de Nettuno, de izq. a der. Cristiano, Antonello,
Angela, Piero, Eleonora y Giulia.
Hecha esta pequeña disgresión de tono político, el aterrizaje fue sin mayor dramatismo, salvo para la señora que viajaba a mi lado que se encomendaba, creo, a todos los santos que la protegían. Recogí mi valija en la cinta transportadora y salí al exterior del aeropuerto. En eso me llamó Piero diciéndome que se encontraba frente a la T2. Yo iba hacia allí así que lo vi casi inmediatamente. Estaba parado esperándome. Fue una suerte que llegara más temprano de lo que él mismo había pensado. Así que después de saludarnos efusivamente cargamos el equipaje y pusimos rumbo a Nettuno, donde reside junto a su compañera Giulia y sus hijos Camilla y Pablo. También allí estarían esperándome Cristiano y Eleonora, amigos que me prestaban un apartamento para alojarme. Lo tenían libre de inquilinos y estaba amueblado. Así que allí dejamos el equipaje, yo descansaría un rato y luego iría caminando hasta la casa de Giulia y Piero para almorzar.

Vista del puerto de Nettuno para barcos y lanchas de recreación.
Nettuno es una localidad turística a 60 kms de Roma, y recibió este nombre porque en el lugar se había levantado una estatua en honor al Dios Neptuno en la antigüedad. El balneario está conectado a Roma por vía férrea y por carretera, la Pontina, y es conocida por algunos  acontecimientos que marcaron la historia de Italia y de este lugar. Por ejemplo, cerca de Nettuno, en la vecina Anzio, nacieron los emperadores Nerón y Calígula, donde todavía quedan restos de la villa que el primero ordenó construir para su alojamiento en los veranos. Hasta 1870 Nettuno perteneció al Estado Pontificio. Allí los sucesivos Papas hicieron gala de sus ambiciones politicas como por ejemplo Alessandro VI Borgia y su posterior rival Giulio II della Rover
e. Estos Papas, como muchos otros, interesados en el reino de Dios pero más en el de la Tierra,  ubicaban en el poder de esas ciudades a nobles italianos leales. La influyente familia Colonna  en Nettuno había sido despojada de sus bienes por Alessandro VI  por haber estado aliada a los franceses. Della Rovere, una vez nombrado Papa,  se las devolvió después de zanjar la lucha por el poder con los Borgia. Otro lugar muy visitado en la ciudad es el santuario de Santa Maria Goretti, una niña que se resistió a ser violada y fue asesinada por el agresor. Según la versión de la iglesia la niña habría perdonado antes de morir al homicida. Por haber muerto ”pura” fue canonizada en 1950. Me pregunto si el agresor hubiera logrado su propósito de violarla ¿la habrían canonizado por su resistencia a pesar que no era ”pura”? 

 Durante la 2a GM los aliados desembarcaron en junio de 1944 en los alrededores de la vecina Anzio y de Nettuno, donde tuvieron lugar sangrientas batallas entre aliados y alemanes. Tal es así que a pocos kilómetros de Anzio hay una localidad llamada Campo di Carne, debido a la cantidad de soldados de ambos bandos muertos en los combates. El cementerio Americano tiene un lugar en la comuna de Nettuno, es muy visitado por sobrevivientes de la guerra que estuvieron allí y familiares de los soldados  muertos.

