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martes, 16 de agosto de 2022

Elecciones 2022. Suecia en la encrucijada

El llano en llamas 

Magdalena Andersson (S) y Ulf Kristersson (M)

A menos de un mes, el 11 de septiembre se realizarán las elecciones generales en Suecia. Como en aquel cuento de J.L. Borges, El Jardín de senderos que se bifurcan, el escenario político sueco, como tantos otros en campaña electoral, e incluso posteriormente, se desvía tenazmente por senderos, como el laberinto del cuento de Borges, que es el tiempo sin nombrarlo, circular y repitiéndose infinitamente. Basta leer la historia de la humanidad en sus distintas culturas para comprender cómo nos comportamos los seres humanos en la lucha por el poder. Sin dudas que el propósito de los partidos políticos de derecha suecos, y su esfuerzo por ganarse las simpatías de los ciudadanos, se inclina, --con extremo entusiasmo y con pocas excepciones-- a favor de  propuestas cada vez más audaces, impregnadas de color pardoazulado, es decir de ideología de ultraderecha y neoliberal por parte de los partidos identificados con estas posturas, aunque con matices por supuesto. De todas formas es la cortina de humo que oculta el verdadero objetivo: bajar impuestos, recortar recursos públicos, privatizar, y seguir enriqueciendo a los Malla Oro que aquí también existen. Nada nuevo bajo el sol.

Y esto contagia en algunos temas a la misma socialdemocracia (S), hoy en el gobierno, que en vista de la ofensiva del poder mediático del bloque de la derecha en presentar al cuco de la inseguridad como la cuestión principal a debatir, se ve obligada para seguir luchando por el poder, a tomar medidas aprobando leyes que aumentan las penas a los delitos que hasta ahora eran castigados con prisión, pero cuyas condenas ahora de duplican o impiden la excarcelación. Existen medios y posibilidades de rehabilitación, pero no todos los presos quieren pasar por esa etapa. También hay que reconocerlo. Los incentivos no son tan atractivos como los que hipotéticamente les esperan si siguen por la senda del delito.Y hay mucho más en ese campo de la justicia. 

Todos los partidos buscan indudablemente recibir la aprobación del electorado y obtener un resultado suficientemente fuerte para conformar una mayoría, que por un lado les asegure formar gobierno, y además, que sea suficientemente firme y estable para aprobar nuevas leyes y reformas con las que marcar el deseado rumbo estratégico.

 Como están las cosas desde ya hace muchos años en el país, ningún partido aspira realmente a lograr una mayoría absoluta, sino a formar complicadas y engorrosas coaliciones con los partidos más afines que dan respaldo al gobierno votado por mayoría simple en el parlamento. Enfrente se dispone el bloque de la oposición  , aunque a veces estos bloques se rompen si se logran amplios acuerdos para establecer una política de estado que sume. El pragmatismo es bastante fuerte en los partidos del centro del espectro político sueco, lo que muchas veces logra resultados aunque estos estén lejos del programa de cada partido.

De todas formas hablamos de bloques de centro-izquierda y de centro-derecha (1) donde un buen porcentaje de los ciudadanos alcanza a comprender qué hay detrás de las propuestas de los partidos si el votante sigue el compás de su ideología y puede leer entre líneas las verdaderas intenciones detrás de los titulares que esconden el verdadero contenido. Porque a la hora de negociar es difícil cumplir promesas de campaña, si el sistema de decisiones es esencialmente parlamentario, el que no depende esencialmente, como en funestos casos que ya conocemos, de la voluntad de un presidente y una mayoría parlamentaria sumisa. 

La sociedad sueca se debate más que nunca entre dos modelos que buscan transformar al país, por un lado en un referente para el capitalismo neoliberal europeo, liderado por el Partido Moderado de derechas, con reformas que atacan el bienestar y la seguridad de los trabajadores, sumando además, para sentirse más seguros,  medidas autoritarias y xenófobas, punitivas y discriminatorias, que empuja sin pausas las líneas rojas antes establecidas, y con mucho esmero, por parte del polémico e hipotético aliado de turno de (M), el partido de ultraderecha los mal llamados Demócratas Suecos (Sverigedemokraterna (SD). También acompaña en este bloque a (M) el Partido Democratacristiano (KD) y los Liberales (L), pero con matices, y no es seguro que ni (SD) ni (L) formen parte del gobierno, por lo que ha declarado hasta ahora Ulf Christersson en caso que sea elegido Primer Ministro, aunque apoyen en el parlamento sus políticas. Las mismas resultarían como  producto de negociaciones internas entre esos partidos. Pero hay otras líneas rojas que aparentemente parecen irreductibles, aunque nunca se sabe...

