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miércoles, 18 de marzo de 2020

En tiempos del Corona. 2020 Odisea de la Humanidad

Prácticamente todos los continentes y una buena cantidad de  países han entrado en barrena, es decir en una espiral que apunta en picada al suelo,  para estrellarse estrepitosamente.
Sin embargo hay matices, las medidas a tomar han sido diferentes en China, Italia o EEUU, pasando por un variado abanico de reacciones más o menos restrictivas decididas por los gobiernos en cuanto a cómo prevenir mejor el contagio del Coronavirus. Se cerraron centros de enseñanza, se limitó o detuvo el transporte aéreo y terrestre, dejaron de humear las chimeneas, los robots se quedaron quietos, se cerraron fronteras.
Ciudades aisladas, estableciendo cuarentenas para sanos y enfermos, y una avalancha de gente enloquecida acopiando papel higiénico, alcohol gel, diversos enseres y alimentos en los comercios. En pocas palabras y en pocas horas,  de una dinámica considerada "normal" de acuerdo al nivel de desarrollo de la sociedad, los individuos por lo menos en los países de alto y mediano consumo,  pasamos a atrincherarnos luego de haber saqueado los supermercados en un estado casi febril, de pánico por miedo al contagio.

Qué hubiera pasado si no existiera internet y las redes sociales en esta etapa de aislamiento?
Sin el teléfono, Facebook, WhatsApp o Messenger, sólo para nombrar las más visitadas, ese aislamiento probablemente nos hubiera obligado a hacer como en los cuentos de Giuseppe Bocaccio en el Decameron, es decir reunirnos en pequeños grupos y entretenernos contando cuentos o anécdotas para no aburrirnos, hasta que los expertos en salud y ciencias recomendaran a sus gobernantes que el peligro había pasado.
Pero en el futuro nos preguntaremos porqué reaccionamos así? Qué o quiénes nos metieron  el miedo sobre el Coronavirus, cuando los síntomas para la gran mayoría son los de un resfrío más o menos prolongado, sin mayores consecuencias, salvo para las personas mayores aquejadas de problemas respiratorios, diabetes, cardíacos, etc. que este virus termina por apagar definitivamente. Pero acaso no hubieron otras epidemias como la gripe porcina, la aviar, el Zyka, SARS-Cov, etc etc más peligrosos y con mayor mortalidad?

Las ideas conspirativas florecen a diestra y siniestra. Y es lógico cuando los humanos nos encontramos sin una respuesta que nos satisfaga y sobre todo, cuando las medidas que se toman arrasan con nuestra vida normal y rutinaria: con la cultura, las reuniones sociales, el trabajo y los negocios. Sólo nos quedan los libros y  la pantalla de la TV cargando series y películas de Netflix, HBO y muchas otras, clavándole un puñal al mismo tiempo a los escenarios donde los artistas sin mayores o ninguna red de protección ya no cantan sus canciones ni tocan su música; las salas de teatro y cine desiertas y en silencio.
Sobre quiénes caerá la culpa de esta maldición?
 Los religiosos de distinto pelo dirán que Dios está furioso con la humanidad por pecar violando todas las normas que la religión impone, y como la Biblia o el Corán cuentan en alguno de sus pasajes, decidió mandarnos una peste más para castigarnos.
Otros sospecharán del Gran Capital, una religión materialista que tiene en el Olimpo al dios Don Dinero, constituido por el uno por ciento de la población del planeta, que ha decidido barrer con la maraña de empresas grandes, medianas y pequeñas, que les van horadando el poder que quieren concentrar aún más, para reconstruir lo que estaban perdiendo a favor de los chinos comunistas, un poder que los desafía y los hace tambalear. Y la propia China no se salvará de ser acusada de haber iniciado la pandemia para hacer arrodillar a su rival más feroz.

Los gobiernos que disponen de recursos bombearán miles de millones de dólares o euros y otras monedas que estén en sus arcas para mantener con vida sus economías. EEUU acaba de anunciar que dispondrán de billones de dólares para apuntalar a las empresas y a la economía del país que en pocas semanas puede caer en una recesión, impensada hace pocos meses atrás. En Europa los estados también están poniendo a disposición de las empresas estatales y privadas miles de millones de euros para sostener una economía en picada. Los que no puedan hacerlo tendrán que recurrir probablemente al FMI que ya anunció que dispone de 300 mil millones de dólares para ayudar a levantar las economías. Bajo qué condiciones? Bueno, ya las conocemos por anteriores experiencias, y esos países cuyos gobiernos caigan en la tela de araña del FMI, tendrán que exprimir al máximo a sus ciudadanos para pagar la deuda. Ya conocemos ejemplos de gobiernos ansiosos de recibir esos préstamos que en muchos casos se esfuman a paraísos fiscales.