Tengo que admitir que estaba muy excitado por el viaje y los episodios vividos, así que no pude dormir un rato como había pensado. Me duché, ordené mis cosas, ropa y demás bártulos, me cambié de vestimenta y guardé la ropa sucia para lavarla después. El apartamento era muy cómodo con tres habitaciones y estaba todo amueblado. Pasé revista a lo que había de útil para cocinar en caso que tuviera que hacerlo, controlé la cocina y comprobé que la llave del paso del gas estaba cerrada porque no podía prender la hornalla. Tendría que preguntarle a Cristiano donde estaba. Después elegí la cama de una plaza en el living vecino a la cocina. La cama del dormitorio era de 1.60 m y me daba pereza tener que tenderla cada mañana. 
Cerca de las 2 de la tarde emprendí la caminata que me llevaría unos 15-20 minutos hasta la casa de mis amigos que está ubicada vecina a la estación de trenes de Nettuno y prácticamente en el centro. Allí estaban todos esperando para comer el pranzo, que por mi llegada estaba un poco atrasado con respecto a las costumbres y rutinas de los hogares italianos. 
Eran pasadas las 14.00 horas. Si supieran que en Suecia yo reúno el almuerzo con la cena a las 16.00 horas y funciona. Claro que no trabajo fuera de casa en horarios de ”oficina”, así que es más fácil llevar esta rutina.

Giulia, que es una gran cocinera, había preparado spaghetti con tellini, un molusco bivalvo, parecido a las almejas, pero de tamaño más pequeño y muy sabroso. Ensaladas y otros pequeños platos con quesos, aceitunas y verduras en escabeche completaban la mesa regado con un vino blanco del Lacio. Giulia inspecciona las áreas agrícolas de producción de la provincia y también visita las bodegas para esos controles. Allí tiene la suerte de poder adquirir esos vinos  de buena calidad recomendados por los productores. 

Hace unos años nos llevó a un grupo de amigos a visitar dos bodegas el día que celebran la fiesta de recolección de la uva, en septiembre. Nos invitaron a probar ocho vinos de distintas uvas, blancos y tintos, acompañados además con unas tapas de carne de porcheta, una carne de cerdo que era una manteca, nunca más comí una carne de cerdo tan deliciosa, queso parmesano y aceitunas. Comimos tanto y probamos todos los vinos que la pobre Giulia estaba preocupada. ¿Qué pensarían los dueños de la bodega de sus amigos? se preguntaba.

En Italia como en todos los países a orillas del Mediterráneo, creo, el ritual de la comida es muy importante, el horario de cada uno de estos momentos, el orden de los platos que está compuesto por el antipasto que pueden ser fiambres, sopa de verduras, bruscheta, etc; el primo que es inexorablemente la pasta con salsa a elegir; el secondo, carne de cerdo, vacuna o pescado y el dolce, o sea el postre. Y un  licor para ayudar a la digestión si se aprecia esta costumbre. 

La sobremesa fue muy agradable, donde intercambiamos información sobre la vida de cada uno, trabajo, estudios de los chicos Pablo y Camilla, muy dedicados a la música, y en el ineludible tema político, principalmente la situación de Italia, donde siempre parece predominar la inestabilidad y el caos, pero que por razones (ocultas para mí) del devenir político nacional, ese andamiaje que sostiene al país con tantas  diferentes regiones, culturas y tradiciones, no se derrumba a pesar de lo cerca que está de la catástrofe según algunos analistas de la realidad italiana. 

A la noche Giulia tenía un compromiso y Camilla y Pablo iban a reunirse con amigos, así que Piero y yo nos fuimos a dar un paseo por el borgo vecchio, una zona medieval junto al mar, residencia de familias nobles a partir del medioevo y antiguo puerto de pescadores. Aquí predominan las calles irregulares estrechas y empedradas, edificios de piedra con puertas señoriales de madera, otras más humildes con los marcos algo torcidos; muchos bares, locales nocturnos, pizzerías y restaurantes. Durante el verano con tanto jaleo provocado por los turistas que mayormente vienen de Roma, debe ser muy exigente para los residentes convivir con todo esta juerga hasta tarde por la noche.

Ya habían pasado muchas horas del almuerzo cuando iniciamos el paseo, así que decidimos cenar en alguno de los restaurantes del borgo después de la caminata. 

