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jueves, 29 de julio de 2010

Volverá el río Uruguay a ser el río de los Pájaros Pintados?

Los presidentes de Uruguay y Argentina firmaron ayer el acuerdo de cómo controlar las aguas del río Uruguay y las posibles fuentes de contaminación, entre ellos la pastera de la discordia, la ex-Botnia hoy UPM.

Uno de los avances fundamentales en este conflicto, que ha durado cinco años y que mantuvo el puente San Martín cerrado por tres años por los piqueteros de Gualeguaychú, se resolvió de la manera más racional que ya había planteado Uruguay en el pasado: el monitoreo conjunto de las aguas en ambas márgenes del río con científicos expertos en el tema de la contaminación ambiental, especialmente en las cuencas de los ríos. Así queda zanjado este conflicto que hundió el comercio y las relaciones culturales entre las ciudades de Fray Bentos en Uruguay y Gualeguaychú en Entre Ríos, Argentina.

Los piqueteros querían participar en ese grupo que regenteará la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU) pero triunfó el sentido común ya que quedaron fuera de ella. Durante esos cinco años se negaron a escuchar los argumentos científicos sobre los avances que ha tenido la tecnología de la industria de la pulpa de celulosa para evitar la contaminación ambiental. Y cerraron los ojos a la contaminación que se produce en sus propias fábricas vecinas a la ciudad y la que produce la agricultura a partir de la masiva plantación de soja transgénica, que en Entre Ríos a llegado a cubrir decenas de miles de hectáreas. Muchos de esos agricultores fueron los promotores de esa campaña piquetera, tal vez para ocultar los propios daños que estaban causando con vertidos de agroquímicos que el cultivo de la soja demanda.

 Esa retorcida y unilateral opinión sobre el medio ambiente y las causas de la contaminación de las aguas del río Uruguay terminaron por llevarlos a un callejón sin salida, incluso entre los propios vecinos de Gualeguaychú, que asustados con la propaganda masiva sobre las terribles enfermedades que padecerían cuando funcionase la pastera, los acompañaron en esos primeros años. Y por el propio gobierno argentino que colaboró en su momento con la campaña orquestada por caudillos locales que buscaban votos y se abanderaron falsamente con la causa del medio ambiente.

Hoy se morderán las manos - y quedarán , como los tontos en la opereta que ellos mismos escribieron, a pesar de todos los informes internacionales que demostraban que la ex-Botnia no contaminaba las aguas del río, y a pesar que tuvieron todas las oportunidades de acumular conocimientos e informarse de cómo funcionan las modernas pasteras. En su empecinamiento quedaron como unos irresponsables ignorantes que arruinaron a comerciantes y dejaron sin empleo a cientos de personas a ambas orillas del río.

Ahora las aguas del río Uruguay serán controladas en ambas orillas alternativamente. Y es de esperar que todas las fuentes de contaminación sean detectadas, denunciadas y finalmente neutralizadas. Si la CARU cumple a fondo con su función, la frontera entre ambos países será la primera en el mundo en desarrollar un control ambiental que proteja a la Naturaleza y a los habitantes de ambas márgenes del río. Honor a los presidentes José Mujica de Uruguay y Cristina Fernández por llegar a este acuerdo.

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