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lunes, 2 de marzo de 2015

Adiós Pepe bienvenido Tabaré

Ahora que finalizaron los ecos de la fiesta del traspaso presidencial de José Mujica a Tabaré Vázquez se están apagando no puedo dejar de hacer algunas reflexiones de lo que fue el gobierno durante los cinco años del Pepe. No voy a hacer una reseña de lo logrado, eso lo saben mejor que yo los habitantes del país. Pero si quiero expresar mi agradecimiento a un presidente, el Pepe, que dejó su impronta no sólo en el país sino en muchos otros lugares del mundo, principalmente en el contexto latinoamericano pero también en otros continentes.

Entrevistas, documentales, artículos en los medios más renombrados y en los menos renombrados dejan una profunda huella no sólo de la imagen de un presidente fuera de serie, sino también de un país y su gobierno que se ha atrevido a marchar al frente con leyes que apenas existen o recién se discuten en el llamado "mundo desarrollado", desafiado poderosos vecinos y multinacionales, y despertando emociones cuando hablaba de las cadenas del consumismo. Por algo Uruguay fue el primero estado de bienestar en el siglo pasado con leyes progresistas en muchos frentes cuando el batllismo con el otro Pepe, José Batlle y Ordóñez, empezó a aplicar reformas que le cambiaron la cara a la sociedad. Es cierto, como todo proceso llega un momento que se detiene y luego decae, pero en los uruguayos, más allá de los momentos oscuros por los que pasó, siempre ha estado latente esa tradición de justicia social, libertad y respeto a los procesos democráticos donde los valores por más duros y profundas que sean las trincheras cavados entre los adversarios, termina predominando el pragmatismo en las decisiones.

Sé que esta forma de entender la política y las relaciones sociales, sindicales y en otros campos resulta insuficiente para algunos. Pero los gobiernos del FA han demostrado que a pesar de posiciones diversas, es lo suficientemente maduro para llegar a acuerdos que no necesariamente están de acuerdo con su ideología, pero en todo caso en sus dirigentes está presente que lo importante es el camino y no sólo la meta a cualquier precio. Y en esta ocasión el capitán de este barco fue un Pepe Mujica que con su personalidad, no necesito describirla, rompió todos los esquemas del protocolo, de las formalidades y mostró que es un ciudadano más entre sus iguales. No sé si todas las reformas y decisiones tomadas por el gobierno del Pepe fueron las más acertadas, la "historia lo juzgará", pero sí es cierto que deja la arena presidencial un político que puso valores éticos en juego con los que se identifican una buena mayoría. Por eso su popularidad dentro y fuera de fronteras. Ahora su voz seguirá resonando en el senado mientras que Tabaré recoge la banda presidencial con un estilo distinto, pero tan respetable como lo fue el de Mujica. Bienvenido Tabaré.

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