Todas las mesas alrededor de la piazza  principal y alrededores estaban ocupadas, la gente había llegado más temprano que nosotros para cenar. Así que decidimos ir a Romolo, ubicado también en el corazón del borgo vecchio, un restaurante que servía platos tradicionales y que tenía lugares libres en el salón principal. Yo pedí una insalata di mare y una grilla di mare, salteándome la pasta que ya había comido bastante en casa de Piero. Él pidió a su vez un plato de diversos tipos de pescado frito y un antipasto de cozze, mejillones a la provenzal o algo muy similar. Tomamos el mismo vino blanco que Giulia nos había ofrecido en el almuerzo. Estábamos por comer el postre cuando la camarera que se había enterado que yo  era uruguayo, nos contó que la cocinera del restaurante era de origen colombiano. Sorprendidos le preguntamos si a Rosa, así se llama la cocinera, le agradaría acercarse a nuestra mesa para saludarla. Rosa no parecía muy convencida de la popularidad que había adquirido, pero al fin salió de la cocina cuando estábamos pagando. Nos contó que había nacido en la costa del Caribe y hacía catorce años que vivía en Italia y siete que trabajaba en el restaurante. Todo el personal la elogiaba, y nosotros como comensales estábamos muy satisfechos con el menú que habíamos comido.

Una vez er la rambla de la ciudad nos dirigimos a un bar donde Piero sospechaba que podían estar algunos amigos. El lugar era en realidad un contenedor abierto en un costado donde habían montado un mostrador para servir a los clientes. Delante del mostrador estaban ubicadas varias mesas con sus respectivas sillas. El lugar tenía un techo liviano como protección contra el sol y algunas plantas adornaban el ambiente. Era un dispositivo muy flexible para el verano que habían montado y parecía muy funcional, vecino al puerto y a la rambla donde mucha gente paseaba por la noche.

Allí nos encontramos finalmente con Antonello, Angela, su esposa,  y sus hijos Francesca y Michele. Otro conocido que estaba allí era Claudio, el peluquero, hermano de Cristiano. Habían además otras amigas del grupo que yo no conocía. Estuvimos un rato conversando hasta que partimos con rumbo a la cama. Antonello y Angela me llevaron en su coche hasta el apartamento, donde tuve que hacer un esfuerzo mental extra para encontrar en el manojo de llaves de Cristano cuáles eran las correspondientes al portón de entrada, luego a la puerta del edificio y por último la llave de la puerta del apartamento. 
Había más llaves que las necesarias en ese llavero, y los tamaños y las formas eran similares, así que una vez lograda la solución del misterio fue entrar en el apartamento y me tiré de cabeza sobre la cama y me dormí inmediatamente. 


Domingo 18 de Junio

En el bar habíamos acordado que al otro día iríamos a la playa. Giulia y Piero me pasarían a buscar a eso de las 9.30 así que los esperé. Nettuno tiene playas que se extienden prácticamente  a todo lo largo de la ciudad, pero son privadas, como en muchos lugares donde los municipios dejan en manos de las empresas la gestión de estas playas. Así mis amigos, munidos de un permiso especial, hacen playa en un lugar que en realidad es una reserva militar a la que los civiles en verano pueden acceder para visitar la playa. El lugar es un poco salvaje, los militares no parecen interesados en limpiarla de troncos arrastrados por el mar, y sobre todo, de las botellas y otros objetos de plástico que pululan por allí. Los amigos de Giulia y Piero habían montado con cuatro palos un techo de tela para protegerse del sol, y Piero había llevado una sombrilla debajo de la cual ubicamos nuestras sillas y telas donde tirarnos a tomar sol. El mar estaba bastante agitado ese día, no invitaba a nadar, por lo menos a mí, así que me quedé debajo de la sombra de la sombrilla, conversando con el grupo o durmiendo la siesta que me venía muy bien.  
De estas charlas surgió la idea de visitar Ostia Antica, localidad que había sido el puerto de Roma en la antigüedad, y que después de más de un siglo de trabajos arqueológicos había sido desenterrada y se exponía a la visita de turistas y estudiosos de aquélla época.



