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lunes, 29 de julio de 2013

Una atención infartante en un hospital del reino de Suecia

El hombre llegó a la emergencia de un hospital en una ciudad del centro de Suecia con una deficiencia cardíaca y con síntomas de sufrir un infarto. Lo atendieron en la recepción pidiéndole que esperara en la sala que ya vendrían a buscarlo. Rodeado por su familia el paciente era algo atípico para el personal que en ese momento estaba de guardia. Su nombre, Gabriel Taikon, probablemente habrá despertado sospechas de que tanto él como la numerosa familia que lo acompañaba, exageraban con el estado de su salud, dramatizaban  según los prejuicios dominantes sobre los romaníes, o gitanos como se les conoce popularmente. Pasaban los minutos, y según las propias declaraciones del enfermo, él  se desmayó dos veces y el personal siguió prácticamente indiferente, siempre según su versión.

Incluso otros pacientes que también esperaban ser atendidos comenzaron a protestar. Según las normas y rutinas referidas a un paciente con signos de infarto este debe ser atendido antes de los 10 minutos. En el caso de Taikon pasaron 55 minutos antes de que el personal especializado pudiera atenderlo y finalmente rescatarlo lo que podría haber sido un final trágico para él.
Ante el dramatismo de lo acontecido la jefa de Emergencia pidió al paciente y también públicamente disculpas por lo acontecido,  y afirmó que una investigación sobre todo lo ocurrido se había puesto en marcha.

Un paciente duerme en el piso mientras espera
su turno en Emergencia. Foto: Olgica Lindquist.
Porqué escribo sobre este caso? La salud pública es algo que está en el centro del debate nacional porque las instituciones provinciales y regionales que se responsabilizan por ellas, muestran cada vez más carencias debido al ahorro a las que han estado sometidas en estos últimos años por los gobiernos de centro-derecha. Las enfermeras y los médicos se marchan a países vecinos como Noruega, donde pagan mejor por sus servicios, mientras personal de la salud de España, Portugal y otros lugares buscan una oportunidad en Suecia, también para mejorar sus ingresos. Según una encuesta el 50 por ciento del personal sanitario tiene al día de hoy, diploma extranjero. El resultado es sin embargo preocupante debido a que el índice de diagnósticos erróneos ha aumentado en los últimos años, con el penoso resultado de que enfermedades que podían haberse curado, habrían terminado con la vida de muchos pacientes.

El actual modelo impuesto por el  gobierno, pone en la encrucijada a los policlínicos privados y públicos donde se atiende al paciente en primera instancia. A mayor cantidad de pacientes y diagnósticos establecidos, más es la compensación económica que reciben de los fondos públicos. Lo que lleva a espolear la competencia entre los policlínicos y exacerbar la cantidad de pacientes atendidos y la de diagnósticos que no en pocos casos están en desacuerdo con la enfermedad, lo que es altamente riesgoso, establece una invetigación de la Dirección Nacional de Asuntos Sociales. Todo sea por la santa misión de recibir más ingresos de las arcas públicas.

La comprensión de lo que sufre el paciente, y la comunicación conélla/él, así como el resultado de los análisis es central para que el médico pueda dar un diagnóstico fehaciente de la enfermedad. Y sus conocimientos. Personalmente tengo conocidos que han pasado por esa experiencia alucinante. Dos han muerto. La causa? Una política de sierra y machete que termina auyentando a los mejores profesionales mientras el temor de recibir un falso diagnóstico crece entre población. Tienen la culpa los trabajadores de la salud que demoraron en atender a Gabriel Taikon en este caso? Creo que no, el responsable es un sistema que está más enfermo que los propios pacientes abandonados a su suerte. Hora de darle una vuelta al timón?

martes, 9 de julio de 2013

La corrupción mancha de rojo al planeta

El gobierno de España se hunde como el Titanic, lenta pero inexorablemente. Eso por lo menos lo creen los más optimistas. Los otros, los pesimistas, opinan que en realidad el caso será como el del Costa Concordia, unas pocas víctimas pagarán por los demás y todo terminará en una farsa porque la impunidad está blindada.
Quién sabe, ahora que algunos jueces se han investido en los adalides de la lucha contra la corrupción, hay una pequeña esperanza que después de Baltasar Garzón, sus colegas terminen por correr la manta que cubre los enormes sobornos que los dirigentes del PP han embolsado de sus "amigos" empresarios. Hasta el actual presidente del gobierno Mariano Rajoy y Maria Dolores de Cospedal, secretaria general del PP, han metido la mano en la lata,  según los "papeles de Luis Bárcenas", o sea las anotaciones del ex-tesorero del PP que descubrirían la dimensión y a los protagonistas de lo que se conocería como uno de los escándalos más bochornosos de la sociedad española.

Pero el tema de la corrupción se expande como una peste por todo el planeta, según la organización  Transparencia Internacional  que publica desde 1995 el Índice de percepción de la corrupción que mide, en una escala de cero o rojo oscuro (percepción de muy corrupto) a diez o amarillo(percepción de ausencia de corrupción), los niveles de percepción de corrupción en el sector público en un país determinado, y consiste en un índice compuesto, que se basa en diversas encuestas a expertos y empresas. Hoy 9 de julio salió a la luz una nueva publicación, llamada El Barómetro Global de la Corrupción 2013. La misma comprendió a 114 000 personas en 107 países. Los resultados no son nada halagadores para una buena parte de la humanidad

Según la encuesta un 27 por ciento de los entrevistados ha pagado un soborno al acceder a servicios publicos durante los últimos los 12 meses. Lo positivo es que 9 de cada 10 personas señalaron que estarían dispuestas a actuar contra la corrupción. Otros se negaron a pagar la mordida que pedían los funcionarios.


En 51 países de todo el mundo, se considera a los partidos políticos como la institución más corrupta, o sea que el PP español no está solo naufragando en esas aguas tormentosas. En 36 países se señaló a la policía como la institución más corrupta. Esto es una pequeña muestra de lo profunda que es la crisis de valores. Los que deseen saber más de esta última encuesta pueden ir al siguiente enlace: www.transparency.org/