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lunes, 21 de noviembre de 2022

Con rumbo a la grieta conocida

 

Como era de esperar el rumbo del gobierno de derechas de distinto tono y colores en Suecia, algo que se repite en diversos países europeos, donde la polarización de las sociedad obliga a formar frentes o alianzas entre distintos partidos emparentados ideológicamente. En el país escandinavo las primeras medidas apuntan a beneficiar a las capas de mayores ingresos, limitar la libertad de expresión y debilitar los compromisos por el clima.

Los que hemos vivido campañas políticas similares donde la derecha promete el bienestar general, sobre todo para los sectores más vulnerables en lo económico y social, sabemos que el humo que venden es espeso y no pocas veces difícil de disgregar. A pocas semanas de asumir el gobierno se puede constatar la dirección que está tomando la lancha que tiene al timón al PM Ulf Kristersson y su tripulación.

El tema de la limitación a la libertad de expresión ya lo desarrollamos en el artículo pasado con el título ¿Libertad de expresión en la mira del parlamento sueco?

Sin dudas la mentira más populista fue la clásica: rebajar el precio de los combustibles fósiles entre 5 y 10 coronas (kr) por litro (entre casi 0,5€ y 1€) según los dos partidos de la derecha (M) y (SD) que lo prometieron. Rebajaron solo ¡0,14 centavos! el litro de gasolina y al diesel no lo tocaron. ¿Cuántos cientos de miles de votantes se habrán mordido los puños al comprobar que les mintieron en la cara? Adiós a la nube de humo con aroma de gasolina. Mencionar el compromiso de seguir fomentando cambios para favorecer el clima  con la sustitución de vehículos movidos por combustibles fósiles por los eléctricos también se esfumaron. Quitaron las subvenciones para la compra de estos últimos frenando esta tendencia por varios años más. 

Y no solo eso. La mezcla de biocombustibles con los fósiles  que eran para 2022 de 7,8% para la nafta o bencina, y de 30,5% para el diesel, serán mantenidas a ese nivel para 2023 en lugar de aumentar a 10, 1% y 35% como había sido programado por el anterior gobierno en el proceso de seguir avanzando hacia 2030 donde los porcentajes estaban calculados en 28% y 66% respectivamente, logrando así  una reducción importante del combustible fósil y de las emisiones de CO2.

  La promesa de construir plantas de energía nuclear y rebajar el precio de la electricidad que castigaban duro a parte de la población entraban en este paquete anunciado con bombos y platillos para enterarnos que la energía nuclear era demagogia pura y dura. Lo habían proclamado a los cuatro vientos creando la expectativa de que solo había que resolverlo poniendo voluntad y firmando algunos decretos. Así de un plumazo han debilitado las inversiones en políticas que fomentan la energía solar, eólica y la hidroeléctrica. Pero al levantarse el telón ingenieros y científicos de esta área salieron a desmentir tal posibilidad. A eso le sumamos las declaraciones de los dos accionistas  principales de las plantas nucleares desmanteladas: la estatal Vattenfall SA (70,4 % de las acciones y Sydkraft Nuclear Power SA  29,6 %) que administran las plantas Ringhals 1 y 2. Estas empresas han declarado que esas plantas no pueden restaurarse porque han sido desmontadas en su totalidad lo que en caso de querer activarlas llevaría un período de tiempo de más de una década a un costo completamente irracional que no soportaría ni el estado ni la empresa privada. Y construir reactores nucleares de menor tamaño como también se pavoneaban por ahora no parece viable ni económico con la tecnología existente. Segunda nube de humo disgregada por suerte sin contaminación radioactiva.

En cuanto a la reforma impositiva proclamada en favor de los menos privilegiados terminó con una rebaja de los impuestos de 10 000 kr (un poco menos de 1000€ para las personas de altos ingresos) y nada para el resto.  Suma simbólica  porque para los ciudadanos de altos ingresos ese dinero significa una limosna. Sin embargo el presupuesto dirigido a la educación, salud y cultura fueron recortadas a pesar de anunciar cientos de millones para el período de gobierno pero que una vez desmenuzados significan menos recursos para ellos. Tercera nube de humo que se esfuma para dejar al descubierto el verdadero apiñamiento ideológico de la derecha que se esfuerza por mostrar matices los que desparecen cuando se trata de repartir la torta: dale a los más ricos y luego derramarán. ¿Qué cosa? preguntan los más ingenuos. Más desocupación y menos salario y jubilaciones más bajas
. Esa es la premisa del capital Nr1. ¿Tanto cuesta entenderlo?



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