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domingo, 8 de octubre de 2023

Los tambores de la guerra repercuten con más fuerza en Palestina

                                                                                                                                                        

Si alguien creía que el momentáneo silencio de las armas en Siria y en Yemen se estaban apagando, el estruendo de los estallidos de las actuales apaga cualquier expectativa de esperanza. Israel con sus ocupaciones y guerra de baja intensidad, renuncia a una paz estable y en reconocer los legítimos derechos palestinos reconocidos internacionalmente, desplazándolos y sustituyendo a esos desplazados con nuevos asentamientos, preferentemente arropando a colonos ortodoxos judíos, fanáticos religiosos dispuestos a todo para ocupar las tierras que dicen les pertenecen y reclaman desde hace siglos. 

Por otro lado Hamás, con el mismo argumento, dispuesta a sacrificar no solo a sus combatientes en nombre de la causa, sino a la población civil de Gaza y probablemente de otras regiones, para seguir con la lucha eterna que hasta ahora solo ha desembocado en más destrucción, muerte y cero territorio recuperado, sino más bien perdido. Es la dinámica perversa de este proceso, que cínicamente manipulan quienes están detrás de esa realidad, y que empujan sin importarles los muertos y la frustración de las nuevas generaciones. Así los educan afirmando “Mi seguridad solo es posible expandiendo las fronteras al sur, pero de pronto no basta y vamos también al norte a expandirnos y liquidar otra potencial amenaza. Una vez asegurado el territorio debemos vigilar a ese otro vecino que, probablemente,  piensa igual que nosotros y pretende sentirse seguro mudando fronteras a nuestra costa”


Es la lógica de los guerreros autócratas y no tan autócratas de estos tiempos, obsesionados con las causas y propios  motivos que se les están escapando de las manos y ruedan aparentemente sin  control. Sin embargo, para su desazón, son otros los actores detrás de las bambalinas que mueven los hilos de la escena para impedir que las piezas, en esta dolorosa partida infinita, no se ordenen como quieren los protagonistas directos —y beneficien o alcancen el resultado que los enemigos esperan obtener— y así fortalecer sus intereses geopolíticos, económicos, ideológicos, religiosos, etc. 


¿Que puede salir mal? Pues nada que no sea el escenario y la meta que los mismos responsables provocan en ese infierno de misiles, bombas y balacera. Cientos de muertos civiles como principales víctimas. Con la cínica justificación de que o son judíos que apoyan el apartheid o pasivos terroristas que apoyan a Hamás y a la Yihad islámica. Víctimas colaterales llamadas más eufemísticamente.


Los analistas occidentales adelantan la hipótesis de que Irán está detrás de Hizbollá, que a su vez respalda a Hamás entrenándolos para que se preparen y lleven a cabo esta ofensiva, en una alianza aparentemente sin fisuras, y así golpear a Israel e impedir que el estado hebreo estreche la mano de Arabia Saudita. Un acercamiento que estaba en marcha, según esas mismas fuentes, fomentado por EUA y el presidente Biden, lo que debilitaría a su vez la alianza de los saudíes con los palestinos. Si esa es una explicación razonable de esta guerra, con el visto bueno de los ayatollah, conflicto que se puede multiplicar por la región, no demostraría otra cosa que una vez más los pueblos son instrumentos de lo que las grandes y medianas potencias emergentes deciden para mantener su influencia y dominio regionales sobre ellos. Fomentar conflictos latentes o en ebullición, permite controlar a los gobiernos prestándoles el apoyo necesario para que mantengan la hoguera encendida y protejan los intereses regionales supuestamente amenazados. Es la rutina y el mecanismo de la maquinaria bélica que se expande y confirma, con lo que ocurre en Ucrania, Sudán, Armenia-Azerbaiyán, y ahora Palestina, cómo ella aumenta su capacidad productiva armamentista y sus beneficios, sin pausas, con esas  armas que vemos dispararse y explotar en las pantallas de la tv. En el Consejo de Seguridad de la ONU como siempre no hubo consenso en condenar el ataque de Hamás, la muerte de civiles y toma de rehenes, por el veto de Rusia. Sucede los mismo cuando EUA veta las condenas a Israel. El juego del tome y daca.


Finalmente, ¿donde está el bien y el mal en esta guerra y en las demás ? La respuesta seguirá flotando en el aire porque si verdaderamente existen, solo pueden hacerlo unidos a la estupidez humana de creer en convenciones y principios para sentirse más identificados unos con otros, tener una causa común por la que luchar y morir no con argumentos ni fumando la pipa de la paz , sino creando y creyendo en mitos milenarios que los sacrificarán a ellos y a miles de víctimas inocentes en el oscuro templo del hoyo de una bomba o con suerte, en un campo de refugiados.