Del el otro lado, en el bloque de centro-izquierda, se proponen reformas que buscan ampliar los derechos de los sectores más vulnerables y en defensa de las conquistas de los asalariados y de los sectores más vulnerables, fortaleciendo la gestión pública y los servicios como la educación y la salud, defendiendo el derecho a la vivienda y a alquileres que no se rijan por las leyes del mercado, clima y medio ambiente, etc. (S) y (V) (MP) son los más comprometidos con estas reformas, mientras que el liberal (C) puja por soluciones que amparen las fuerzas del mercado, pero no es ajeno a compromisos menos liberales si se garantizan que esas reformas o medidas no avasallan la existencia de la empresa privada aunque la limiten, como es el caso de las escuelas en manos de consorcios privados.

Por lo tanto todos caminan por la cuerda floja sin ninguna red de contención, ese es el caso principalmente para los partidos como (L), (KD) (MP) que arriesgan caer por debajo del 4% de los votos, margen que de nos ser superado los deja fuera del parlamento. Tampoco aquí hay, como vemos, una base segura ni para (S) ni para (M) para formar gobierno. De todas formas si estas fuerzas políticas se mantienen están las líneas rojas que se plantean dentro de los bloques para hacer más complicado el panorama. Por ejemplo, (C), por razones tácticas e ideológicas, se niega hasta ahora a que el Partido de Izquierda (V) forme parte del gobierno y a negociar el presupuesto futuro, a pesar del apoyo parlamentario que muchas de las propuestas del gobierno han recibido de este partido. Los Verdes (MP) formaron a su vez parte del gobierno, pero luego se retiraron por discrepancias en las políticas aplicadas al tema de los bosques, aunque por el momento no parecen estar dispuestos a saltar al otro bloque. También el Partido del Centro (C), según esos principios invocados,  le hacen imposible gobernar  con el bloque de derechas si recibe el apoyo de (SD), ya que lo consideran que su pasado neofascista y actuales propuestas contra la inmigración, entre otras,  son un obstáculo insalvable.

La actual Primera Ministra Magdalena Andersson (53% de preferencia - Demoskop), del partido socialdemócrata (S), ha basado su campaña en dos pilares: el recurrente de la seguridad ciudadana en un marco donde los homicidios y asesinatos entre miembros de las bandas de narcos se ha acelerado también aquí. Para eso se viene aprobando una legislación que reforma las leyes punitivas existentes con más años de cárcel contra la delincuencia por diversos delitos, pedida insistentemente por las mayorías, según las encuestas y azuzada por la campaña mediática; más policías en las calles, etc.  Por otro lado, una firme defensa de la Ley de Protección al Empleo es un guiño a la Central Sindical (LO), a prohibir que las ganancias de las escuelas privadas vaya a los bolsillos de los accionistas, nuevas y más  inversión en la educación y salud publica, energías renovables ante la crisis energética, metas claras para cumplir con el país libre de combustibles fósiles para 2030-35.

La ley de la discordia

La defensa de la Ley de Protección al Empleo (LPELAS en sueco) es una de las leyes más cuestionadas por la derecha mientras que el centro-izquierda y los sindicatos defienden, también con matices, la antigüedad del trabajador en la empresa como principio para mantener su fuente de trabajo para la mayoría,  salvo excepciones de tres caso donde el patrón puede elegir a esos tres empleados sin necesidad de que sean los más antiguos: esto sucede cuando hay una crisis en la empresa y se busca una limitación de la plantilla de trabajadores: le ley también limita al patrón la posibilidad de despedir a un empleado sin razón justificada. La ley también le otorga el derecho a afiliarse al Seguro de Paro (A-Kassa en sueco) después de haber trabajado a prueba 731 días, y tener derecho a un empleo denominado  contrato de trabajo de duración indefinida (Tillsvidareanställning). 

