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miércoles, 11 de abril de 2018

Implosión en la Academia Sueca

En Suecia están ocurriendo una serie de acontecimientos que sacuden fuertemente la imagen del país, y sobre todo de las instituciones que han los sido pilares de ese prestigio internacional. En estos días es la Academia sueca de Literatura , que determina cada año quién recibirá el Nobel de Literatura, la que está envuelta en un escándalo que tiene su origen en el movimiento #MeToo.
Dieciocho mujeres salieron públicamente en el mes de noviembre pasado a denunciar el acoso y abuso sexual de parte del esposo de una de  de los miembros de la Academia. Se trata de Jean-Claude Arnault, francés, casado con la renombrada poeta sueca   Katarina Frostenson, la que ha sido presionada para que renuncie a su cargo. Y es que a partir de la denuncia la Academia (que casualmente tiene también dieciocho miembros) comenzó a implosionar al enfrentarse dos grupos dentro de la institución: los que quieren que Frosterson abandone su cargo y los que la respaldan, argumentando que la escritora no tenía porqué ser responsable de las andanzas de su marido.

Sin embargo en esta tela de araña donde la Academia de Literatura es vista como una reliquia fundada en 1786 por el rey Gustavo III, el mismo que mandó construir el Teatro de la Ópera, los miembros han demostrado ser tan humanos como cualquier hijo de vecino, atacándose mutuamente y rompiendo una de las tradiciones mejor conservadas de la institución: actuar como una familia unida y no sacar a la luz pública las diferencias personales y de enfoque sobre los temas que deben resolver. Solo valía mostrar la sólida imagen de entildadas damas y caballeros, con aire de nobleza y no menos arrogancia, apadrinados por el rey Carlos Gustavo, para entregar esa imagen de prestigio y solidez que se está resquebrajando si no ocurre algo que solucione el conflicto entre personalidades que hasta ahora no parecen querer dar el brazo a torcer.
Al contrario, han salido en los medios a criticarse y reprocharse por decisiones y actitudes que ocasionan heridas profundas en la Academia. Tres de ellos han renunciado a sus puestos en protesta porque la mayoría no aprobó la propuesta que pedía la renuncia de Frostenson.

Del que menos se habla ahora es paradójicamente de Jean-Claude Arnault, el causante de la crisis, que no solo es esposo de Frostenson, sino también amigo de algunos de los otros miembros permanentes. Existe la sospecha de que Arnault por medio de Forum, un club literario ubicado en la Ciudad Vieja de Estocolmo, conocido como Klubben por sus socios, y muy exclusivo para la élite literaria. Allí se definían según muchos testigos, el triunfo o el fracaso para muchos escritores. Arnault era la araña en la tela que tenía contactos y prometía, sobre todo a las jóvenes escritoras, si tenían la posibilidad de lograr el éxito. Pero primero había que hacer favores, han denunciado las acosadas. Y es que Arnault es un seductor al mejor estilo galo, pero en los rincones oscuros de su club era menos caballeresco, y metía mano donde mejor le parecía.
A este estilo agresivo del sátiro del Forum, se agrega otro que tiene que ver con la economía del mismo. El club ha recibido dinero de la Academia para fomentar su actividad. Fondos que están bajo investigación policial ya que no se sabe a ciencia cierta cuanto y cuál ha sido el uso de esos dineros que provienen de los fondos del premio Nobel. También ha recibido dinero público del Consejo Cultural de Estocolmo, según las investigaciones.

También  hay una fuerte sospecha de que monsiuer Arnault filtraba a algunos medios los nombres de los premiados con el Nobel de Literatura antes que se dieran a conocer oficialmente. Por los menos en siete ocasiones se habría comprobado que Arnault le sopló a uno o más medios de prensa el nombre del premiado.¿A cambio de qué? Esa es la cuestión que se está investigando. ¿Dinero? ¿Viajes? Sobre  este aparente discípulo del Marqués de Sade se sabe muy poco. Es un tipo astuto que desde que llegó a Suecia en la década del 60, se introdujo en el mundo de la cultura sueca, sobre todo la literaria, aunque él  no ha escrito una sola línea, discreto y paciente, seductor y con una amplia red de contactos. Sus amigos lo defienden y no reconocen la imagen que se refleja en los medios. Hablan en cambio del aporte cultural que ha hecho a la cultura sueca a través de la larga actividad de Forum.

Pero bastaron dieciocho mujeres que afirman haber sido acosadas por monsiuer Arnault, cinco de ellas lo han denunciado (dos por violación y tres por intento de violación) lo que produce  que la aristocrática y arrogante Academia tiemble en sus cimientos. Veremos si el rey logra que sus miembros vuelvan al viejo sistema de máxima discreción: los trapos sucios los lavamos en casa y
entre todos. Y a trabajar, que hay que elegir al próximo agraciado/a del Nobel de Literatura, antes que
el propio Alfred Nobel se levante de la tumba, debe estar pensando el monarca.



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