Lunes 19 de Junio

Con las instrucciones de cómo llegar a esta localidad compré un billete de 24 horas para viajar en el servicio de transporte público de Roma. Viajo entonces por la mañana temprano desde Nettuno en tren hasta Stazione Termini, en Roma, luego cambio a la línea B del Metro con destino  a Laurentina, pero me bajo antes, en la estación Pirámide. 
Allí me espera el tren de cercanías que me lleva hasta Ostia Antica donde me bajo junto a otros turistas. La entrada a las ruinas de Ostia Antica están a unos trecientos metros de la estación, así que emprendo la caminata hasta allí. 

Encuentro un poco raro que algunos turistas vienen de regreso con caras de pocos amigos, pero sigo mi camino y entonces veo que un grupo de gente está reunida frente a la entrada. Están pidiendo explicaciones a unos obreros que están haciendo un trabajo de albañilería, pero que por supuesto no saben porqué han cerrado la entrada. Ningún  funcionario responsable está allí para dar una explicaciones ni tampoco hay un cartel con la información sobre los motivos del cierre. 
Probablemente por esos trabajos que estaban realizando los obreros la comuna había decidido cerrar el lugar, pero con apenas unas horas de anticipación.  La mayoría  de los que visitábamos el  sitio de internet no nos habíamos enterado, ya que la información del día anterior mostraba el lunes como abierto a las visitas. Al controlar si estaba en lo cierto busco el sitio web de Ostia Antica y veo con letras rojas la informacion recién actualizada sobre el cierre. Típico de la costumbre de muchos lugares en Italia, por lo menos los lugares que conozco, donde la información es escasa, nula o llega tarde. Buongiorno Italia! 

Ante este nuevo "contratiempo" sopeso si regreso a Nettuno o visito la moderna ciudad de Ostia, hoy día un balneario de la clase media y alta romana, ciudad que durante el gobierno de Benito Mussolini (1922-1945) fue remozada y expandida a lo largo de un extenso lungomare (rambla). Doy un rodeo por la zona antes de dirigirme a esperar el tren para ir hasta allí, y veo a un grupo de jóvenes que están excavando unas ruinas vecinas  al castillo que Giulio II della Rovere (general y más tarde Papa) había hecho construir para defenderse de amigos y enemigos de la época. Le pregunté a una de las chicas de qué se trataba esa  excavación y me contó que probablemente era un mausoleo del siglo IV D.C. en honor a un ”santo”. La mayoría de las excavadoras eran jóvenes norteamericanas que estaban haciendo un trabajo arqueológico para sus tesis en el lugar.
Playa de Ostia
Recorro el centro de Ostia y luego camino hasta la playa, las que también están en manos privadas. 15 euros cuesta la sombrilla con dos reposeras por el día. A esa hora de la mañana todavía hay poca gente tomando sol y bañándose. Ostia es una ciudad arbolada, calles y amplias avenidas, típicos diseños urbanos de la época del Duce como presidente y dictador, que buscaba evitar la expansión de las ciudades, la emigración del campo a la ciudad, y aumentar la natalidad de la población. Para ello implementó una política similar a 
El lungomare de Ostia
la que aplicaron muchos generales y emperadores de la Roma Antigua: repartió tierras. Lo hizo con un doble propósito, desecar los pantanos de la región del Lacio habitada por los mosquitos que transmitían la malaria y crear ciudades que evitaran los problemas enumerados anteriormente. Este gran emprendimiento realizado por el dictador durante su gobierno, le ganó muchas simpatías entre la población que se benefició del programa. Campesinos pobres del Venetto, en el norte de Italia, fueron los colonos que Mussolini llevó al Lacio para que realizaran buena parte de la obra de canalización de esos terrenos y luego se asentaran y cultivaran esas tierras con el propósito de llevar a cabo la política antes mencionada. Aún hoy los cultivos de la zona son un importante aporte al comercio de frutas y verduras de la ciudad de Roma, y los elogios al Duce de parte de los sobrevivientes de aquélla generación todavía persisten. 
La madre de un amigo, Isacco, hace un años nos contaba cómo trabajaron de duro sus padres, y ella misma siendo niña, en las labores del campo para conseguir el bienestar material que les daba el cultivo de esas tierras en la zona de Terracina. Mussolini mandó a construir ciudades como Sabaudia y Latina y otras más en la región. Los sueños de grandeza y la ambición de hacer nuevamente de Italia una potencia imperial, la alianza con Hitler, y finalmente la 2a GM que costó la vida de casi medio millón de personas entre soldados y civiles en Italia, enterraron para siempre el proyecto fascista del Duce, que terminó sus días fusilado junto a su amante Clara Petacci por los partisanos comunistas.
 Luego el Duce sería exhibido junto a otros compinches colgados de los pies en la plaza de Loreto en Milán.