Esta pandemia por "inocente" que nos parezca a muchos, traerá no obstante graves consecuencias para la mayoría de los habitantes del planeta. Y quizás no en la salud. Habrá sin embargo más desempleo, economías más débiles, salarios deprimidos y jubilaciones más bajas, mientras que las élites, oligarquías, plutocracia o como quiera llamársela, concentrarán más poder y riqueza.
No caben dudas que el avance de los movimientos y partidos de la ultraderecha ganan cada día más partidarios, mientras que el centro izquierda, desde liberales, socialdemócratas, socialistas y comunistas, pasan por momentos que deben reacomodar sus filas e ideas para no seguir perdiendo terreno.
2020 se ha convertido en una odisea para la humanidad. La cuestión es cómo saldremos de ella. O iremos de cabeza a la distopía presagiada por las mentes más oscuras de nuestra época?






lunes, 9 de marzo de 2020

Pateando el hormiguero no es la forma.

La estrategia que el nuevo gobierno de la coalición multi -"espectros" ha diseñado en Uruguay, creyendo que con patear el hormiguero iba a obligar a los delincuentes a meterse en los más profundo de sus covachas está causando un creciente malestar y rechazo en la sociedad. La élite estaba convencida que esto bastaría para que los privilegiados que estaban tan atemorizados por la delincuencia vivieran sin miedo. Ese miedo que se había infiltrado en la mayoría de la población, aunque no fuera víctimas de delitos, en base a la campaña de los medios afines y dirigidos por los los mismos que querían recuperar el Uruguay de la patria gaucha, de los privilegios y además sin inclusión financiera.
El despliegue policial usando el acoso agresivo contra la gente que hasta ahora podía hacer malabarismo en una esquina, o tomar mate en una plaza, reuniones de jóvenes en las tardes o noches de verano, transitar solos por las calles, o no verse rodeados de policías a la salida de sus locales de enseñanza, creó en pocos días una atmósfera de inseguridad permanente. Hablaban de Venezuela? Ahí la están reproduciendo mejor que nadie.
Los delincuentes con experiencia saben cómo protegerse, ellos están acostumbrados a la persecución policial, tienen sus rutinas y saben cómo eludirla. O enfrentarla como es el caso de la joven policía muerta hace pocas horas en un enfrentamiento. Los otros delincuentes, los de cuello blanco o botas de montar, los agroexportadores, no sufren esos acosos, salvo algún error en la red de contactos oficiales u otro cartel enemigo que quiera arruinarles el negocio. Usar la labor de inteligencia, infiltración, prevención, vigilancia y luego cuando es necesario represión, es el método policial más efectivo, lo usan los países ricos donde todavía se respeta (no siempre) el estado de derecho para todos, en la lucha constante contra el delito. Porque siempre hay gente dispuesta a desafiar el poder del estado y de la ley.
Las personas que en cambio no están en ese submundo de corrupción, desesperación y riesgo, no pueden admitir que la policía les exija mostrar su DI sólo por estar en uno de esos lugares públicos sin haber cometido una falta. Crea inseguridad, miedo y odio. Sobre todo entre los jóvenes que venían de vivir un ambiente de libertades que ponían al país entre los más democráticos y libres del mundo. La dignidad de las personas jóvenes y mayores, se aprende desde la infancia. Cuando un ministro como Larrañaga sale en los medios prometiendo y poniendo en marcha una máquina represiva sin parangón desde la dictadura militar, que no diferencia entre los civiles al delincuente y a la persona honesta, sino que los trata a todos por igual, es el mismo resultado que patear el hormiguero. Y un hombre que se dice de campo debería saberlo mejor que nadie. Pero la arrogancia ha sido más fuerte, y si esto no para, y no parece que lo haga, se le llenará el zapato de hormigas, a él y al presidente que gusta también disfrazarse de gaucho, es decir de denuncias contra policías e interpelaciones en el parlamento, y violencia contra los uniformados, porque la "embestida baguala" no es la forma. Resultado a más largo plazo: emigración de una generación joven a otros países, convirtiendo a Uruguay en un país de jubilados empobrecidos y fracasados.