El presidente de EEUU D Trump anunció oficialmente la suspensión de la entrega de armas a Ucrania, lo que significa un duro golpe a la defensa militar de este país en su guerra contra Rusia. La rápida decisión a través del Pentágono, sorprendió a los aliados de la NATO, aunque los analistas que siguen de cerca este conflicto, tenían señales de que Trump quería terminar lo más rápido posible con una guerra, donde no tiene un interés directo como lo tiene en Oriente Medio. Es allí donde sus intereses más urgentes están ubicados, en su alianza con Israel y los países árabes, por su estrategia geopolítica y los recursos naturales, como el petróleo y el gas. (Rusia tiene hoy el 80% de las reservas de gas del planeta en la región ártica y el 20% del petróleo). Y a más largo plazo, la rivalidad con China que consideran ineludible. Las renombradas “tierras raras” de Ucrania, que ya estarían mayormente en manos rusas, y por las señales dadas en otras ocasiones, no será de extrañar que en el futuro, ambos países se pongan de acuerdo para explotarlas conjuntamente. La afinidad entre ambos gobiernos de hacer negocios juntos no ha escapado a nadie que esté atento.
Esto, por supuesto, pone en aprietos a los neoconservadores europeos y norteamericanos, quienes procuran continuar la guerra y hostigar a Rusia, en su estrategia de debilitar a Vladimir Putin y obligarlo a hacer concesiones, o en el mejor de los casos, quitarlo del medio. En la city de Londres, en Berlín y París, los mandatarios de los principales países europeos se retuercen las manos y los cerebros para tomar decisiones trascendentales: continuar con la ayuda militar y financiera cada vez más costosa ante la ausencia de su poderoso aliado, o seguir los pasos de la Casa Blanca. Por ahora no hay señales de que esto suceda, pero a mediano plazo la presión de los partidos políticos opositores a la ayuda militar a Ucrania, y la movilización de la población contraria a la guerra de estos países para que se ponga fin al conflicto, por los recortes que significan al sistema de bienestar social, aumentarán y será muy probable que se obligue a V. Zelensky, presidente de facto de Ucrania, a rendirse y negociar la paz con Rusia. La encrucijada de la NATO/EU es que no contemplan los intereses de Rusia y su seguridad.La diplomacia que Bruselas empuja ciegamente está en contra de lo que los expertos recomiendan: una paciente negociación y deliberación con el rival. Es decir, escuchar los intereses de los demás y estar dispuesto a considerarlos con la finalidad de obtener un resultado político o diplomático, en otras palabras, el equilibrio de intereses. Eso dicen los expertos en el tema. Lo que Europa occidental lleva adelante, hasta ahora, es todo lo contrario y está condenada al fracaso, con toda probabilidad. El mejor ejemplo de un caso contrario a esa estrategia geopolítica es como China ha diseñado su estrategia respetando los supuestos culturales de los países con los que entabla relaciones comerciales y diplomáticas. Los BRICS y su constante ampliación son un ejemplo estupendo, al ampliar lo que se denomina mundo multipolar, al contrario al que EEUU pretende mantener como hegemón mundial.
D.Trump y V. Zelensky tendrán una conversación telefónica prontamente, donde el presidente norteamericano le dará el toque final a su decisión y dejará expuesto al ucraniano a aceptar el fin de la guerra y las condiciones que le ponga Rusia, o seguir con el conflicto y perder todo, en caso de que Putin no decida detenerse ante la desesperada resistencia militar de una guerra que seguirá segando vidas inútilmente, y posiblemente, más pérdida territorial.
Ucrania y los aliados de la NATO tuvieron la ocasión de poner fin a esta guerra cuando Rusia pedía que Ucrania no fuera miembro de la Alianza y se mantuviera neutral, además de exigir que las provincias del Donbás en el este y fronterizas con Rusia, Lugansk, Donetsk, Jersón y Zaporiyia, fueran autónomas en consideración con la población rusa que allí habita. Estas exigencias fueron rechazadas por Ucrania y la NATO durante la presidencia del demócrata Joe Biden en EE.UU., considerando que Rusia no tenía ningún derecho de exigir tales pretensiones. Después de varias semanas de ejercicios militares en las fronteras con Ucrania y la negativa de aceptar las condiciones del Kremlin, Rusia invade en febrero de 2022 el territorio ucraniano. Las provincias ahora ocupadas han sido consideradas “repúblicas populares” y ya no son autónomas como se pedía en un principio. En tanto Crimea, ya ocupada en 2014 por Rusia, ha sido también parte de este conflicto bélico que en realidad lleva más de diez años, y el diplomático aún más si tenemos en cuenta las negociaciones llamadas Minsk 1 y Minsk 2 (2014 y 2015) en Bielorrusia. Esta guerra ha sido una inmensa tragedia para el pueblo ucraniano, principalmente, con considerables pérdidas humanas y materiales. Como en casi toda las guerras, el perdedor tendrá que someterse a las condiciones del ganador, que probablemente serán más duras que las que contenían las negociaciones de Minsk, y en esta ocasión, los derrotados están sentados en Kiev, aunque todavía no quieran reconocerlo.
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Un análisis muy interesante poniendo en conocimiento un escenario que cada vez se complica más en una estrategia por el poder e intereses expancionistas y de protección a una industria capitalista. La CE tiene sus propósitos que más allá de buscar una paz, poder romper el avance de Rusia. Esto todavía va para largo. Según los propósitos de Rusia. Veremos las consecuencias que esta decisión de Trump significará para la paz. Gracias Alberico por tenernos informados y activos.
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