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viernes, 8 de septiembre de 2023

Las aguas bajan turbias

Las aguas de la represa de Salto Grande se enturbiaron y se llevaron al presidente de la Comisión Técnica Mixta, Carlos Albisu, cuando trataba de justificarse afirmando que todo lo que había hecho era legal. Sí, claro todo dentro del marco de la ley, pero políticamente impresentable y éticamente corrupto con la finalidad de conformar a la  clientela que puso a dedo, más de 30 militantes del PN y del PC. ”Seguramente nos equivocamos motivados por las ganas de hacer” afirmó en conferencia de prensa. Su descarado pedido de recursos extras por 200 mdp, lo arrastró sin remedio cuando hasta ese momento se creía impune, estableciendo las bases para su campaña política con miras de ser elegido intendente de Salto el próximo año.


¿Debemos sorprendernos por la actitud caudillesca de otro referente del PN que en esta legislatura está salpicada por continuos escándalos que solo el blindaje de sus aliados mediáticos y el silencio cómplice de casi todos sus aliados mantienen hasta el límite? Pero no, no hay espacio para la sorpresa porque aquellas salpicaduras del caso de la trama corrupta de Astesiano, el pasaporte de Marset, el puerto entregado a Katoen Natie, el proyecto Neptuno de Arazatí  y etc. etc. rompen todos los moldes. Quisieron vestir con la malla oro a tantos punteros, que al final es el color del fango en la camiseta con el que consiguieron vestirlos. Todo tan característico en los integrantes del PN y del PC que, a la sombra del gobierno, juega sus cartas, tratando de impedir que los señalen en la trama, pero son tan corruptos como sus colegas, solo  les falta más poder para lograr depredar más.



Si habrá sido grande la parte oculta del iceberg en el río Uruguay que amenazaba a la represa de Salto Grande, que el mismo presidente Lacalle, que firmó el otorgamiento de los 200mdp, apresuradamente le puso el zapato en el fundillo cuando se dio cuenta que la interpelación a la ministra Arbeleche de Economía, y a Bustillo de RREE, era un bumerán al plexo solar de su gobierno. Era imposible evitar que el presidente Lacalle le pidiera la renuncia para que el escándalo de corrupción que él mismo había fomentado,  no le hundiera el Titanic de la Torre Ejecutiva, ya dañada desde que Alejandro Astesiano le abriera un boquete bajo la línea de flotación. 


Durante el debate de la rendición de cuentas, la UDELAR había reclamado un aporte extra de 170millones de pesos para impulsar o reforzar distintas áreas de investigación en el Hospital de Clínicas. Nones, dijeron desde el gobierno. Sin embargo Carlos Albisu se las ingenió para que el presidente y la ministra de Economía y Finanzas Arbeleche firmaran la decisión de otorgararle la suma antes mencionada de 200mdp. Un mejor ejemplo de lo que significa clientelismo como modus operandi de este gobierno de coalición multicolor, y sus más altos representantes, es difícil de superar. Ahora sacrificarán tal vez algunas cabezas para reparar lo irreparable de una imagen que se resquebraja. Tienen suerte, la memoria de mucha gente es corta y con el bolsillo vacío no se come. Así que bendita sea la corrupción que ata a la soga de los caudillos a una larga fila de adherentes, todos prendidos a la teta del estado, esa institución que odian y afirman que la quieren reducir al mínimo, emulando a los visionarios de la escuela austríaca de economía. Solo les falta despeinarse un poco y saltar en el escenario como el referente de la vecina orilla.

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