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Guerra en Siria. Foto- Wikipedia. |
Irak vuelve en estos días a verse sacudido por la ola de atentados y combates protagonizados por sunitas y chiitas que una vez caído el dictador Saddam Hussein y retirados los marines esperaban la oportunidad de volver a combatir para finalmente establecer su predominio indiscutible en nombre del Alá que ambos grupos religiosos veneran. La participación de al-Qaida en el conflicto y su mayor influencia en el desarrollo del mismo le otorga a esa lucha por el poder un ingrediente que ensombrece la perspectiva a los líderes occidentales, norteamericanos, europeos, rusos y chinos. Es que sistemáticamente lanzaron boomerangs contra regímenes estables a pesar de no ser democráticos y causaron un desastre político y humanitario en el que Siria ahora es el ejemplo que más nos golpea cuando vemos los noticiarios o leemos el periódico. Nadie quiere reconocer que se han interpretado erróneamente los deseos de un cambio en esos países que le está costando a la población un enorme sacrificio en vidas y bienes materiales. Es que acaso no había otros caminos? O simplemente fue la mejor excusa para intervenir y apoderarse de los recursos naturales que hasta hace poco lo poseían esos países?
Los grupos sociales que querían un cambio a la moda occidental no son ni fueron una mayoría en esas sociedades. Minorías probablemente con buenas intenciones y una visión más amplia de la vida moderna. Pero la misma no es compartida por las grandes mayorías que todavía está influida por una religión ultraconservadora. A la sombra de esa lucha surgió lo que muchos temíamos que en lo personal considero es más pernicioso que lo que antes existía. Reaccionario? Conservador? Puede ser muchas cosas más, pero pensar así con el resultado en la mano creo que no era descabellado cuando vemos lo que ocurre en países como Libia, Siria e Irak, sólo por nombrar tres de ellos. Los progresos de esa especie de socialismo árabe que existía en décadas pasadas era con sus limitaciones una garantía para la mayoría de los ciudadanos y un freno a los ímpetus teocráticos del islamismo más fanático, sin dejar de reconocer el lado oscuro y represivo contra minorías étnicas o religiosas que existían, como la opresión de los curdos en el norte de Irak. Pero esa estabilidad fue ignorada, el capital debe romper las viejas estructuras, como lo hizo en otras partes del mundo, cueste lo que cueste. Pero esta vez obtendrá el resultado que esperaba? O será que veremos nuevos estados donde el fanatismo religioso golpee con la fuerza del boomerang a los que eligieron y apoyaron el caos y las guerras?
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