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domingo, 15 de julio de 2018

Un elefante en el bazar

El presidente de EEUU está en la última fase de su visita europea y como un elefante en un bazar ha dejado unas cuantas piezas rotas de cristal en el piso europeo. La primera planta del edificio europeo habitada por la OTAN fue sacudida por la irrupción trumpiana exigiendo a sus aliados que tenían que meter más recursos en la bolsa porque EEUU está cansado de tener que financiar a semejante coloso con la mayor parte del presupuesto. Cada país debía aportar el 4 por ciento de su PIB a la alianza, era la exigencia de Trump. Después de finalizada la reunión realizó el espectáculo a los que nos tiene acostumbrados con la prensa, con un mensaje triunfalista afirmando haber obligado a los miembros de la OTAN a comprometer más recursos propios al tratado de defensa. Una verdad relativa que en los labios de Trump se convierte en una certeza irrefutable. La realidad es que los socios europeos ya habían incrementado en 40 000 millones de dólares! el gasto en defensa en el último año y se habían comprometido a llegar al 2 por ciento del PIB para 2024. Lejos de las fantasías de Donald Trump.

El elefante subió luego al segundo piso donde se encuentra Gran Bretaña para seguir con su show mediático con la Primera Ministra Therese May como objetivo antes de reunirse con ella,  sometiéndola una humillación sin precedentes al afirmar que la estrategia del Brexit era muy blanda y no resultaría beneficiosa para las relaciones de EEUU y GB. En pocas palabras, no podría concretarse el acuerdo comercial con EEUU. En cambio Boris Johnson, que había renunciado a su cargo de ministro escasos días antes, sí tenía lo que se necesitaba (léase cojones) para concretar un Brexit duro, según Trump. Las palabras del presidente norteamericano quedaron brillando como un sol en el periódico The Sun, de Rupert Murdoch, el multimillonario y ultraconservador amigo de Trump.
Después con esa sonrisa falsa que lo caracteriza, suavizó su discurso en una conferencia de prensa junto a May en la que le echaron la culpa al periódico por publicar fake news, y Trump mostró entonces la máscara de la concordia ante una mortificada Theresa May, más débil y expuesta que nunca. En todo caso los habitantes de Londres se desquitaron con una multitudinaria manifestación resaltando las características más deplorables del actual presidente norteamericano.

Una vez más Donald Trump se ufana de conseguir resultados con su paso de elefante, derribando o intentando derribar los estantes y armarios del bazar con la intención de mostrar a sus votantes que lo válido es disparar antes de preguntar, con la desarropada finalidad de obtener beneficios en el comercio bilateral con los países que pueden otorgarle buenos resultados a su economía. La estrategia a corto plazo, según los analistas que siguen esas maniobras diplomáticas, es la de separar y dividir a los países de la UE y atarlos a los intereses comerciales norteamericanos. Lo hace con Theresa May y lo intenta con Angela Merkel, la canciller alemana, acusándola de depender exclusivamente del gas ruso.

Mañana en cambio él se reunirá con el presidente ruso Vladimir Putin, en medio de señales contradictorias que emergen desde EEUU, pero que hasta ahora pasan de largo por la Casa Blanca. Porque al mismo tiempo que Trump no se atreve a criticar a su colega ruso por la invasión de Crimea o por el conflicto en la frontera oriental de Ucrania, la justicia norteamericana acusa ahora a 12 miembros del GRU, la inteligencia militar rusa, de intervenir en el proceso electoral pasado en perjuicio de la candidata demócrata Hillary Clinton. Trump en cambio desea que Rusia regrese al G7 y ha planteado la necesidad de que se quiten las sanciones para crear una buena atmósfera con el gobierno del presidente Putin.


Habrá sorpresas mañana en esa cumbre en la capital finlandesa de Helsinski? Nadie se anima a hacer vaticinios, pero Vladimir Putin viene montado en una  ola de popularidad como resultado de una impecable organización del Mundial de Fútbol. Llueven las palabras de admiración de los visitantes extranjeros a la organización del evento y a las ciudades donde se realizaron los partidos de fútbol; los mismos rusos respiraron un aire de libertad y confraternidad inusuales, así que el encuentro probablemente presente más de una ocasión para brindar por triunfos, aunque sean más aparentes que reales.

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