Regreso a Nettuno a la tarde después de caminar en total más  de tres horas deambulando por las calles de Ostia y de la zona de Ostia Antica a la que nunca llegué a visitar finalmente. Hoy tuvimos 32ºC y probablemente al medidodía había subido dos o tres grados más. Ni una nube en el cielo.

Martes 20 de Junio

Amanece soleado y temprano ya se siente que será un día caluroso más en una Italia donde la prensa habla todo el tiempo de la sequía que azota al país de norte a sur. Ya comienzan los incendios a dañar áreas de bosques y cultivos, y no parecen haber muchas más alternativas que la paciente espera de que llueva cuanto antes. Hago una recopilación de las fotos que saqué en los primeros días, recibo a un vecino que por medio de Cristiano estaba enterado de mi problema con el gas, así que buscó y encontró la llave que solucionó mi problema. Al mediodía Giulia me pasó a buscar junto con Camilla y Pablo para visitar y cocinar un almuerzo para su mamá y sentarnos a la mesa con ella.

Doña Giuseppina estaba sentada en la terraza esperando que arribáramos y nos recibió con la tranquilidad y lentitud que le otorgan sus 84 años de edad. Tiene sin embargo una memoria maravillosa y como le pregunté de donde venía, cuenta que vivió su niñez en la localidad de Palata, que pertenece a la provincia oriental de Molise. Esta región tiene costas sobre el mar Adriático y frontera con el Lacio al oeste. Según Giulia ha sido siempre tierra de emigrantes que han partido hacia otros puntos de Italia y hacia las Américas y Europa. Uno de los episodios dramáticos que Giuseppina vivió como niña ocurrió cuando su padre fue enrolado en el ejército italiano al comenzar la guerra. Una vez en servicio activo partió hacia Yugoslavia donde su unidad permaneció junto a los alemanes. Cuando Italia se rindió a los aliados los alemanes concentraron a los soldados italianos en campamentos de prisioneros para evitar probablemente que algunos pudieran enrolarse con el enemigo. En todo caso el abuelo de Giulia logró escapar de ese lugar y durante un mes y medio recorrió la distancia a pie, intuyendo el camino de regreso y ocultándose en bosques y terrenos agrestes. Giuseppina tenía 10 años entonces, y estaba jugando en la plaza del pueblo cuando vio aparecer a su padre, sucio, desgreñado y muy flaco. 

Papá, que haces aquí? le preguntó sorprendida e incrédula. 
Me he escapado y retorno a casa - respondió el padre simplemente. Y se fue tranquilamente a la casa a recuperarse de la larga odisea de su fuga. En el campamento de prisioneros quedó un primo suyo que fue puesto en libertad recién tres años después que el padre de Giuseppina escapara. Finalizada la guerra la familia se radicó en Nettuno.

En el patio de la casa de Giuseppina crece un árbol de damascos, amarillos y tiernos, delicados y tentadores. Difícil resistir justamente esa tentación, asi que Pablo y yo bajamos a recoger algunos para comer de postre después del almuerzo y llevar una bolsa a la casa. Y no nos desilusionaron, estaban deliciosos. 

