Un premio de la Paz para una belicista

 

María Corina Machado

No hay caso. Los países occidentales viven como nunca en el mundo de Orwell y de 1984. La guerra se llama paz y opresión es la libertad.  María Corina Machado es la antítesis de ser una embajadora de la Paz cuando,  desde que su partido mordió la derrota electoral el año pasado, ha venido predicando y llamando a la invasión de EEUU a su país. 

Esta es una forma indirecta que tiene el comité Nobel en Oslo de darle el premio a Donald Trump y apoyar sus planes de acosar a Venezuela con sus marina de guerra y, en el peor de los casos, la invasión o la decapitación de los líderes venezolanos. Había otras nominaciones como por ejemplo Reporteros sin Fronteras, muchos de ellos, 210,   perecieron en Gaza asesinados por Israel,  o la Unidad de emergencia de Sudán, con su inagotable servicio de auxilio para atender a los heridos en esa guerra civil que no cesa  

En todo caso Trump afirmó, antes de conocerse el nombre y la noticia , que le darían el premio a alguien que nunca había hecho nada  por la paz. Como nunca, tenía razón.

En la UE y EEUU celebran este premio porque es un elemento más en la campaña de la Casa Blanca en su narrativa contra Maduro. Estamos en un mundo desquiciado que se sostiene en base a sanciones y aranceles demenciales, mentiras constantes sin importarle las consecuencias, imponiendo reglas escritas por ellos mismos que no respetan y violan cuando se les antoja y les conviene. El hegemón  se derrumba,  en su propio patio trata de acallar las protestas, y con sus políticas alucinantes intenta poner orden en la fila de sus vasallos europeos con esas amenazas,  pero lo que consigue es un repudio cada vez más generalizado. El Nobel a María Corina Machado es un insulto a todos los que han trabajado realmente por la paz y los pueblos víctimas del genocidio, las masacres y la limpieza étnica. En Oslo, los que verdaderamente deciden en estos asuntos, han desenchufado a estos nobles jurados para que sigan comportándose como de costumbre