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lunes, 31 de octubre de 2011

Niños raptados por sus padres

El fenómeno que el título indica se hace cada vez más frecuente en Suecia. El ministerio de RREE sueco investiga en este momento más de 130 casos de chicos que han sido secuestrados por sus padres.
A modo de ejemplo: en el año 2004 se buscaban 54 chicos raptados. En 2010 ya eran 108. Una de las explicaciones que el ministerio da sobre el problema es que la movilidad entre los países ha aumentado claramente. Sin embargo está muy lejos de se toda la verdad. Un sistema jurídico muchas veces ignorante de la idiosincracia de ciertas personas provenientes de sociedades patriarcales, o la indolencia de la policía ante la amenaza de un secuestro, son razones más plausibles que la explicación del ministerio.

El caso de Kim, una madre iraní que a pesar de advertir a las autoridades que su hijo sería raptado por su padre, deja bien en claro que la preocupación de las autoridades suecas muchas veces es igual a cero.
Kim vino a Suecia casada con Kevin, en 2002. En 2003 nació Taymaz, un niño que se convertiría en la manzana de la discordia.
Al poco tiempo de haber nacido el bebé comenzaron los maltratos tanto físicos como psíquicos de parte de Kevin sobre su mujer. La situación se extendió por varios años hasta que Kim, que temía por su vida y la de su propio hijo, denunció al padre y pidió refugio en una casa de Protección a la Mujer. En tanto un tribunal le da la tenencia del chico a ella y le prohibe al padre tener alguna relación con ellos. Kim y su hijo han sido además trasladados a otra ciudad para protegerlos mejor.

Hasta ahí todo bien. Pero un día aparece Kevin en la escuela donde Taymaz cursa el preescolar, y dice que se va a llevar al niño. El personal advertido llama a la policía y se impide el primer intento de secuestro. Pasan unos meses y un juez decide que a pesar de todo, Kevin tiene derecho a encontrarse con su hijo cada fin de semana por medio. Pero vigilado por una una persona empleada por la comuna. El problema es que la comuna donde vivían Kim con su hijo, declara que no tiene los medios para pagarle a esa persona, y decide que el encuentro entre el niño y su papá se haga  a solas. Kim se apresuró a advertir a la policía que Kevin había vaciado de muebles la casa, había simulado un choque su auto para cobrar un seguro y que el riesgo era ahora muy serio que desapareciera con Taymaz. La policía respondió que nada podían hacer por el momento mientras no se cometiera ningún delito. Tampoco le podía retener el pasaporte. Entonces, como en la novela de García Máquez "Crónica de una muerte anunciada", de concreta lo que Kim había advertido a las autoridades. A la primera oportunidad Kevin desaparece con su hijo y dos días después llama a la policía diciendo que están en Disneylandia, en París, y que lo están pasando fantástico. Que no hay que preocuparse y que volverán algunos días después. La policía, que todavía creía que Kevin volvería con su hijo, comunicó alegremente a Kim que todo era un mal entendido, que su hijo estaba muy bien y  que pronto lo recuperaría. Sin embargo los policías a cargo del caso nunca corroboraron si la llamada realmente había sido hecha en Francia. Algo que Kim pudo comprobar no había sido así, sino que la misma provenía de Teherán, la capital iraní.

Pasaron semanas, meses  y Kim llevó a los medios de prensa su caso. Golpeó en todas la puertas mientras que Taymaz vivía con su padre asustado, maltratado muchas veces y  constantemente siendo sometido a un lavado de cerebro con la finalidad de desacreditar a su madre. Sin embargo este Kevin cometió algunos errores en su propio país y las autoridades iraníes que hasta ahora le habían dado la tenencia de su hijo, lo requirieron y la prohibieron salir del país. Al mismo tiempo la embajada sueca en Irán después de muchas idas y venidas, comenzó finalmente a preocuparse por el destino del chico. Luego de negociaciones que a veces parecían nunca acabar con el padre del chico, Taymaz pudo viajar a Suecia con un pasaje comprado por la embajada, y reunirse con su madre en el mes de julio pasado.

- Pasaron 915 días desde que desapareció de casa, comenta amargamente Kim. Pero no sabemos si es el final feliz o el comienzo de otra pesadilla, nos dice.

El caso es que a pesar que Kevin está requerido por la Interpol y tiene prohibida la entradar a Suecia, de alguna forma a logrado engañar nuevamente a las ingenuas autoridades suecas, y según Kim ya está de nuevo en el ruedo. Ahora tiene abogado y demanda ante los tribunales una vez más el derecho a reunirse con su hijo, aunque el último fallo de la justicia sueca ha sido que Kim tiene el derecho exclusivo de la custodia de su Taymaz y le prohibe al padre cualquier acercamiento. A pesar que la policía ya está advertida de la presencia del infractor, hasta ahora no han movido un dedo para detenerlo y extraditarlo al país de donde una vez huyó porque lo perseguían por sus ideas contra el régimen de los ayatollas. Sin embargo regresó allí sin problemas con un hijo secuestrado, después de jurar que educaría a su hijo en las reglas del Islam le otorgaron el derecho de tenencia exclusiva,  y de no haber sido por su propia estupidez, podría seguir allí riéndose de su ex-esposa.
El destino quiso sin embargo que perdiera a su hijo que en realidad nunca le interesó. Su movida fue solo por vengarse de su mujer porque quiso separarse de él después de años de maltratos. El daño que probablemente le ha causado al chico tal vez nunca pueda ser reparado. Y la justicia sueca una vez más ha demostrado que su ignorancia muchas veces la lleva a fallar a favor de quienes no piensan en sus hijos, sino en vengarse de quienes se rebelan y están dispuestos a luchar por sus derechos. El caso de Kim es el mejor ejemplo de que su lucha no fue en vano.

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