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lunes, 24 de mayo de 2021

Luis Suárez, justicia poética para el 9

No acostumbro a escribir sobre temas de deportes, pero el fin de la liga de fútbol española me motivó para referirme a lo que el periodista uruguayo Rómulo Martínez  llama "justicia poética". Y sin dudas que hubo mucho de ello cuando de una forma humillante la dirección del Barca decidió deshacerse del segundo goleador del club en las últimas temporadas y el tercero a través de su historia: Luis Suárez, alias El Pistolero, mi héroe en las canchas al que sigo desde que debutó en el Ayax. 

No voy a repetir los comentarios que despertó en la gente del fútbol esa acción en la hinchada del Barca, muchos en contra y unos pocos a favor a través de los medios y redes. Estos últimos que querían verlo fuera del club veían en Luis Suárez algunas carencias físicas (está gordo; lento; errático, etc) que los años estaban arrimando al cuerpo del 9 después de tantas lides con las camisetas de Nacional (Uruguay), FC Groningen y Ayax FC (Holanda), Liverpool (Inglaterra) y Barcelona (España) y no menos con la "celeste" donde se convirtió en el mayor goleador hasta ahora y donde sigue siendo un pilar. 

Es en este contexto donde ese hace incomprensible el cese del club con una llamada telefónica del entrenador holandés recién llegado a filas del club, Ronald Koeman. No he buscado a fondo si la decisión fue tomada porque ya no consideraban que Luis Suárez estaba a la altura de la exigencia física que la liga reclama, si el costo del jugador era demasiado oneroso en época de pandemia o si en el gusto del nuevo DT en el puesto de centrodelantero Luis nos estaba en sus planes por algún motivo táctico. A menudo es una combinación de todos esos factores, el asunto es que a Luis, en vez de despedirlo con todos los honores de lo que él representó para el club le mostraron en cambio la salida por la puerta de atrás del complejo deportivo del club. Una vergüenza producto de una dirección sinverguenza carente de ética y que recibió finalmente la patada justiciera en los fundillos.

Se hizo justicia poética con Suárez por ser el factor principal para que el Atlético Madrid fuera campeón con sus 21 goles decisivos, y se hizo justicia poética con quienes lo humillaron desprendiéndose de su participación en el club creyendo que lo hundían para siempre. Pero Suárez es Suárez, un Ave Fénix que se levanta una y otra vez, un chico de barrio acostumbrado a caerse en el barro y levantarse para seguir jugando descalzo o con los botines de oro, pero siempre con la humildad de uno de los mayores goleadores que nos ha dejado el fútbol, no solo por la cantidad sino por la calidad de sus goles. 

¡¡Vamos Luis, que todavía hay muchas redes por castigar!!

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