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lunes, 26 de febrero de 2024

Bajo la bandera de la Alianza

Exactamente dos días después de cumplirse dos años de la invasión de Rusia a Ucrania, Suecia se convierte formalmente en el 32o miembro de la OTAN. Un largo camino que muchos analistas definen como un  vía crucis debido a la negativa de Hungría y principalmente Turquía, de admitir al país escandinavo al regazo de la Alianza. 


Sin embargo, Hungría  sería la última  en firmar la aprobación después de haber conseguido un acuerdo que le asegura la compra de cuatro aviones de combate JAS Gripen, y así completar y modernizar la flotilla de los aviones construidos por Saab, adquiridos años atrás, además de otros acuerdos en el terreno militar hasta el año 2036 y, además, dejar de criticar al gobierno de Orbán por el autoritarismo de su gobierno, falta de libertades, y rechazar resoluciones de la UE en muchas ocasiones.  


No obstante, las condiciones más duras las puso Turquía y su presidente Erdogan, con quien los gobiernos suecos, principalmente los socialdemócratas, no congeniaban bien, debido principalmente por el autoritarismo de su gobierno y la represión política contra los opositores curdos. Suecia había apoyado durante muchos años las reivindicaciones de algunas de las organizaciones curdas, e incluso, su proyecto independentista o, en todo caso su autonomía, no solo ante Turquía sino también ante Irak e Irán.

Todo esto desapareció en un abrir y cerrar de ojos cuando el pánico cundió en Finlandia y Suecia en el momento en que Vladimir Putin decidió dar la orden el 24 de febrero de 2022, de invadir Ucrania con el fin de incorporar bajo su esfera a este país que antiguamente, durante la era soviética, había pertenecido a la URSS. Según Putin la OTAN buscaba incorporarla a su alianza poniendo en peligro la seguridad de Rusia. Así que el presidente ruso para impedirlo lanzó los tanques para hacerse con el control del país, algo que le está costando decenas de miles de vidas a ambos bando y una destrucción de pueblos y ciudades incalculable. 


La mentada neutralidad sueca, ya abandonada en la práctica hace décadas, pero retóricamente defendida todavía por muchos de sus líderes, que preferían hacer creer a la población y al mundo que el país seguía estando libre de alianzas militares, tuvieron que reconocer públicamente que en la OTAN estaba el hogar más seguro ante la amenaza del oso ruso, después de su peregrinación por el desierto cada vez más estéril de aquella neutralidad que se fue derritiendo como la cera, con los años y el calor de los conflictos que no cesan. 



Turquía y Erdogan obligaron al gobierno sueco a reconsiderar su apoyo a las organizaciones curdas, incluso a decir que Turquía es una democracia y lo que antes estaba prohibido, es decir la venta de armas a este país, quedó olvidado.  El actual gobierno del Primer Ministro Ulf Kristersson, decidió olvidarse  de la violación a los DDHH con el visto bueno de una mayoría parlamentaria de centro derecha y de la socialdemocracia. Incluso prometieron una nueva ley antiterrorista que ha obligado el propio Consejo de Asuntos Legislativos, que analiza el contenido de las leyes, sus posibles irregularidades y contradicciones con la Constitución, ha protestar y poner el grito en el cielo porque el proyecto de ley serviría no solo para encarcelar a terroristas, sino también reprimir organizaciones sociales, periodistas y a cualquiera que se considere enemigo de la patria, por decirlo de la manera en la que los regímenes autoritarios se refieren a la disidencia.


En resumen, cumplidas las pocas formalidades que quedan pendientes, en unos pocos días la bandera sueca ondeará entre la de los otros miembros, en el edificio de la OTAN, en Bruselas. Así comenzará el proceso ya firmado de establecer 17 bases militares de almacenamiento de armas del aliado más poderoso, es decir EEUU, el uso del territorio para las maniobras militares frecuentes, transporte de tropas y material a lo largo y ancho del país. Una gran transformación de la pacífica Suecia, acostumbrada a una paz que duró más de 200 años.  Al final Putin le sumó dos nuevos miembros a la Alianza por intentar impedir que se incorporara uno. Mas no olvidemos que si Donald Trump es elegido presidente de EEUU en noviembre, su participación en un frente común contra Rusia es cada vez más dudoso. Puede ser una finta para que los aliados europeos que no cumplen con la inversión del 2 por ciento del PBI en defensa, se asusten y lo hagan, o en realidad sea la forma de ir cortando los lazos con la alianza y así replegarse hacia el sueño aislacionista y nacionalista de la derecha más conservadora de EEUU. De ser esto una estrategia real sería un regalo para un Putin que se pondría la peluca y la rala barba de Genghis Khan, montaría a caballo y a galope tendido hacia occidente y las fronteras que nadie sabe donde están sus límites.


Ahora habrá que rogarle a los dioses de la Rusia imperial, que no se le ocurra cruzar el charco y ponernos a correr a los refugios como los ucranianos, cuando creíamos que estábamos a salvo con la bandera de la OTAN ondeando sobre nuestras cabezas. Por ahora parece haberse conformado con la guerra de guerrillas en el ciberespacio sueco, jaqueando los sistemas de datos de instituciones públicas y privadas, amenazando con publicarlas o cobrar el rescate. Claro que estos “guerrilleros” no llevan uniforme ni son reconocidos por el gobierno ruso. Tampoco es de descartar que los rusos sufran los mismos ataques contra sus instituciones. En este “tome y daca” es difícil de discernir quien es el gato y quien es el ratón.


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1 comentario:


  1. La democracia y soberana Suecia es un recuerdo para plasmar en los libros de historia.
    Su neutralidad durante la segunda guerra mundial, su postura ante los países dictadores, el cuestionamiento de las guerras, las persecuciones a etnias minoritarias. Su papel protagónico como país confiable en sus investigaciones. En fin un país que inspiró a muchos líderes a emprender un modelo semejante de bienestar e igualdad social.
    Hoy Suecia busca a través del terror influir a sus habitantes de una posible guerra e invasión de Rusia.
    El general supremo de Suecia hizo declaraciones las cuales desató una inseguridad en la población, sobre una guerra inminente y que deberíamos prepararnos muy seriamente para esa eventualidad. Algo que desató una necesidad de adquirir útiles para aguantar una guerra, sin electricidad, sin agua.
    Al mes de este comunicado de este general, formó el su propia empresa de consultoría a los militares. Todo es negocio y nada confiable de este sujeto. Hoy ya no es lo que fue ayer en su objetividad.
    La nota es ilustrativa de un hecho inminente respecto a Suecia y la NATO.
    El futuro es de todas maneras es muy inseguro

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