  Con Michele, otro amigo de
Nettuno
.
Nos despedimos luego de doña Giuseppina que me dice que recuerda a mi hermano Gustavo. Nos damos un abrazo y continuamos viaje. Habíamos acordado con Michele, otro amigo, que nos acompañaría al cementerio a llevar flores a mi hermano Gustavo y a Olga, mi madre. Ambos están sepultados allí desde hace ya muchos años. Mamá falleció en 1990 y mi hermano cinco años después. El cementerio pertenece a la ciudad de Anzio.  Compramos las flores en un puesto que queda vecino al cementerio y las depositamos en la tumba. Permanecimos un rato allí, en silencio, recordándolos y lo temprano que ambos abandonaron esta vida. Michele tiene también allí sepultado a su padre, así que allí él también dejó flores. Luego volvimos a Nettuno. A la noche fuimos a cenar a casa de Michele y su pareja Alessandra, que nos habían invitado. Piero, Pablo, Claudio completábamos el grupo hasta que se nos unieron Giulia, Camilla y Letizia, esta última una chica recién llegada de Bologna. Ella y Camilla partirían para Malta con la  finalidad de hacer un curso de dos semanas de expresión musical. Ambas estudian música, y Letizia además es bailarina de ballet. Despachamos con buen apetito las variadas pizzas y ensaladas, y después de un rato de sobremesa, nos fuimos todos a dormir. Al día siguiente estaba planeado una visita al Circeo. 

Miércoles 21 de Junio 

Amanece sin una nube y sin dudas será otro día de calor. Ya no me preocupo de mirar el pronóstico del tiempo, la inapelable invariablidad del mismo hace que uno se atreva, a diferencia de Suecia, a vaticinar que no lloverá. 
Giulia pasa a buscarme temprano a la mañana para dirigirnos al Circeo, el primer Parque Nacional de Italia, que ocupa todo el legendario monte o promontorio, como también se denomina, y sus aledaños desde 1934 por consejo del senador Raffaele Bastianelli al Duce. Nos tomó un poco más  de una hora porque nos encontramos con un desvío que no estaba previsto. Tampoco había ninguna señalización sobre la ruta a seguir. Por suerte Giulia conoce la zona y encontró la ruta alternativa para llegar a Circeo. Buongiorno Italia!


La curiosa forma que este monte cobra viéndolo de perfil desde la distancia, nos hace imaginar que se trata del cuerpo de un ser humano tendido y cuya cabellera penetra en el mar. Se especula que a partir de la leyenda de la hechicera Circe y de Ulises en la obra la Odisea de Homero, se vinculó a la forma del monte con la maga, es decir que ese cuerpo tendido es simbólicamente el de ella. En todo caso, deteniéndonos en lo que el poeta griego escribió en su obra, Ulises hizo un alto en este lugar, y desconociendo el poder de la maga, desembarcó con sus hombres, los que fueron invitados con un brebaje que los transformó en animales inofensivos. Sin embargo el brebaje no afectó a Ulises. Pero Circe se las ingenió para seducir al héroe homérico que permaneció entre sus brazos durante un año, y como los hijos de los dioses y semidioses tienen poderes especiales, ambos engendraron tres hijos en ese corto período de tiempo. Luego Ulises prosiguió su viaje con rumbo a Itaca donde lo esperaba Penélope hilando y deshilando en su telar.

El primer objetivo que teníamos con Giulia era llegar hasta el mar al pie del monte y darnos un baño si era posible. Para eso había que descender unos doscientos metros por un escabroso y tupido camino rodeado de arbustos y árboles. 
Al llegar a la orilla del mar nos detuvimos en un curioso lugar formado por piedras volcánicas y por los restos de un construcción de hormigón que años atrás alguien había dejado sin terminar, tal vez impedido por las autoridades de construir una vivienda u otro tipo de edificación.  

