Cuando una forma de inteligencia superior confronta a una forma de inteligencia inferior, ¿cuál podría ser el resultado final de esa confrontación? La pregunta es relevante en esta coyuntura del desarrollo de la civilización que conocemos. Sabemos por experiencia que la respuesta a esa pregunta desgraciadamente es a menudo trágica. Así lo enseña la implacable y cruel experiencia humana en el trato hecho a otros seres vivos que se consideran No-inteligentes, y entre los propios seres humanos catalogados como ”razas inferiores” a pesar de su inteligencia.
¿Entonces, si los robots adquieren finalmente una inteligencia superior a la de los humanos, procederán con ellos de la misma forma que estos lo hicieron con otros durante toda su existencia, es decir oprimiéndolos o aún peor, quitándolos del medio? —se preguntan muchos de los que hoy piden que se detenga el desarrollo de la IA por ”seis meses”, desde diversos ambientes académicos y empresariales, para poder fijar las reglas de un deseable desarrollo para que este pueda ser controlado. ¿Será suficiente ese frenazo de tan pocos meses?
Es evidente que no son pocas las voces que se levantan advirtiendo que la llamada Inteligencia Artificial (IA) puede llevarnos por un camino incontrolado y directo a precipitarnos en el precipicio de nuestro invento y nuestra ”civilización” será una pieza de museo, advierten los más alarmistas. Irónicamente algunos de ellos son los mismos que impulsaron el desarrollo de la IA, como es el caso de Elon Musk.
También Yuval Noah Harari, y más de mil expertos en la materia, firmaron este llamado a la reflexión. Harari es el autor de la obra Homo Deus donde advertía sobre los posibles riesgos del desarrollo tecnológico incontrolado, y hoy constata que la ”IA ha hackeado el sistema operativo humano de nuestra civilización”. Es decir, se ha apoderado del lenguaje, la herramienta con la que construimos las relaciones, los pensamientos y también expresamos los sentimientos. Es decir podrá crear intimidad.
La IA podrá dialogar y argumentar con tal erudición que será imposible derrotarla si no es desenchufando el aparato. Un ejemplo que recuerdo de lo que podría avecinarse, aún estando en sus comienzos, es en la película 2001 Una odisea espacial de Stanley Kubrick, cuando la computadora HAL 9000 decide asesinar a la tripulación que rechaza sus decisiones. En el diálogo con el comandante de la nave ya veíamos su forma de comunicar en tono íntimo, incluso de ruego para impedir que se la neutralizara.
En diversos países las empresas nacionales y multinacionales aplican la IA en muchas de sus actividades y servicios; los directores esperan por supuesto aún más y mejores resultados que se traducen en mayores beneficios, mientras que sus empleados temen con toda razón las consecuencias sobre sus puestos de trabajo, sobre todo funcionarios públicos y privados, es decir los equipos que hasta ahora cumplen con tareas rutinarias más o menos técnicas en las oficinas. Ellos ven con justificada preocupación las nubes negras del desempleo a la vuelta de la esquina. La empresa sueca Volvo acaba de anunciar hoy mismo, en el momento de escribir este artículo, el cese de 1300 funcionarios de un solo plumazo en el país. Sólo personal administrativo, los obreros de la planta industrial no fueron afectados... por ahora.
Pone sin dudas los pelos de punta los cálculos de la conocida empresa financiera Goldman Sachs de EEUU, los cuales son amargos augurios para millones de personas, ya que se perderían unos 300 millones de puestos de trabajo en el sector de los funcionarios administrativos y de otras reparticiones en los próximos años, en todo el planeta, claro. Por supuesto para que esto ocurra debe existir un estado suficientemente organizado y una actividad productiva moderna, según esos cálculos. Y solo es el comienzo. Los pueblos y etnias fuera del modernismo dominante se salvan de la guadaña, y quien dice, tal vez sus poblaciones se vean reforzadas por nuevos integrantes llegados de la ”civilización”.
Precisando los campos donde la IA se está introduciendo, las profesiones que se destacan por el momento según los expertos, son por ejemplo la de los abogados, profesores y maestros, médicos, ingenieros, articulistas de distintos ámbitos, (también los escritores?) comunicadores, la policía, el comercio, y otros.
