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Nelson Mandela |
Esta semana se celebrarán las distintas ceremonias por le muerte de Nelson Mandela. Entre ese mar de lágrimas están las falsas y las verdaderamnte sentidas por este gran ser humano que ayudó a construir un país más reconciliado, a pesar que hoy existen diferencias económicas y sociales que en algunos aspectos se han intensificado. Todos al unísono lamentan su muerte y juran que siempre apoyaron la lucha contra el apartheid que
African National Congress (ANC) lideraba contra los
afrikáner. Por eso veremos a mandatarios de otras épocas y también actuales que realzan la figura de Mandela como el abanderado de la reconciliación. Sin embargo muchos de ellos miraban para otro lado cuando líderes como Olof Palme en Suecia encabezaban la lucha contra el régimen racista de Sudáfrica proponiendo sanciones comerciales contra el régimen del
apartheid.
Pero Palme no la tenía fácil en su propio país. En Suecia la derecha rechazaba las sanciones y declaraban abiertamente que eran contrarios al apoyo que el gobierno socialdemócrata sueco había establecido a favor de Mandela y el ANC. En 1979 una mayoría del parlamento sueco votó a favor de las sanciones a pesar de la oposición del partido
Moderata (Conservador), donde ya militaban y disponían de puestos importantes en el partido quienes serían posteriormente primer ministro y actualmente ministro de RREE, Carl Bildt, y la actual ministra de Justicia Beatrice Ask. Ambos defendían entonces los intereses de empresas suecas como Atlas Copco, SKF y Sandvik entre otras, instaladas en Sudáfrica y que podían correr el riesgo de verse afectadas por el boicot. Pero el que fué más lejos en su forma de expresarse fue el también ex-primer ministro conservador Ulf Adhelsson quien dijo:
Un negro es un negro, y un sueco es un sueco. Lo había dicho cuando visitaba un mina en la localidad de Persberg y se refería a que las sanciones comerciales afectarían a los
pobres negros, y los dejaría sin trabajo.
En plena Guerra Fria el régimen de Pretoria era un buen aliado de Occidente. La lucha por el poder en el mundo que enfrentaba a EEUU y a la Unión Soviética alimentaba el apoyo de la Casa Blanca a las dictaduras frente al peligro del comunismo. EEUU y Gran Bretaña seguían haciendo negocios
as usually con Pretoria, y tenían un aliado seguro frente a los gobiernos socialistas establecidos en Mozambique y Angola. Según algunas fuentes Mandela y ANC estaban incluidos en la lista de organizaciones terroristas de la CIA hasta 2008. Sudáfrica también tuvo el apoyo en aquél entonces de países como Israel, Brasil y Chile. El fin de la Guerra Fría, la retirada del apoyo de la URSS a países del continente africano y finalmente la opinión popular en Gran Bretaña y EEUU obligaron a sus gobiernos a cambiar su estrategia y presionar también al régimen racista a abandonar el
apartheid.
Cuando Nelson Mandela visitó Suecia en 1990, poco tiempo después de su liberación, pronunció las siguientes palabras en Estocolmo:
Actualmente son muchos los que quieren ser nuestros amigos. Nos alegra mucho. Pero nunca olvidaremos a los que nos apoyaron cuando lo teníamos más difícil.
Sí, muchas lágrimas se derramarán en estos días por Mandela, pero muchas no serán más que aire , eso que llamamos lágrimas de cocodrilo.