En todo caso como es un parque Nacional, allí ningún privado debería poder levantar paredes, algo que comprobamos rápidamente es solo tinta sobre  papel, porque en la realidad ya existen muchas lujosas villas, escondidas detrás de la vegetación, e incluso un hotel, seguramente de gente con influencia que han burlado las reglas establecidas con la complicidad de los que deberían hacer cumplir las leyes. Algo que en Italia es frecuente, porque a pesar de que el derecho civil romano viene de la antigua Roma, y las generaciones italianas crecieron bajo esas normas modernizadas poco a poco, no parecen haber penetrado mucho bajo la epidermis de muchos italianos. 



Debo reconocer que como bañista acostumbrado a las playas de arena de mi país de origen, las rocas en el agua, a pesar de que era cristalina, no me tentaban a zambullirme. Giulia sin embargo, navegó segura entre ellas y nadó una rato. Probablemente Circe la protegía de cualquier inesperado accidente. Luego ascendimos hasta donde estaba el coche para dirigirnos a una gruta llamada la Grotta delle Cappre, seguramente porque las cabras buscarían refugio allí cuando estos animales todavía correteaban por esas rocas. Pero también, siguiendo la leyenda de Ulises, esta gruta sería la Grotta de la Maga, o sea el ”palacio” que Circe  disponía, y donde junto  con Ulises veían desaparecer en los atardeces el sol en el horizonte.
 Bien, una vez recorrida la distancia que nos separaba de la gruta estacionamos el auto en un aparcamiento donde estaba el sendero descendiente a la gruta. Allí había que bajar unos trescientos metros, también en un sendero con partes escabrosas y mucha vegetación. Lleno de curiosidad por llegar al reino de Circe, descendí junto a Giulia con mucha expectación. Pero como he dicho antes, en Italia los responsables de advertir a los turistas en este caso, sobre cambios en los sitios a visitar, rara vez o nunca están allí donde  se necesitan. Por eso nos encontramos a la entrada de la gruta el siguiente panorama: un cartelito con la advertencia:  Vietatto il´ingresso, y una malla de plástico impedía el paso porque se estaba realizando algún tipo de trabajo dentro de la gruta.

Frustrados nos volvimos escalando la distancia recorrida que cuando descendimos no era tan exigente. Pero ascender hasta el aparcamiento era otra cosa, así que nos armamos de paciencia y trepamos como las cabras hasta llegar bastante exhaustos hasta el auto. Las sorpresas que Italia ofrece al turista son variadas, y no siempre agradables. Otro deporte  de los italianos es no reconocer que no sabe si uno les pregunta en que dirección queda por ejemplo, la parada de un bus, a derecha  o izquierda?  Pues siempre hay una respuesta positiva, ”sí, vaya a la derecha” pero resulta que era a la izquierda. Me pasó varias veces en las proximas ciudades que visité. 
En vez de decirte ”No sé”, muchos italianos prefieren jugar con tu suerte e indicarte los  sitios por los que preguntas cuando en realidad no tienen la menor idea de lo que dicen. Simplemente hay que protegerse y preguntar a más de una persona.

Golfo de Gaeta. Vista desde
Circeo
Para aliviar la frustración nos fuimos a caminar con Giulia por el pueblo San Felice Circeo, una localidad que ha sido poblada desde hace miles de años por distintos pueblos y etnias hasta nuestros días de la edad moderna, cuando Italia estabiliza finalmente sus fronteras por mar y tierra. Ubicado en el extremo norte del golfo de Gaeta, el pueblo trepa por la falda del monte y desde las terrazas, se puede ver el bonito paisaje del golfo que termina en el cabo de Gaeta. Allí, al pie de la montaña está ubicado la  localidad que lleva el mismo nombre. 
Una disgreción sobre este lugar:  un político uruguayo, Benito Nardone, conocido popularmente como Chicotazo, tenía raíces familiares en esta localidad. Su padre emigró de allí a Uruguay, y Benito Nardone realizó en el apogeo de su popularidad y carrera política una visita a Gaeta, regresando a  las raíces de su familia, donde inauguró además un busto del prócer uruguayo José Gervasio Artigas. Nardone fue presidente del gobierno colegiado uruguayo a fines de los ´50.  Por primera vez en décadas, esta alianza con el  Partido Nacional despojó del poder al Partido Colorado.

