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miércoles, 16 de abril de 2014

De armas tomar. Un mundo que sigue desquiciado.

Avión ruso Sujói
No hay caso. Cuando se tiene miedo o se quiere meter miedo al vecino, parece que no hay mejor estrategia que comprar armas. Y no solo EEUU, Europa, Rusia y China siguen gastando miles de millones de dólares en armas cada vez más sofisticadas. También lo hacen países en desarrollo que deberían, si vivieramos en el mejor de los mundos, invertir en lo que más le hace falta a sus habitantes, esto es educación, salud, infraestructuras, por nombrar solo tres de las grandes obras que tienen pendientes.


El insituto Sipri publicó el lunes su último informe sobre el gasto militar que comprende entre otras cosas el gasto público que mantienen las fuerzas armadas y sus respectivas actividades, las armas y compra de materiales de todo tipo, la investigación y el desarrollo de nuevos prototipos. Todo eso ha costado 1 750  mil millones de dólares en 2013, una suma que con sólo imaginársela uno se marea.
Aún así Sipri calcula que el gasto total ha bajado por la retirada paulatina de EEUU de Irak Afganistán.

Según los cálculos de Sipri son en total 23 países los que han aumentado su gasto militar a partir de 2004. El denominador común de estos países es que presentan ciertas características como por ejemplo un fuerte crecimiento económico, altos ingresos por la venta de petróleo, gas y otros productos. Pero también por conflictos internos. Un buen ejemplo es Argelia, que ha gastado más de 10 mil millones de dólares en armas, un aumento del 9 por ciento en los dos últimos años, según Sipri. El motivo es variado, una es la pretensión de su gobierno de convertirse en un factor de poder regional; la amenaza islamista en el vecino Mali y una mayor producción de petróleo, según el informe.

La violencia del narcotráfico también ha influido en el gasto armamentista de países de América Central y el Caribe. El gasto en  Honduras creció un 22 por ciento, en Nicaragua un 18 por ciento y en Guatemala un 11 por ciento, según Sipri.
En la lista también figuran Méjico y países como Azerbaiyán, Kazastán, Irak y Georgia.
Y ahora el conflicto entre Rusia y Ucrania exigirá nuevas armas con las que amenzar al vecino o defenderse de una invasión si es que la misma ocurre como lo anuncian los medios occidentales. Y si no se produce de todas formas se abrirán créditos para comprarlas, por las dudas. La  OTAN también comienza a engrasar la maquinaria bélica, y la nueva situación puede acelerar lo que hace poco parecía ser una época distención entre Rusia y Occidente. Los fabricantes de armas son los más entusiastas y se restregan las manos con mucho regocijo. No hay mejor negocio en el mundo que este. Y por mucho tiempo.

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