El mudo de la residencia de Suárez y Reyes

El golpe de estado del 23/06/73 fue un episodio que dejó huellas profundas para mi generación y las anteriores que las sufrieron en carne propia. Las siguientes generaciones que apenas escucharon el eco de esos relatos o los que se identificaron con el destino trágico de sus madres y padres, herman@s, tí@s y amig@s, hoy disfrutan de un legado. Un legado que durante 15 años buscó con aciertos y errores construir durante tres gobiernos consecutivos del FA con reformas económicas, políticas, sociales, culturales y humanitarias tan importantes que tienen un amplio reconocimiento internacional. No todos lo han reconocido, es cierto. Hay una polarización a nivel nacional y mundial sobre qué principios y valores deben regir una sociedad. En realidad no es nuevo simplemente que cambian las circunstancias y los actores, pero la lucha entre conservadurismo y progresismo, por llamarlo de una manera más sencilla, es tan vieja como la humanidad. Porqué ha de sorprendernos que el presidente LLP no haya dirigido un mensaje a los ciudadanos del país condenando el golpe del 73 y llamando a desarrollar más libertades y democracia cuando con la LUC lo que se hace es lo contrario? Sus alianzas con el CA de Manini es una de las razones. La otra es él mismo, una persona cuyos principios abrazan ese conservadurismo a veces escondido pero cada vez más abierto una vez pasada la campaña electoral y asumido el gobierno, heredado de la tradición familiar, los Herrera, que es un relato disfrazado de nacionalismo hueco, donde en realidad "El Estado no es el que saca adelante a la población, sino el particular". Ni siquiera una combinación de ambos, sino puro neoliberalismo que define lo que es su meta final después de cinco años en el gobierno, si es que llega, con el 28% de los votos a su partido, el PN, y una coalición por ahora unida, pero con visibles fisuras. LLP hace surfing (un deporte preferido) con la pandemia, aprovecha el dramatismo de la situación para ponerse frente a las cámaras y micrófonos todos los días, pero tarde o temprano habrá otras realidades, y la tabla de surf puede quedar hecha astillas entre las rocas de una depresión económica sin precedentes. Dará entonces la talla?