Aparcamos el coche y nos propusimos recorrer un poco el pueblo y luego sentarnos a beber algo frío o un café en una terraza que permitía ver el nombrado golfo. Calles empinadas a lo largo de la falda del cerro muestran un lugar bien cuidado por su gente y los responsables políticos que conocen muy bien el valor histórico y turístico del lugar. En estas fechas y a la hora que visitamos Circeo todavía la afluencia de gente era escasa, principalmente si no es fin de semana. Aquí en Circeo tenía la residencia de verano la famosa actriz italiana Ana Magnani, que entre otras muchas, protagonizó películas inolvidables con distintos  directores como Roma, cittá aperta de Roberto Rosellini, (1945),  Bellisima de Lucchino Visconti (1952), Mamma Roma, de Pier Paolo Pasolini (1962) y la Roma de Federico Fellini (1972). Era tan popular entre los italianos que cuando falleció a los 65 años de edad, la concentración de gente para despedirla fue multitudinaria.
 El director preferido de la Magnani era Roberto Rosellini, quien además fue el amor de su vida y con quien tuvo un hijo, según versiones de amigos de la estrella. Rosellini se separó de ella y se casaría posteriormente con la actriz sueca Ingrid Bergman.

De regreso a Nettuno por la noche nos reunimos los amigos y los chicos que junto a un par de amigas completaban un numeroso grupo. Tuvimos que esperar un rato para poder sentarnos en las mesas de la plaza como habíamos acordado. Como es costumbre, la  gente se reunía en familia para comer en los diversos restaurantes del lugar. Al fin pudimos conseguir las dos mesas que necesitábamos y pedimos pizzas, cerveza y  refrescos. En Suecia la pizza siempre está acompañada de una ensalada de repollo cortado finamente, albahaca seca y bañado con aceite y vinagre. No sé de donde proviene esta costumbre, pero en Italia todavía no la he visto. Pasamos un rato agradable comentando los sucesos del día y mi mala fortuna de encontrar sitios cerrados sin previo aviso. Se habló de un maleficio y la necesidad de encontrar un antídoto, pero no pude vislumbrar nada que me quitara la mala racha que estaba viviendo en momentos  puntuales de mi viaje. 

Es la posición de los planetas- dijo alguien del grupo. 
No, es solo la luna creciente que influye en las mareas y reparte mala suerte -afirmó otra. 
¿Una maga a quien has ofendido? se atrevió a opinar una tercera.



Las mujeres tienen esas intuiciones así que no me atreví a contradecirlas. Admitir que uno es un marmota es humillante, así que me quedé con aire pensativo dejando en manos de los planetas y las estrellas mi destino. Fue un error, porque más temprano que tarde la mano invisible que mueve el campo magnético de mi brújula en el cerebro se descompensaría. 
Nos despedimos efusivamente, prometiendo  regresos y visitas de algunos de mis amigos a Suecia. Ninguno de ellos hasta el presente había viajado a Escandinavia, tal vez por el temor de que el mal tiempo les arruine la estadía, lo cual a veces puede ser un incordio. Una vez más estoy profundamente agradecido por la generosidad y hospitalidad de mis amigos y amigas de Nettuno, chicos y grandes, que con simpatía e interés estaban siempre abiertos a conversar sobre diversos temas, recuerdos que compartimos. Ellos fueron los que cuidaron de mi hermano Gustavo cuando enfermó y lo acompañaron en momentos muy difíciles. Espero que realmente un día me llamen para avisarme que tienen los pasajes para Estocolmo. Nada me agradaría más que recibirlos en mi casa de Västerås y hacerles conocer la belleza de la capital sueca, su archipiélago y otros lugares dignos de visitar. 

(Continuará)