No obstante las consecuencia negativas auguradas, hay opiniones que destacan la función de apoyo que podría tener la IA para esas profesiones si se la emplea de forma racional y controlada. Ahorraría, por ejemplo, mucho tiempo en las tareas más rutinarias y tediosas buscando en los textos y documentos antecedentes para ilustrar los temas sobre los que se desea tener información, haciendo cálculos de posibilidades basados en miles o millones de casos similares, creando perfiles y listas de delincuentes pedófilos por ejemplo, vaticinios económicos más complicados y exactos; cómo llegar a Marte en menos tiempo, etc. Todo en el lenguaje de quien pregunta y en forma de diálogo si así se requiere, en una intimidad que solo la imaginación humana le pone límites. Los que tienen un iPhone conversan con Siri, ¿verdad?
Otro campo de atención donde se pone el foco es en el periodismo y las redes sociales donde un tsunami de información falsa, aún más grande de la que hoy existe, podría invadir esos campos con textos e imágenes casi perfectas y aparentemente verdaderas, los que luego se replicarían en los medios de prensa establecidos e interesados en difundirlas porque les conviene a sus propósitos. Incluso con toda alevosía podrían financiar tales actividades para enchastrar a sus enemigos o rivales, y le den más difusión en cadena como ya se hace, (radio, TV, periódicos) engañando a los que se sirven de esa información sin sospechar que es una falacia.
Una verdadera pesadilla que socava a la democracia liberal y las cada vez más recortadas libertades. Ejemplos sobran sin la necesidad de hacer uso de la IA de como funciona, vale la pena señalarlo. Las llamadas fake news en muchos ámbitos, sobre todo políticos, han dejado una estela de fracasos y frustraciones en la población que aumenta el descreimiento en la democracia liberal. Los ejemplos de Donald Trump y Jair Bolsonaro, con sus discursos falsos cargados de odio, fueron casos que desbordaron toda imaginación hasta para los más desconfiados.
incluso sin necesidad de usar IA, como fue por ejemplo la trama que se inventó para atacar a Pablo Iglesias y al partido Unidas Podemos, en España, a quien se le acusaba de recibir dineros del gobierno de Venezuela, todo orquestado por un grupo de periodistas y policías, donde a pesar de la famosa frase ”Es burdo, pero vamos por ello” divulgaron sin reparos durante largo tiempo la mentira con uno de los protagonistas más destacados en los medios comunicándolo, Antonio García Ferreras, del programa Al Rojo Vivo de La Sexta -TV, canal que se vanagloriaba de ser progresista.
Con la IA se esperan afirmaciones y noticias falsas aún más sutiles, que en base a algoritmos y por vericuetos preestablecidos mientan a través de falsas identidades con ninguna posibilidad de develarlas. Y sin mayores posibilidades de desvirtuarlas.
Esa sería una de las tantas versiones del mal uso de la IA en la lucha por el poder de gobiernos o empresas multinacionales interesadas en dañar la imagen de los rivales, quitar y poner presidentes.¿Qué garantías tendremos de que todos los que hoy se dedican a crear IA respetarán las leyes o los principios éticos que creemos deberían poner freno al engaño y a la manipulación?
Ninguna, creo yo, si los estados y gobiernos no intervienen. Pero los intereses del Poder Real en occidente son preponderantes e implacables si hay dinero para acrecentar fortunas y poder, nada lo detendrá aunque su propio destino penda de un hilo. ¿Qué pasa en China, Rusia, la India, solo para nombrar los tres países más grandes y donde también se desarrollan estos productos? ¿Tendrán sus gobiernos mejor control sobre esta tecnología?
A veces quiero ser optimista, pero toda la historia y el resultado del comportamiento humano respecto a sus semejantes, a otras especies vivas, lo que llamamos el medio ambiente, son más que suficientes para ver la clase de empatía que tienen los que buscan poder, fortuna y gloria. Temíamos que alguna vez unos alienígenas de otras galaxias nos dominaran. Nosotros mismos conscientemente los estamos creando. Esas futuras IA ¿pondrán orden en la especie inferior y se acabarán las guerras y las miserias? ¿O nos exterminarán por ser prescindibles?
El genio de la lámpara se ha escapado y tiene todavía mucho para aprender de los humanos, y no necesariamente lo mejor de nosotros mismos. Si nos imita y no hay control que ponga límites, estamos definitivamente en el horno.
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