La LPE está en cuestión porque la derecha está a favor de los patrones que desean reformarla, y los partidos que buscan conformarlos plantean eliminarla o limitar sus alcances, según el partido del bloque pardoazulado. Se está discutiendo incluso una reforma más sutil que la derecha propone y es que la mencionada A-Kassa sea obligatoria para quien comienza un empleo o quien desee dejar de pertenecer a un sindicato. ¿Porqué? Por una obvia razón:  el empleado no necesita entonces estar afiliado al sindicato para tener derecho al seguro de paro. Entonces no es una reforma que ataque al propio contenido de la ley en principio, sino debilitar a los sindicatos, ya que alcanza con tener el respaldo de esa norma (A-kassan) para que, hipotéticamente, estén a salvo de los despidos arbitrarios, por ejemplo, y de cobrar el seguro de paro sin necesidad de estar afiliado a organización sindical alguna. La verdadera razón es negociar individualmente con el empleado su salario fuera del convenio colectivo. Divide y reinarás.

Marginación que daña a unos y a otros

Como parte de la campaña está centrada en los problemas originados en la creciente violencia entre las bandas del narcotráfico, la Primera Ministra M Andersson plantea que es necesario atacar las raíces y las causas de estos problemas, que están, según ella y los académicos que estudian el problema,  en la segregación de vastos sectores en los barrios poblados mayoritariamente por inmigrantes, cuyos jóvenes eligen el camino del delito, cuando no encuentran caminos adecuados que les abran posibilidades de una vida mejor para ellos, y en muchos casos para sus padres y madres, que les integren y capaciten para el trabajo o estudios superiores en medio de una creciente pobreza. Se prometen de parte de (S) medidas que busquen terminar  con la marginación de esos sectores que generalmente han creado guetos en las más importantes ciudades donde como es natural, reafirman su identidad cultural pero no se integran. También es cierto que en una sociedad de consumo capitalista es tentador para esos jóvenes identificarse con las figuras que pueblan el mundo de la delincuencia: mucho dinero para gastar, vida loca y prestigio en ese mundo sin fronteras. ¿Vida corta? Y bueno, dicen, ¿pero quién me quita lo bailado?

Para limitar esa concentración de población de una sola etnia o nacionalidad, hasta un ministro (S), Morgan Johansson. lanzó  un globo de ensayo donde plantea la idea de limitar porcentualmente en los barrios, a las personas de ciertas etnias o nacionalidad que no sea escandinava, y así evitar la formación de guetos. Una idea que aparentemente no tiene mucho apoyo en su partido ni en el resto de la sociedad, pero que el gobierno de la vecina Dinamarca a puesto en práctica desde al año pasado, limitando al 30 por ciento esas poblaciones en los barrios. No parece haber tenido mucho resultado en la práctica por ahora, pero está ahí. Una sutil limpieza étnica que obvia compromisos de llevar adelante políticas más ofensivas en apostar por más capacitación en el idioma, en impulsar más educación profesional y oficios, mejores viviendas para evitar el hacinamiento, etc.

Ha sido además una fuerte señal que incluso castiga en ese país a la llamada "inmigración por amor", que obliga a muchas parejas a mudarse a Suecia por la creciente xenofobia y rechazo a parejas mixtas donde una de ellas es extranjera/o en el país de la cerveza y el lomo de cerdo. Dinamarca se está convirtiendo en Escandinavia en la vanguardia con medidas cada vez más represivas y de control contra el inmigrante.

Ulf Kristersson, (40% de preferencias- Demoskop) líder del llamado Partido Moderado (Moderaterna) y sus aliados del bloque de derechas, estarían de acuerdo en multiplicar aún con más fuerza las penas de cárcel contra todo tipo de delincuencia; expulsar del país a los delincuentes que no tienen la ciudadanía sueca; quitársela al extranjero nacionalizado sueco que cometa delitos según su gravedad, y expulsarlo en consecuencia; realizar pruebas de comprensión del idioma sueco para quienes soliciten la ciudadanía sueca; cerrar parcial o totalmente las puertas a la inmigración, etc. En ese posible bloque hay matices sobre hasta dónde ir con esas propuestas, hay que dejarlo en claro, pero la tendencia es ineludible. 

