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miércoles, 6 de abril de 2011

No alcanzó con apretar los dientes

Suecia es un país donde los cursos para los más variados gustos han crecido como hongos después de un verano muy lluvioso. Las nuevas reglas permiten a los emprendedores iniciar actividades que antes eran muy restringidas o incluso estaban prohibidas para aquéllos que no tenían la capacitación exigida o la experiencia debida.
Uno de estos institutos privados que está colonizando nuevos terrenos inexplorados inició una serie de encuentros en una casa de campo para la gente con problemas de estreñimiento después de haber probado toda clase de medicamentos y ejercicios.

El resultado del método usado fue tan exitoso que de pronto todo el grupo de participantes se encontró haciendo cola frente a la escasa infraestructura que el instituto tiene en el lugar. Esto obligó a una mujer que se encontraba entre los últimos de la cola a pedir por favor que la dejaran entrar en uno de los pocos baños disponibles, pero claro, estaba ocupado. Ante la negativa de los presentes, y con los dientes apretados y unos retorcijos de barriga que la hacían lagrimear, la señora no tuvo más opción que bajarse sus prendas íntimas, agacharse y darle rienda suelta a sus intestinos ante la mirada atónita de sus compañeras/ros.

Ahora la señora ha demandado al instituto y su reclamo ha sido aceptado por la justicia sueca porque según el juez, un curso de este tipo que tiene por finalidad  ponerle fin al estreñimiento,  tiene que contar con una cantidad de baños similar al número de participantes.
Por lo tanto se espera que la damnificada sea resarcida con una suma de dinero todavía no estipulada. Sin embargo aclara la víctima de estas circunstancias que no hay suma de dinero que la compense por la vergüenza que tuvo que pasar ante los demás participantes de tan exitoso curso.

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