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martes, 6 de julio de 2021

A la hora señalada. ¿Fin de la crisis sueca o brecha más profunda?

07/07/21

Un febril intercambio de reuniones entre los miembros de los partidos involucrados en la negociación de si apoyar o no, aún absteniéndose, a Stefan Löfven resultó con la reelección del mismo. La oposición solo logró 173 votos en rojo (negativos), y Löfven entre los amarillos (abstención) y verdes (positivos): 176. Hasta una legisladora liberal votó en amarillo junto a una independiente que en su caso llegó a un acuerdo con (S) sobre temas a tratar en el período que resta de gobierno, es decir hasta septiembre de 2022. 

Así las cosas se abre un nuevo período para Löfven que debe gobernar ahora con una base política menos firme ya que el llamado Acuerdo de Enero se rompió al abandonar este acuerdo el P Liberal.  La cuestión es si habrá suficiente substancia para conformar las exigencias del liberal (C) y el (V) de izquierda. Sin dudas que Löfven y su partido (S) tienen la habilidad de llevar los asuntos que preocupan a buen puerto aún teniendo que llegar a compromisos que no pocas veces van en sentido contrario a la ideología de su partido. En todo caso los compromisos obtenidos reflejan lo compleja que es la realidad política sueca donde un gobierno de minoría como el actual tiene que hacer malabares para atar cada año un presupuesto y donde la oposición influye directamente. De prueba está como la misma se unió el año pasado para aprobar uniéndose al partido de ultraderecha (SD) para votar el presupuesto que hoy debe administrar el gobierno de centro-izquierda. 
Una paradoja que pone a prueba a cualquier gobierno. Veremos si en el presupuesto de otoño Löfven logra la mayoría que necesita y puede resolver la ecuación. Afirmó que renunciaría nuevamente si el presupuesto (S) no era aceptado por una mayoría. Sin dudas Suecia se ha convertido en un tembladeral político con una derecha que afila los dientes ansiosa de ocupar nuevamente la casa de gobierno y llevar adelante su política neoliberal sin negar lo que parecía imposible hace apenas tres años: recibir el apoyo  de la ultraderecha con la que habían afirmado nunca negociar ni dialogar. Ahora que creen poder ganar las próximas elecciones con ese respaldo se lanzan con todo. Le toca al pueblo sueco elegir qué gobierno y alianzas prefiere. Como están las cosas ¿es posible que el sueño mojado de la ultraderecha pueda hacerse realidad?

06/07/21

A poco menos de 24 horas de definirse si el socialdemócrata (S) Stefan Löfven continuará como Primer Ministro (PM) en un gobierno integrado por miembros de su partido y del Miljöpartiet (MP-Verdes) las posibilidades todavía están abiertas para lograrlo o fracasar. En todo caso el presidente del Parlamento Andrea Norlén formalmente le otorgó a S Löfven la misión de formar gobierno si tiene el apoyo de mínimo 175 votos que pueden ser activos como pasivos, es decir votos por la positiva (verdes) y neutrales (amarillos) contra los 174 negativos (rojos). 

Las cuentas son notoriamente muy ajustadas. Por un lado el partido que más ha sacado provecho de este impasse del sistema sueco con un gobierno transitorio por estos días, es el Partido de Izquierdas (V), cuya lideresa Nooshi Dagostar ha sido la que más ha ganado en apoyo a su figura y partido al mostrarse más firme que nunca en cuanto a las exigencia de no introducir el libre mercado de alquileres en el sistema sueco, y ahora exigir que quiere ser parte activa en la negociación del próximo presupuesto y no votar lo que (S) disponga en acuerdo con (MP) y el (C). Este es un nuevo desafío que sumado a una exigencia también más cerrada del (C) de no permitir que (V) forme parte de las negociaciones hace hipotéticamente casi imposible que Löfven salga airoso de este forcejeo.

A esto hay que agregarle que si lograra armar este rompecabezas todavía existe un voto al que tiene que ganar sí o sí. Parece paradójico pero no lo es. Dentro del (V) hubo una deserción a poco de iniciarse la actividad del parlamento referida a la legisladora  Amineh Kakabaveh quien ha puesto sobre la mesa diez puntos a negociar con (S) para votar a favor del PM Löfven. Hoy martes se reuniría con los integrantes de (S) para definir un posible acuerdo que la llevara a votar verde o amarillo. 

Todo esta crisis tiene por supuesto un transfondo político y social donde el proyecto de una sociedad de bienestar ha venido deteriorándose a medida que los grupos de interés privado ganan influencia política en el parlamento, quitándole poder de decisión a la izquierda, sobre todo a (S) que se ve obligada a negociar con el centro. Así, a través de los años, las fuerzas del mercado han ido ganando espacio en los lugares más sagrados del parque social y de servicios construido por la socialdemocracia: la salud y la educación. Las privatizaciones durante los gobiernos de derecha pasados, han ido carcomiendo el sistema público de servicios para pasar a crear instancias privadas pero financiadas con dineros del estado. "La libertad de elegir" fue y es el mantra de la derecha, que con los resultados a la vista solo muestra la acumulación en pocas manos de las llamadas "nuevas dinastías" dentro del servicio de salud, educación y cuidados, solo para nombrar tres. 

La flexibilidad que muestra (S) para mantenerse en el poder la aleja cada vez más de su electorado que recorre comúnmente dos caminos: un sector que se alínea con Sverigedemokraterna (SD), la ultraderecha y otro con el (V) que levanta las tradicionales banderas del estado progresista. Por ahora el espectro político muestra que ningunos de los dos bloques tiene preponderancia sobre el otro. La pandemia no facilitó tampoco la posibilidad de tener políticas más claras de bienestar porque los recursos fueron canalizados para sostener decenas de miles de trabajadores con sueldos provisionales y a las empresas con fondos que las mantuvieran a flote. Un considerable esfuerzo que hay que reconocer mantuvo a la sociedad flotando mientras muchos sectores económicos como la hotelería, restaurantes y turismo en general, sufrían la peor crisis de los últimos años. 

Mañana miércoles sabremos qué deciden los legisladores suecos. O continuación del gobierno (S)+(MP) con apoyo de (C) y (V) o de caerse esta instancia no hay otro camino que elecciones adelantadas. Löfven lo ha expresado sin mayores reparos. Si no se acepta por parte de (C) y (V) el presupuesto que se presentará en el otoño próximo, no hay otro camino que nuevas elecciones. 


Un dilema que tienen todos los partidos que obliga a mostrar hasta donde pueden estirar su cintura política. 

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