Sin embargo también hay otras propuestas audaces como la que los Moderados de la provincia de Estocolmo donde hoy gobiernan, que plantean que los padres examinen voluntariamente a los niños por si sufren el Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH - ADHD en sueco) en los barrios de inmigrantes, donde las bandas de delincuentes reclutan dentro de la población marginal sus nuevos soldados, muchos de ellos menores de edad, y algunos con evidente síntomas de tener el trastorno mencionado, según reportes médicos. 

Para los moderados capitalinos, realizar estas pruebas cuando se sospecha de que hay síntomas de este trastorno, evitaría que en  el futuro esos niños se conviertan en jóvenes delincuentes, aunque no está muy claro cómo evitarlo y apuntando a un solo factor la causa de porqué se vuelcan al delito, ignorando los otros factores socioeconómicos.  También aquí en la prensa y en las redes la idea no parece haber tenido mucho éxito, pero como están las cosas, nunca se sabe. Lo que sí es certeza es que las tendencias hacia una creciente justicia punitiva crece como santo remedio en estos partidos contra todo mal de la sociedad, sin mayores reflexiones sobre causas y efectos, algo cada vez más común  en todos los países autoritarios que conforman sociedades más controladas, y sus ciudadanos en consecuencia, pierden libertad y dignidad en nombre de una seguridad ficticia, que  debilitan la democracia y las libertades, formando personas que arriesgan a convertirse en vasallos en lugar de ciudadanos. 

OTAN! OTAN!

Por último, la guerra de Ucrania y las intenciones nada ocultas de Putin de asegurar sus fronteras con un colchón de países al estilo del viejo pacto de Varsovia, elevó los temores en el gobierno, en la oposición, y en la población en general, de que en el futuro el presidente ruso se volcara contra las repúblicas bálticas (Letonia, Lituania y Estonia), y contra Finlandia y Suecia también. Nada de esto parecía estar en la agenda de Putin, pero el devenir y sus crípticas declaraciones y comentarios movieron las fichas para lo que no parecía estar en el horizonte de la política de defensa sueca. Pero siendo vecino de una superpotencia con la imagen del oso menos civilizado, siempre tiene últimamente las alarmas en color naranja. Entonces contra todo pronóstico la socialdemocracia sueca y su gobierno, apoyado la oposición esta vez y por una parte de los partido aliados, excepto (V) que se opuso, dio un golpe de timón y siguió la ruta de Finlandia de sumarse a la Alianza Atlántica. Incluso contradiciendo a su último congreso de noviembre de 2021, donde esta opción se había descartado. Esta decisión fortaleció la imagen de Magdalena Andersson como líder del país, sumado a su gestión de la pandemia del Covid-19 cuando era ministra de Economía, por lo que hoy cuenta con el mayor rédito de confianza entre la población, lo que le daría buenas chances de ser reelegida como Primera Ministra.

Probablemente el resultado de estas elecciones sea de final cabeza a cabeza, con foto de llegada y todo, si se cumplen los pronósticos de las encuestadoras, que así como unas le dan una leve ventaja al bloque de centro-izquierda  otras lo hacen a favor del otro bloque. Sin embargo  nadie quiere apostar con toda seguridad por uno u otro, debido a los vaivenes de las alianzas, puestos a repartir y la volatilidad del electorado. El resultado de las elecciones de 2018 fueron similares lo que produjo un retraso en la formación de gobierno de 8 semanas y la posibilidad de realizar nuevas elecciones. Esto no ocurrió por un pelo. En esta ocasión se puede repetir esa situación, lo que en medio de este escenario de crisis energética, inflación, guerra cercana, polarización social, augura meses, tal vez años, muy difíciles con recesión incluida. ¿Será la sombra del laberinto de JL Borges?

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(1) Partidos que tienen representación parlamentaria en Suecia conformado por bloques que no necesariamente sean estables. Han habido pasajes de un bloque a otro:

Partido Socialdemócrata (S)

Partido de Izquierdas (V)


Partido Ecologista (MP) 

Partido del Centro (C)


Partido Moderado (M)

Partido Demócratas de Suecia (SD)

Partido Liberal (L)

Partido Demócrata Cristiano (KD)

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