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miércoles, 23 de febrero de 2022

Debate al pie de la Piedra Alta


 El debate entre los senadores Oscar Andrade (FA) y Guido Manini Ríos (CA) en contra y a favor de los 135 artículos de Ley de Urgente Consideración (LUC) que tuvo lugar anoche en la ciudad de Florida, dejó gusto a poco para muchos/as y para otros/as fue suficiente según sus simpatías con el senador que representaba su opinión sobre la LUC. En todo caso cada uno de los debatientes  siguió un rígido rol impuesto por un chaleco de fuerza a los que fueron sometidos por los que negociaron las condiciones del debate y apenas cometieron algún desliz. 


Cuatro fueron los temas incluidos dentro del debate:, Seguridad, Alquileres, Educación y Derechos laborales contenidos como parte de los 135LUC. No voy a describir en detalle lo que dijeron sobre cada uno de esos artículos los senadores, sino el enfoque que le dieron a esos temas durante los primeros cuatro minutos de exposición, cuatro de réplica y luego un minuto alternativamente durante tres ocasiones.


En el tema de Seguridad Manini enfatizó las bendiciones de la LUC en la protección de los ciudadanos “más humildes” y la posibilidad para la policía de tener las manos libres para combatir la delincuencia. Una delincuencia heredada del fracaso de las políticas del FA que no supo contenerla.  La respuesta de Andrade fue el cuestionamiento desde la academia especialista en leyes de seguridad y el cuestionamiento de la práctica policial que en repetidos casos comete abusos con tal de imponer órdenes que carecen de fundamento y atropellando a personas inocentes. Las afirmaciones de Manini fueron del manual de la coalición que machacan a los ciudadanos de que la LUC es el remedio a viejos males sin resolver y que protegen a los más débiles y no a los “malla oro” como afirma la oposición.


El senador de CA no fundamentó con estadísticas ni datos concretos la catástrofe delictiva a la que estaba sometida la población cuya percepción del delito estaba azuzada por los medios de comunicación embanderada con la entonces oposición y los enfoques constantes sobre ellos creando un ambiente de alarma que terminó convenciendo a que era mejor no asomar la nariz en la calle y votar lo que se prometía pero sin mostrar el contenido de la nueva legislación, algo que se hizo después de ganadas las elecciones y negociada en sólo noventa días los casi 500 artículos de la LUC. 

Afirmaciones como que la policía tenía las manos atadas y los delincuentes eran las víctimas mientras los afectados prácticamente eran los agresores. Con argumentos de este tipo el senador cabildante trató todo el tiempo de darle el sentido contrario a la  finalidad que tienen los artículos de la ley. No hay mayor represión autoritaria e injustificada sino mayor seguridad para los más débiles. Además de afirmar que hay dos “bibliotecas” de juristas que interpretan la ley de manera diferente por lo que se justifica para la coalición de gobierno el camino elegido.


Oscar Andrade a su vez demolió con datos y estadísticas a lo largo del tiempo esas afirmaciones demostrando que  la delincuencia juvenil estaba en caída y la laboriosa reforma policial que le dio al cuerpo nueva tecnología, mejores sueldos y dignidad con equipos, armas y uniformes adaptados a los nuevos tiempos que sufre la sociedad ante el avance especialmente del narcotráfico. Un elogio indirecto  al que fue ministro del Interior Eduardo Bonomi (fallecido dos días antes del debate) durante once años y quien realizó junto a los comandos policiales la profunda reforma que rara vez reconoce este gobierno empecinado en justificar el cambio de la ley convirtiendo en realidad a la fuerza en un cuerpo represivo contra los pobres y las manifestaciones obreras cuando los patrones consideran necesarios usar la fuerza contra los piquetes y otras protestas por reivindicaciones. 


Ese fue el cuarto tema donde Andrade demostró que los artículos de la nueva ley limitan los derechos del trabajador permitiendo que los rompehuelgas sustituyan a los trabajadores en conflicto y limiten sus posibilidades de tomar medidas que equilibren el poder de la empresa ante el conflicto por reivindicaciones que están en el derecho laboral reconocido internacionalmente o por las propias leyes nacionales. Para Manini sin embargo la ley protege una vez más al más humilde que quiere trabajar y no desea hacer huelga porque necesita el salario, aunque nunca nombró el salario deprimido ni las condiciones laborales de los que están obligados por ejemplo a trabajar en negro. 


En cuanto a la Educación y los Alquileres se repitió el mismo escenario. Manini justificando las reformas que eran para beneficio de los alumnos y en contra del poder sindical, usando en esta ocasión frases hasta del expresidente José Mujica pero sin atender al real escenario de caos ante el inicio de las clases, los miles de profesores sin destino ni horas asignadas, clases superpobladas por el ahorro en el presupuesto en la educación, la nueve mil becas clausuradas a los estudiantes del Interior que fueron expuesta por Andrade para rebatir la visión edulcorada del senador Manini. Ni hablar del tema Alquileres que a pesar de las reformas de expulsión en tres días por mal pagador y también, por buen pagador del inquilino cuando se le ocurra al propietario no renovar el contrato sin alternativa para el afectado o afectados, aparte de las multas a las que pueden estar sujetos. El senador Andrade expuso por el contrario los riesgos y abusos a los que están sometidas esas familias mientras que Manini por el contrario era para protegerlos y proteger al propietario de la vivienda que con la vieja ley estaba expuesto a que no pudiera tomar medidas para recuperar su vivienda, algo falso aunque los plazos eran simas largos. 


Las conclusiones que se pueden extraer de este debate es que mientras Manini afirma falsamente que la LUC defiende y protege a los más débiles Andrade demostró que por el contrario protege los intereses de los poderosos y en temas de seguridad el gobierno de coalición a través de los artículos sobre seguridad demuestra su aporofobia, su rechazo a los más pobres condenando a largas penas a los que cometen delitos menores mientras que otros delitos tienen cortan penas de cárcel a pesar de su gravedad como algunos homicidios o contrabando de drogas por toneladas donde la prisión domiciliaria ha sido el castigo extrañamente más común . Manini trató asimismo de arrimar adherentes a su partido hablando más en nombre de Cabildo Abierto que del gobierno de Lacalle mientras que Andrade lo hizo en nombre de la oposición política, sindical y de las organizaciones sociales.


Probablemente no sea el último debate con estas características, pero su formato es aprovechado por el representante de la coalición para expresar argumentos sin respaldo, frases que gusten a sus adherentes pero vacías de contendido y afirmaciones falaces repetidas muchas veces. Claro que todo en un espíritu de respeto republicano. Como el Uruguay no hay!

 

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