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jueves, 20 de octubre de 2011

El fin de Gadafi: morir con las botas puestas

La noticia recorrió el planeta en pocos segundos. En las cercanías de la ciudad libia de Sirte, caía herido el coronel Muammar Gadafi según las fuerzas rebeldes que responden al gobierno de transición. Según la información de los medios la OTAN habría bombardeado el convoy en el que se desplazaba Gadafi junto a varios miembros de su estado mayor y otros soldados leales que habían defendido la ciudad de Sirte hasta la madrugada de hoy. De ser correcta la información, porque desde la TV-leal a Gadafi decía que ni estaba herido ni había sido apresado este sería el fin de la resistencia del coronel. Mientras desde las fuerzas rebeldes confirmaron finalmente que estaba muerto a causa de sus heridas.

Muerto o vivo, así se cerraría un capítulo de la historia del coronel Gadafi que hasta hace poco estrechaba manos y compraba material bélico a los mandatarios de los países europeos que desde hace semanas están bombardeando con sus aviones el norteño país africano. Esas mismas armas y material bélico que ya están cambiando de manos porque según la información difundida por periodistas suecos en Libia, ya habría grupos allegados a Al-qaida y otras organizaciones islamistas apoderándose del material bélico abandonado por el ejército libio. Sobre todo de misiles tierra-aire de fabricación soviética que pueden usarse contra aviones militares o civiles en el momento de su despeje o aterrizaje.

En la reciente visita relámpago de la Secretaria de Estado Hyllari Clinton a Libia el tema quedó sobre el tapete: cómo controlar y apoderarse lo más rápido posible del material bélico abandonado en lugares que ni siquiera están vigilados, lo que habría despertado un fuerte disgusto en los norteamericanos con las fuerzas rebeldes. Por eso el gobierno de EEUU ha enviado unas 50 personas con la misión de reunir principalmente los misiles que pueden ser una amenaza para sus aviones o los de sus aliados, si caen en manos terroristas. Los traficantes de armas también estarían envueltos en la rapiña de los arsenales, y las mismas no tienen escrúpulos en vender ese matieral bélico a todos los que quieran comprarlas. Un motivo más para intuir que con o sin Gadafi, Libia arriesga a convertirse en un verdadero polvorín que finalmente termine como un boomerang explotando en manos de quienes lo lanzaron. Como dijo el presidente uruguayo José Mujica, la democracia no se impone a "los palos" porque tienen "patas cortas". El futuro dirá si tenía razón o no.


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