Vistas de página la semana pasada

sábado, 21 de septiembre de 2013

Tradiciones que duelen

Probablemente no existen sociedades donde no hayan tradiciones con un contenido morboso y agresivo contra los más débiles. Tal es el caso de un centro de enseñanza privado sueco que ha sido noticia en los medios al iniciarse el semestre de otoño , luego que se denunciara el caso de acoso y tortura de dos alumnos principiantes quemados con una plancha. Al mejor estilo inglés este colegio de bachillerato recibe cada año nuevos alumnos a quienes sus compañeros que cursan el último año los hacen pasar por la prueba de los principiantes, es decir pruebas humillantes y a menudo dolorosas para quienes las sufren.

El caso al que nos referimos fue un hecho más denunciado sobre este colegio, el instituto Lundberg, donde asisten principalmente alumnos de familias adineradas cuya ambición es que sus hijos e hijas sean en el futuro personas destacadas en el mundo de los negocios, la política, etc. El colegio tiene una larga tradición y fue fundado con un régimen semejante al de los colegios ingleses del siglo XIX. Es decir en régimen de internado, y desgraciadamente siguiendo esa tradición de abuso de poder para quebrar a los más débiles, con acosos físicos y psicológicos y convertirlos en "esclavos" durante el período de iniciación. Tal vez nadie como el escritor Jan Guillou refleje mejor ese ambiente en su novela "Ondskan" (Maldad) donde cuenta su propia experiencia de acoso y rebeldía ante esos intentos de sometimiento que sufrió.

En todo caso lo ocurrido recientemente con esos dos alumnos, uno de ellos tuvo que ser atendido en el hospital con quemaduras producidas por una plancha caliente en la espalda para quebrarle su voluntad, muestra lo permeable que pueden ser las leyes cuando se trata de gente con dinero. La reacción de las autoridades de la enseñanza fue inmediata ante el hecho ocurrido ya que las repetidas denuncias por malos tratos venía llenando el vaso de la paciencia de la Dirección de Inspección Escolar, que ordenó el cierre inmediato de este centro estudiantil. Pero las familias de los alumnos reaccionaron cerrando filas y apelaron a la justicia para anular la decisión por considerar que la medida era demasiado severa. Ante las cámaras de la tv padres y alumnos reflejaban el gran pesar que les había producido la decisión, y comentaban lo grandioso que era ese colegio y lo bien que se encontraban. Y la justicia les dio la razón a pesar de las repetidas denuncias sobre este tipo de malos tratos que venían siendo difundidos por la prensa, y la promesa de la dirección del colegio de corregir la cultura del acoso entre los alumnos. La DIE apeló la decisión judicial pero también en segunda instancia le dieron la razón a los padres y el colegio reinició sus actividades.

Las consecuencias posteriores de este escándalo fue el cese del director por no haber aplicado las medidas necesarias que habían sido estipuladas anteriormente para que cambiara esa tradición enfermiza de los alumnos mayores. Pero queda una duda en el aire. La DIE es una autoridad estatal que controla y evalúa toda la actividad escolar. Que los jueces le dieran al razón a las familias de los alumnos afectados y no aceptaran que fueran reubicados en otras escuelas, habla del poder de las mismas. Allí por ejemplo se educó el hijo del rey, el príncipe Philip y otros conocidos personajes del mundo empresarial y cultural, así como político. El estado financia la actividad escolar, incluso la privada porque cada alumno tiene una suma asignada para su educación ya sea en un colegio público como privado. O sea que son los contribuyentes los que pagan para que ese museo del maltrato siga abierto. En otros casos cuando se violan las normas de la enseñanza se cierran las escuelas. Este no fue el caso del instituto Lundberg a pesar que nadie puede garantizar que no se repitan los mismos hechos de barbarie contra los alumnos más débiles, a pesar de las gastadas promesas de reivindicación. Serán estos los futuros líderes del país?

1 comentario:

  1. Indigna. Lo peor es que desalienta. Y descorazona. Quita esperanzas sobre el futuro del modelo Sueco. Pese a lo dicho, NO BAJAR LOS BRAZOS y seguir denunciando. Que no se repita y que se vigile de cerca ese colegio.

    ResponderEliminar

Le agradecemos su comentario referido al tema. Cada aporte es una gota de reflexión sobre temas que interesan o preocupan. Suscríbase si desea seguir leyendo las notas y relatos de este blog.Es gratis.