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domingo, 15 de noviembre de 2020

El príncipe que quería vivir


 La bizarra conducta del actual presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, al montarse en un avión de combate acompañando al piloto, para visitar uno de los departamentos del país, Rocha,  y hacerse fotografiar desde la partida hasta el arribo, me hace acordar a aquél clásico del cine, que en español se tituló La princesa que quería vivir (Roman Holyday), con Gregory Peck, un periodista disfrazado de comerciante, y Audrey Hepburn, la princesa que se escapa de la embajada de Gran Bretaña, en los roles principales. 

La princesa quería vivir situaciones nuevas que el diario protocolo no le permitía, como cuando recorre las calles de Roma en compañía de su nuevo amigo, Joe Bradley, montada en una Vespa por primera vez (suena familiar, verdad?).


Lacalle Pou se expone casi diariamente ante las cámaras en situaciones que a otros/as les recuerdar al expresidente argentino Mauricio Macri, ya que constantemente se hacía fotografiar y filmar para aparecer en los medios y en las redes con actitudes simpáticas y de contacto con el pueblo. En el caso del presidente uruguayo la comparación parece tan obvia, no sólo por la política neoliberal que ambos defienden, sino por la imagen donde las fotos de ambos no dejan dudas de la imitación de Lacalle Pou con similares atuendos de piloto, gaucho, y otros disfraces según la oportunidad y el lugar. No sé si son muchos o pocos los que reconocen en este juego de imágenes la intención de cautivar a su público.


Qué busca entonces el presidente Lacalle Pou con este tipo de apariciones cuando el país está pendiente de medidas urgentes que detengan la caída  por el tobogán en la que al parecer empieza a deslizarse la población en algunos sitios a causa de la pandemia del Covid19? O de las medidas presupuestales que recortan severamente en un primer hachazo ya denunciado, incluso antes de que asumiera, a la educación, a la salud, al medio ambiente, los salarios y jubilaciones, sólo por nombrar unas pocas?


Sin dudas distraer. Que se hable mal y bien de su imagen por los que rechazan su conducta y los que le apoyan, quienes se detienen solo en ese juego para que los otros temas queden en segundo o tercer plano. Es la estrategia recomendada por Jaime Durán Barba, por ejemplo, asesor de muchos políticos de la nueva derecha latinoamericana, donde justamente la conducta de Lacalle Pou refleja las estrategias de este nuevo gurú que llevó a la presidencia a más de uno (Ver en este enlace los principios de esa estrategia: https://www.celag.org/marketing-politico-duran-barba-y-jj-rendon-radiografia-de-dos-asesores-clave-en-la-construccion-de-los-liderazgos-de-las-derechas-del-siglo-xxi-por-mariela-pinza-y-sabrina-flax/). Y provocar la famosa grieta de la que todos hablan.


Una cita: 

”La construcción de estos nuevos liderazgos de los sectores conservadores en el plano de la política electoral conlleva equipos de trabajo que diagraman cada paso, cada sonrisa y cada silencio en los discursos y estrategias de difusión de los candidatos. Hombres y mujeres con trayectoria en el marketing político les venden una estrategia a sus clientes, ya sean partidos políticos, hombres o mujeres del ámbito empresarial, o todo aquel o aquella que se sienta con capacidad y con la ambición necesaria para asumir la representación de los intereses de los actores que conforman esa nueva derecha”. 


Donald Trump aplicó esa fórmula para ganar las simpatías de los votantes en las elecciones de 2016, Mauricio Macri lo hizo en Argentina y Luis Lacalle Pou siguió esa línea de conducta en Uruguay. Y ese es el presidente que se pasea con su imagen aparentando lo que NO ES. Póngale Ud la cola al gato.

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