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lunes, 10 de enero de 2011

Una mujer sin atributos

No es muy común que un escritor sueco tenga como uno de sus escenarios a la capital uruguaya Montevideo, en una obra literaria. Es más, creo que ha sido impensable hasta que Niklas Ekdal en su última obra La mujer sin atributos pone un par de sus principales protagonistas en un Montevideo con aire decadente en algún momento de la década pasada.

La trama de la novela se basa en la historia de una joven sueca cuya madre que es psiquiatra decide enviarla a un colegio inglés para que cambie de ambiente y se prepare para una carrera profesional. Al mismo tiempo alguien le envía por correo y anónimamente, historias de hombres castrados en distintos momentos de la historia de la humanidad, y que ella lee con sumo interés.

El escritor de tales historias resulta ser un paciente de la psiquiatra, el cual fue víctima en su infancia de una castración a comienzos de la década del 50, cuando el estado sueco se dedicaba a investigar con seres humanos discapacitados, y que tuvieron un perfil nazi netamente marcado. El paciente es asesinado misteriosamente, pero las historias de castrados continúan llegando al domicilio de la psiquiatra.
Este asesinato y la posterior desaparición de su hija en Inglaterra, abren la puerta a una policía que es amiga de la psiquiatra y a un periodista de un vespertino sueco con base en Londres, lo cuales investigan juntos la razón de esos crímenes.
En la historia policial se mezclan los intereses de una multinacional de los medicamentos como ministros y políticos sospechosamente corruptos de tres países: Suecia, Inglaterra y Uruguay, y también con los destinos de los personajes unidos por complicados lazos que tienen que ver con infancias y relaciones conflictivas.

En el escenario montevideano la joven protagonista busca a un amigo uruguayo investigador que conoció en Londres, y que aparentemente está detrás de una pista de corrupción protagonizada por la multinacional de los medicamentos antes mencionada.
También él es asesinado en un lugar que el autor parece haber visitado: el Cerro.
Hay detalles de la capital uruguaya que hacen creer que Ekdal estuvo allí por algunas descripciones concretas de ciertos lugares, si es que no visitó Google Earth. Pero donde estas secuencias tienen un punto realmente flojo es en el español en el que se expresan algunos personajes circunstanciales que aparecen en la obra. Hay expresiones que son atípicas de los uruguayos como chingada –muy mexicana ella- y otras que hacen dudar en donde se habrá inspirado realmente el autor.

La novela promete mucho hasta casi el final cuando a mi parecer se desinfla abruptamente y la trama de corrupción entre empresa multinacional –ministros corruptos como motivo de los crímenes termina desembocando en que los asesinatos son obra de personajes que aparecen en forma algo secundaria y toman protagonismo en esos capítulos finales.
Lo rescatable de la historia son los experimentos y las tramas que los rodeaban que el estado sueco realizó en las tempranas décadas del siglo pasado hasta los años 60, donde se puso fin a los mismos. En la novela de Ekdal se alude no solo al proyecto de castración mencionado, sino también a otro donde a los pacientes de un centro hospitalario para personas con discapacidad se les daba a comer dulces de todo tipo. De esta forma los médicos observaban los resultados y efectos que estos causaban en la dentadura de estas personas- para luego determinar políticas de prevención para toda la población del país. Esos experimentos existieron en la realidad y todavía aparecen de vez en cuando en los debates sobre políticas pasadas para hacer recordar que el estado sueco no siempre ha sido un defensor de los derechos humanos.

Lo casual en esta historia es que en el hospital mencionado por el autor, Vipeholm, trabajé un verano a comienzos de los 80, haciendo una suplencia como cuidador cuando iniciaba mis estudios en la universidad de Lund, al sur de Suecia.
La novela no ha sido traducida al español, aunque nunca se sabe, La mujer sin atributos siempre puede resultar atractiva para una editorial, sobre todo en España, donde los autores suecos de la novela negra y policial están tan de moda.

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