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sábado, 6 de octubre de 2018

Suecia - Sin gobierno a la vista

Lo que denominábamos como incertidumbre de la realidad política sueca después de las elecciones del 9 de septiembre pasado, la misma se ha extendido como estaba incluso previsto por los propios protagonistas. De todas maneras el nuevo presidente del Parlamento, Andreas Norlén (P. Conservador ) el cual tiene como misión sondear entre los líderes de los partidos políticos quién de ellos está dispuesto a formar gobierno, ya ha hecho su primer intento. Hasta ahora sin resultado.

El primero en recibir esta misión fue el líder de los conservadores y de la Alianza, Ulf Christersson, el martes pasado, que una vez reunido con los otros sectores de este bloque (P del Centro , Liberal y Demócrata Cristiano ) para volver confirmar el apoyo de estos partidos a su candidatura como Primer Ministro.

El día jueves prosiguió con su intento de convencer a su principal rival, el líder de la Socialdemocracia Stefan Lövdén, de que apoyara un gobierno de la Alianza. Como era esperado, Lövdén rechazó el invite y de esta manera tiró la pelota a la cancha de sus rivales,  reclamando que es la Socialdemocracia, como partido con mayor cantidad de votos (28,3%), quienes deben formar gobierno ya que el bloque rojiverde ( P. de Izquierdas y los Verdes) es el mayoritario (Cabe agregar que el actual gobierno de Lövden sigue gobernando el país mientras no se decida quién lo gobernará en el futuro, aunque sin poder tomar nuevas iniciativas salvo que haya un acuerdo puntual entre los bloques debido a una urgencia ineludible.)

La renuencia de Lövdén a aceptar apoyar aquélla alternativa de centro-derecha es la clara intención de la socialdemocracia de dividir a la Alianza aislando a los dos partidos de más claro perfil de derechas, M y KD, y empujarlos contra el rincón donde se encuentra el ultranacionalista Sverigedemokraterna , atrayendo a los liberales y centristas a votar un gobierno junto a los Verdes -y con el apoyo puntual del P. De Izquierdas en temas donde puedan llegar a acuerdos sin que las posturas ideológicas los impidan. 
Este camino parece por ahora estar bastante bloqueado. 


Sin embargo dentro de la Alianza existe con más intensidad un debate sobre si es o no políticamente correcto formar un gobierno con el apoyo de Sverigedemokraterna, o sea la alternativa más extrema hacia la derecha. 

Tanto los centristas como los liberales se niegan a seguir por este camino, lo prometieron durante la campaña electoral, mientras que los conservadores y los demócratas cristianos están más inclinados a jugar esta carta sin mayor temor a quemarse. Lo piden muchos de sus militantes y adherentes. Por ahora la mantienen en la manga de la chaqueta sin abrirle totalmente la puerta a SD, pero la posibilidad existe con una solución que llevaría a Suecia a seguir el camino de por ejemplo Italia o de Austria, países donde los gobiernos se sostienen con partidos ultranacionalistas y populistas. En este caso M y KD formarían un gobierno de minoría apoyados por SD, quienes ahora sí podrían incidir directamente en la política sueca a través de los acuerdos en el parlamento, principalmente sobre los temas que los han llevado a cosechar más del 17% de los votos: la inmigración y la integración de los inmigrantes. Sus propuestas son prácticamente Cero inmigración, salvo excepciones relacionadas con la necesidad de contratar mano de obra calificada, y crear campamentos de refugiados en los países vecinos a los conflictos, pero limitar al máximo la llegada de refugiados al país. Endurecer la legislación contra los criminales, expulsión inmediata de los que hayan cometidos delitos graves,  recortar los recursos del sector público, etc.
A nivel comunal M y KD ya han formado gobiernos municipales con SD. Y por primera vez en la comuna de Hörby, en la región de Scania, SD no sólo fue el partido más votado (35%), sino que ahora el presidente del ejecutivo comunal es de este partido. 

La otra alternativa por la que Sverigedemokraterna se juega, aunque claro no lo dicen, es dejar que se siga tensando el hilo de la política al fracasar las distintas alternativas de formar gobierno, ya que estas continuarán en los próximos días, semanas, para que al final, cuando esté a punto de romperse, decidan apoyar el gobierno de centro-derecha sin exigir nada a cambio. Sólo basta que dos de sus diputados - el resto se abstendría- voten a favor de esta alternativa para que la Alianza pueda formar gobierno. Sería una jugada estratégica muy oportuna, ya que saben que una vez formado el gobierno, dependerá la aprobación de los presupuestos de sus votos, y es ahí donde principalmente pueden ponerle las condiciones que quieran al gobierno de la Alianza. 

En Suecia si un gobierno no tiene los votos suficientes para aprobar ese rumbo económico debe renunciar, sin apelación. 

Sería entonces la oportunidad de la socialdemocracia de intentar de nuevo formar gobierno, ¿esta vez acaso con los liberales y centristas más decididos a unirse a ellos? Una cuestión que por ahora es difícil de prever. También podrían haber nuevas elecciones.

Sin dudas los años por venir podrían seguir siendo de una posible inestabilidad política que puede perjudicar al país en su principales fundamentos, no solo en lo económico y político, también en lo cultural y social, polarizando aún más las tendencias que comienzan a resquebrajar la imagen de uno de los países más progresistas de Europa y del mundo. 




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