Cada mañana las tapas de los periódicos, la TV y la radio encabezan los titulares frecuentemente con estos delitos a los que la gente parece acostumbrarse mientras la guerra y las víctimas sean ”soldados” de esas bandas de delincuentes. Pero no siempre es así: una mujer de sesenta años fue asesinada con toda intención en Uppsala hace unos días por ser la madre de un integrante de una de de las bandas rivales, y en venganza por otro asesinato. También por error han muerto personas que no estaban implicadas en esta confrontación entre grupos rivales. Las muertes se han extendido por todo el país, no solo en Estocolmo y la nombrada Uppsala, también Norrköping, Eskilstuna, Malmö, Gotemburgo, etc. En total unas cuarenta personas han sido víctimas de esta violencia mortal hasta el día de ayer en lo que va del año 2023. Seis muertos en distintos lugares del país en la última semana. La última ola de violencia en Suecia, provocada por una división de uno de los grupos más fuertes del narcotráfico liderado por el llamado ”Zorro curdo”, un delincuente que hoy se encuentra residiendo en Turquía, donde a cambio de invertir millones de dólares compró la nacionalidad turca. Esto lo ha protegido hasta ahora de ser extraditado a Suecia, ya que Turquía protege a estos generosos inversores perseguidos por delitos cometidos en sus países de origen. El Marset uruguayo se perdió una oportunidad, probablemente por ignorancia, aunque salvó el pellejo gracias a sus conecciones con sus compatriotas nacionales.
Las cárceles suecas también comienzan a saturarse de presos y las celdas que antes eran individuales comienzan a ser compartidas. La necesidad de construir nuevos recintos carcelarios se hace urgente según las autoridades. Sin embargo, mientras se aumentan los recursos a la policía y a la Autoridad correccional responsable de los centros penitenciarios, la fiscalía y los jueces están desbordados. Tampoco se presentan políticas sociales que impidan a los mafiosos seguir reclutando a menores en los sectores marginados o vulnerables. Las mismas son muy tímidas y la falta de recursos es muy palpable porque el ahorro y la meta de bajar el déficit fiscal está ante todo para el gobierno de derechas que se ufana de sus políticas económicas y financiera. Sin embargo las políticas sociales, salud, educación, cultura y en el medio ambiente los recortes son notables. Las promesas neoliberales de campaña hacen agua como en Uruguay, donde el mismo fenómeno es muy patente en el cuarto año de gobierno multicolor, rodeado de escándalos que en un país menos blindado hubiera exigido la renuncia de autoridades hasta ahora intocables.
La policía en Suecia, a menudo, va detrás de los pasos de los delincuentes a pesar de que permanentemente se aprueban nuevas leyes que les permiten acceder a métodos de vigilancia y prevención de delitos que antes eran impensables. Coordinar con otras autoridades sociales, escolares, de la salud, etc. para reunir datos sobre los sospechosos están a la orden del día, medidas que están transformando a la sociedad sueca en uno de los países más vigilados de Europa si este proceso continúa como hasta ahora. Las últimas iniciativas es crear zonas de visitación, es decir exigir documentación a cualquiera que tenga ”apariencia delictiva” como en Uruguay, donde no por eso han tenido más éxito en prevenir el delito. Otra iniciativa a discutir, que ha despertado un gran rechazo, es que las maestras/os y profesoras/os denuncien a los alumnos/as de familias de inmigrantes o refugiados que están ilegales en el país.
Esta estrategia lleva a un callejón sin salida, más represión y rejas más gruesas, combinado con condenas más largas, es un camino que mantiene vivo el foco delictivo y endurece las medidas correlativas antes mencionadas. Tal vez, me permito especular, es parte de esa estrategia neoliberal para mantener atemorizada a la población, limitar libertades y mantener en jaque a toda la sociedad con la doble amenaza: la de los delincuentes y sus violentas acciones y una policía movilizada pero nunca suficiente. En Uruguay han ido más lejos, los derechos sindicales han sido recortados en algunos aspectos por la Ley de Urgente Consideración (LUC) lo que ha llevado a judicializar muchas protestas obreras y estudiantiles. La intención es apagar la llama de la rebeldía y la resistencia de los sectores que se ven perjudicados por la clara política del gobierno de derechas del presidente Lacalle, en favor de las élites financieras y económicas de ciertos sectores empresariales, multinacionales preferentemente.
En todo caso hay luz al final del túnel. En ambos países las encuestas muestran que una mayoría apoya gobiernos progresistas, probablemente desilusionados por los resultados de estos gobiernos que aplican políticas neoliberales en todos los órdenes. Nada es permanente, pero la esperanza está en que sean otras las estrategias para desarrollar sociedades más igualitarias en derechos, económicamente más justas y pacíficas, algo que es una utopía conociendo al género humano. Pero la esperanza es un tópico al que algunos nos aferramos a pesar de la dura realidad.
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Una realidad muy bien plasmada en una síntesis de un país que hoy es una sombra de sus principios.
ResponderEliminarYa la sociedad vive el desmonte de sus beneficios de bienestar. Solo pensar que la propuesta del gobierno de entregar información de ilegales en este país y que dichas personas no puedan tener asistencia médica son las pautas de un país más cercano a los nacional- socialista de Alemania.