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3 comentarios:

  1. Siempre la guerra contrae desolación y exterminio. El sentirse acorralado por un carcelario lleva a las salidas más desesperadas. Los palestinos ya hace décadas que vienen sufriendo vejaciones y usurpados se sus derechos más escenciales, la de vivir humanamente. No solo que Israel les ha quitado terreno sino también que los limita en su posibilidad de sustento. Sin justificar la matanza ni encontrar justificaciones, pero si dando pautas de las causas de tanta opresión. Por supuesto que los grandes ganadores de este nuevo enfrentamiento bélico son los de siempre. Las armas, el petróleo, los pactos territoriales.

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  2. Esta situación fue creada no solo por los colonialistas británicos y sus aliados del momento después de la 2aGM cuando crearon el estado de Israel sino que los halcones de ambos bandos borraron de un plumazo los acuerdos de Camp David (1978) donde Israel y Egipto culminaron un proceso de negociación. .”En segundo lugar se firmó un acuerdo básico que establecía el calendario y un mínimo de competencias para negociar el establecimiento de un régimen autónomo en Cisjordania y en la franja de Gaza” Fue un primer intento de encaminar lo que ya la ONU había decidido en 1948 la partición del territorio, o sea la creación de dos Estados. Después de Camp David vendrían los acuerdos de Oslo I y II donde se establecían las nuevas bases de gobiernos locales, autonomía y responsabilidades sobre Cisjordania y Gaza a favor de los palestinos. Sin embargo los gobierno de la derecha israelí fueron socavando esos acuerdos y fomentando la creación de asentamientos ilegales en territorio palestino. Un goteo incesante. A pesar de las condenas internacionales los gobiernos de Israel no cambiaron de actitud y los desplazamientos de palestinos continuaron y el aislamiento de Gaza fue aumentando hasta convertirla en un ghetto donde sin dudas empezaba a hilarse lo que ocurrió el sábado pasado después de décadas de humillaciones y privaciones. Hamás tuvo así la oportunidad de influir en la población de Gaza y fomentar una salida por la violencia especulando que la reacción bélica de Israel recibiría el rechazo internacional o por lo menos el repudio y apoyo de los “países amigos”. Sin embargo la matanza de civiles israelíes no provocaron otra cosa que una reacción negativa y de condena y justificación de las acciones posteriores de Israel. El sabor dulce de humillar por un par de días a Israel tuvo su momento para los combatientes de Hamás y los otros grupos aliados como la yihad islámica.. Ahora ese sabor no es otro que un amargo sabor a sangre y otra enorme frustración cuando vean a sus mujeres, niñas y niños, ancianas y ancianos sucumbir por las bombas, por el hambre o convertirse en una caravana de desplazados sin rumbo fijo. ¿Abrirán sus fronteras Egipto, Irán, Jordania, Líbano, Irak, para darles refugio? ¿La Comunidad Internacional, o sea EUA y la UE también? Bueno, me atrevo a decir que mirarán desde el balcón con grandes discursos llamando al diálogo, que fue rechazado cuando las condiciones eran más que favorables y había acuerdos firmados y respaldados. El cinismo del poder y de quienes manejan las oportunidades a su favor son las que en última instancia se benefician del caos y de las guerras. Si, petróleo , armas, tráfico de humanos: Business as usual.

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  3. Las milicias fundamentalistas de tanto Hamas como Mosada no tienen un diálogo de paz pero si de exterminio mutuo. El pueblo palestino es un rehen de esta situación y sufre las consecuencias. Israel, como estado, aprovecha la situación dada para usar su furia repression en inocentes. Debemos mirar a una perspectiva que no se asemeja a la justicia. Palestina está siendo ocupada y despojada de sus tierras constantemente por un estado Israelita que se considera dueño justo de esas tierras.
    La situación paupérrima de un pueblo genera una generación que extrema su lucha y ve al enemigo en general. Todas las resoluciones a través de todos estos años fueron irresolutos y no hubo jamás una luz en el túnel. Coincido con el análisis.
    A pesar que el intelecto es reemplazado por bombas, miseria, muerte y desolación. Una tragedia humana que se tiene que poder dar digno ejemplo de solución. Hoy por hoy la balanza está desequilibrada y las soluciones serían injustas en sus proporciones.
    Roberto Lezama

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