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lunes, 22 de abril de 2024

Millardos para la guerra


 61 millardos o 6.000 millones de dólares con fines bélicos, votó finalmente la Camara de Representantes del Congreso norteamericano, para reforzar la debilitada defensa ucraniana, según el presidente Zelensky y los expertos militares ucranianos. Desde hace un tiempo   clamaban por más ayuda militar antes de que su defensa claudique y deba perder más territorio ante la ofensiva de las tropas rusas. 

No sabemos cuántos millardos invierte Rusia, a su vez, para conseguir sus objetivos, es decir asegurar todo el territorio hasta ahora obtenido, ir por más y torcerle la muñeca al actual gobierno ucraniano y a la OTAN que lo apoya. Es una pulsada entre dos gigantes con un "proxy", Ucrania, que coloca en primera línea a su territorio, su población, militares y civiles, para que le pongan el pecho a las balas.

 En otras palabras, más armas para una guerra que nunca debió haber comenzado. Millardos  de dólares que, en lugar de ser invertidos para la paz y la construcción de más bienestar para los pueblos, se invierten para la guerra y todo lo negativo que esto conlleva. Destrucción de vidas, de la salud mental de lo que ven estallar las bombas a su lado, de población desplazada, de perder en un segundo lo que construyeron durante años. 

Esa es la clase de dirigentes con los que contamos, señores y algunas señoras, pocas, que predican como justificación, los motivos más huecos  y abstractos, como  combatir el nazismo, defender la democracia y la soberanía, proteger las minorías, las libertades o muchas otras convenciones y principios, que ante los hechos más deplorables, arrastran a generaciones a una destrucción de vidas y recursos materiales sin parangón en Europa, desde la 2aGM y el conflicto de los Balcanes. Nadie habla de Paz, de cese al fuego y detener la espiral de violencia. Eso parece imposible.

Un poco más lejos, Israel somete a la franja de Gaza y, de paso, también a Cisjordania, a una ofensiva que deja decenas de miles de palestinos sin hogar y decenas de miles de muertos como represalia del atentado de octubre del año pasado, con el fin, dicen,  de destruir a Hamás, pero que hasta ahora, a pesar de la ocupación del territorio y la muerte de muchos de los combatientes de esa milicia, ni los rehenes han sido liberados ni Hamás ha sido destruída. Si embargo, la masacre de los civiles, niños incluidos en gran número, enlutecen una atmósfera cada vez más pestilente. Hamás solo reemplazan a sus mártires como les llaman, con nuevos que se alistan en esa máquina de picar carne que se ha convertido el fanatismo político y religioso en esa región.

Desde hace miles de años es Medio Oriente una región dominada por el odio entre los pueblos. Hay que leer historia para enterarse que estas guerras son los nuevos brotes de plantas tóxicas que envenenan a la gente desde hace siglos, no desde 1947, fomentada no solo por los que allí habitan, sino por los imperios en expansión desde los macedonios, romanos, persas, británicos, franceses, turcos, rusos, americanos, y muchos más, todos interesados en obtener recursos naturales, o seguridad y control geopolítico en esa región. Ante tanta hipocresía de los países en la actualidad, como EEUU y Europa, con algunas excepciones, se aboga por seguir alimentando la máquina de la guerra israelí.  La decisión de Biden y su gobierno de imponer su veto a la creación del estado palestino, proclamado por la mayoría de los miembros del Consejo de seguridad de la ONU, es la última perla junto con el nuevo paquete de miles de millones de dólares en armamento para el Sr. Netanyahu y su gobierno. Solo dos ejemplos entre otros que apestan en el planeta, como lo que ocurre en el Yemen, en Sudán, en Burma con la minoría étnica musulmana rohingya, la lista es inacabable. 

Esta es la clase de dirigentes y líderes políticos que hoy cuenta la humanidad, sumados a  las que en realidad tienen la sartén por el mango, las industrias armamentistas y corporaciones  multinacionales, y seamos honestos, también en Rusia los oligarcas son las que determinan qué rumbo hay que seguir.  Lo mismo ocurre por reflejo, en China y la India;  corporaciones industriales y financieras que abogan por seguir creando o comprando nuevas armas con la visión de una guerra permanente, sin desmentirle a las visiones más oscuras de escritores y/o directores de cine, que han presagiado con su intuición y pesimismo agregado, cómo nos la ingeniamos los humanos para destruir lo que construyen millones de otras manos y conciencias que apuestan por la vida, que desgraciadamente a menudo las pasamos por alto o las ignoramos o, simplemente,  apenas las recordamos en un aniversario.

 Son millones que apuestan por la vida, por crear en lo material y/o espiritual; por hacer el bien a los demás y al planeta donde vivimos. Sin embargo, toda la maquinaria compuesta por medios y redes sociales apenas las destacan o son apabulladas por las que resumen odio y la ilusión de cuanto más dinero en tu bolsillo, más feliz serás. Lo importante es mostrar el último modelo de bomba planeadora o misil supersónico. El resto son "patatitas" o "papitas", como reza un dicho sueco (småpotatis). Duele llegar al final de tu vida y ver que lo que creías posible, cada día está un poco más lejos. Salud, educación, cultura en general, bienestar, todo ese paquete se debe adaptar al pedido de más presupuesto para comprar más y mejores armas. A eso se reduce hoy el debate que, a veces, ni siquiera existe.

SIPRI (Stockholm International Peace Research Institute) acaba de publicar su último informe sobre la carrera armamentista en el mundo. Una imagen que confirma el rumbo que los líderes y los gobiernos implantan como únicas alternativas a la convivencia entre los estados. Desolador.

https://www.sipri.org/media/press-release/2024/global-military-spending-surges-amid-war-rising-tensions-and-insecurity

1 comentario:


  1. Los imperios siempre construyeron su dominante presencia con el terror y muertes.
    Algunos asesinos de lesa humanidad han sido juzgados por su atroz furia bélica. Hoy día son las guerras impunes a los intereses imperiales de los poderosos países.
    El agua, el petróleo, el litio y metales ricos que se encuentran en países ya sumidos al hambre son los territorios codiciados por los intereses que son poseídos por un uno por ciento de la población mundial.
    Cuando los países en hambre y con pocos recursos para poder dar alimentos y agua a su población piden y suplican a las autoridades mundiales sobre ayuda humanitaria, sin estas cuestionadas y puestas a investigar, cuando la necesidad es urgente.
    Cuando los países en guerra piden ayuda de armamento, se pone enseguida la maquinaria para suministrarles con billones de dólares.
    Vaya hipocresía.
    Sin necesidad de recalcar lo que nuestro escritor nos señala doy una vez más fe de un artículo que nos da además de una reseña real de nuestra realidad, también un esfuerzo para La Paz mundial.

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