Una fuerte reacción se ha producido en el mundo de la jurisprudencia y periodismo en Suecia ante la inminente votación mañana miércoles de la propuesta de reforma de la constitución en la que se limita notablemente la libertad de expresión con serias consecuencias para quienes sean acusados de una transgresión a la norma.
Con los votos de casi todo el espectro político, con excepción del partido de Izquierdas y todavía está por verse si se suma alguno más, lo que es poco probable, ya que en abril pasado se realizó la primera etapa que exige la misma constitución, con motivo de que las reformas a la misma deben suceder entre dos períodos electorales. Los partidos Socialdemócrata, los Demócratas de Suecia, los Moderados, el Centro, el Democratacristiano y el partido Liberal que se abstuvieron en la primera votación de abril pero ahora se pusieron en la fila para no desentonar con sus camaradas del gobierno y darle el visto bueno a la reforma, que de liberal no tiene nada, por segunda vez en el parlamento.
Los Verdes cambiaron esta vez de parecer y votaron en contra pero no alcanzó para detener el cambio normativo. La reforma consiste en tipificar como delito la revelación de información que se podría dar a una potencia extranjera y que podría dañar la cooperación de Suecia con otros países y organizaciones. Queda prohibido totalmente tratar con dicha información y publicarla. Esta reforma viola sin lugar a dudas la libertad de expresión tan celosamente protegida por la constitución hasta este momento, se afirma por los críticos. “Incluso si la intención no es proporcionar información a una potencia extranjera, la divulgación de la información debe ser punible”, se constata en el texto según diversas versiones que critican severamente la intención de la nueva norma constitucional.
Así lo afirman diversas organizaciones del periodismo sueco en defensa de la libertad de expresión en un artículo de debate en el periódico Dagens Nyheter recientemente, bajo el título de ”No permitamos que Erdogan (el presidente turco) dirija la información en los medios suecos”. Porque una vez de aprobada la reforma probablemente predominará la autocensura, advierten los firmantes del
artículo. O quien se atreva a publicar en cualquier tipo de medio o redes sociales información que sea considerada como espionaje, aunque no tenga esa intención, conllevará con toda probabilidad una condena de cárcel.
Es innegable que cualquier atisbo de corrupción por ejemplo en la OTAN, la Unión Europea o la ONU en caso de que sea denunciada públicamente, puede considerarse o se considerará como un acto de espionaje internacional, ya que la nueva norma es como un ”chicle”, se puede estirar según la voluntad de las autoridades jurídicas que interpreten la norma ante una publicación concreta.
Esta presunta violación de la constitución se ejemplifica con un sonado caso ocurrido en el pasado cuando el diplomático de la ONU Anders Kompass denunció en 2014-2015 el abuso sexual de niñas en el Congo por parte de los soldados de la ONU al filtrar documentos internos de la organización. ¿Esta denuncia le habría acarreado una condena por espionaje internacional? Probablemente sí. La pregunta la hacen los autores del artículo. Incluso una hipotética situación podría darse al eliminarse recientemente la restricción de venta de armas de Suecia a Turquía, como se ha acordado entre ambos países para que el parlamento turco apruebe la entrada
de Suecia a la OTAN. En caso de que un periodista denunciara que esas armas han sido utilizadas por el ejército turco en un claro abuso y crimen de guerra contra los kurdos, esa denuncia sería catalogada como espionaje internacional.
Por último los autores de esta nota destacan que Suecia tiene ya una legislación que penaliza acciones que puedan dañar las relaciones internacionales sin limitar por eso a libertad de expresión.
Los firmantes:
Robert Aschberg, ordförande, Publicistklubben
Jesper Bengtsson, ordförande, Svenska Pen
Cilla Benkö, vd Sveriges radio
Erik Halkjaer, ordförande, Reportrar utan gränser Sverige
Ulrika Hyllert, ordförande, Journalistförbundet
Helle Klein, ordförande, Sveriges tidskrifter
Robert Olsson, vd, Utgivarna
Hanna Stjärne, vd, Sveriges Television
Ulla Sätereie, ordförande, Föreningen för grävande journalister
Johan Taubert, vd, Tidningsutgivarna
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