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miércoles, 6 de noviembre de 2024

Por el camino de Trump


Ganó Donald Trump y no es una sorpresa. Al contrario, la sociedad norteamericana en su decadencia se comporta como lo está demostrando desde hace ya un tiempo, en pocas palabras, está quitándose la careta de aparentar ser la democracia más importante del planeta, la superpotencia económica nr 1, para dejar al desnudo lo que es en realidad, un tobogán hacia el autoritarismo comandado por este singular personaje y con el poderío militar más destructivo del planeta

Kamala Harris no tenía muchas oportunidades para imponerse  a Trump, aunque las encuestas mostraran lo contrario, en parte porque el propio Joe Biden se empeñó en aferrarse al sillón de la Casa Blanca, obligándola a seguir aceptando las políticas erráticas de este hombre que había perdido su talento y claridad intelectual, llevando a su administración a un callejón sin salida. No sé si Harris lo hubiera hecho mejor, en todo caso su campaña no alcanzó para entusiasmar a un electorado, entre otros, a los obreros de la industria automovilística, a grupos de inmigrantes árabes, latinos y de otros orígenes, que la votaron en menor proporción, o como en el caso de Filadelfia, donde no solo disminuyó la cantidad de ciudadanos con derecho a voto que fueron a sufragar, sino que los latinos se decidieron por Trump (54%) mientras Harris recibió diez puntos menos (44%). Paradójicamente, muchos apoyaron al mismo personaje que promete blindar otra vez las fronteras y echarlos del país, no solo a los ilegales, sino también a otros que estén en falta, por el motivo que sea, ya que para la futura administración todo vale con tal de conformar a ese supremacismo blanco que gana terreno entre las élites del país.

Tampoco el voto femenino logró vencer al machismo y la misoginia. Si bien votaron en mayor proporción por Harris, el voto femenino no fue suficiente para superar la brecha, y muchas de ellas, obedientes a esposos y/o papitos, apoyaron el recorte de derechos según promesas de campaña del macho Alfa de Mar a Lago. La sociedad patriarcal cobrará nuevas energías y cada miembro de la familia ocupará el lugar que le corresponde tradicionalmente. A llorar al cuartito. 

En política internacional veremos si cumple con las promesas de finalizar la guerra de Ucrania y parar el genocidio de Gaza y el Líbano. Las guerras no son buenas, según la perspectiva del hombre de negocios, para todos los emprendimientos en marcha, porque impide la libre circulación del capital, arriesga las rutas marítimas del petróleo y el gas, etc. Pero el complejo industrial militar, que está ganando billones de dólares con las guerras ¿se lo permitirá? Habrá que verlo para creerlo. Putin pondrá sus condiciones y Zelensky debe estar pensando que tal vez es hora de hacer la maleta para irse a … ¿Londres? En tanto Netanyahu parece estar seguro montado en el estribo de su emprendimiento bélico, aunque limitado por una guerra que pensaba finalizar en pocas semanas, y ya lleva más de un año en su intento de aplastar a Hamás. La pretendida invasión al sur del Líbano unos pocos meses, pero aparte de los bombardeos con su aviones y misiles, la ocupación de tropas con las que amenazó al principio, la que no parece poder cumplirse debido a la escasez de tropas y el agotamiento de las que están en el frente, según las versiones de quienes siguen de cerca el desarrollo de esta guerra que condena una creciente opinión internacional.

Hasta enero próximo, cuando Trump asuma y empiece a gobernar, nos enteraremos qué rumbo tomará. Mientras tanto, a esperar que Biden termine su mandato en un limbo, sin mayores cambios, si no es que a otra muchedumbre republicana impaciente, no se les ocurra la brillante idea de invadir el Congreso y la Casa Blanca para apurar el recambio. Total, el trumpismo llegó para romper las arcaicas reglas democráticas del país, que hacen agua desde hace tiempo por todos los costados.

sábado, 2 de noviembre de 2024

La habitación de al lado. Almodóvar, como siempre, rompiendo moldes.


Probablemente a muchos y muchas les cueste aceptar la idea de ir a ver una película de Pedro Almodóvar, donde los protagonistas hablan inglés y no son españoles o de origen hispanoamericano. Esta es una versión renovada de la producción cinematográfica del director, nacido en Calzada de Calatrava, región de Castilla-La Mancha.


 Con las actrices Julianne Moore (Ingrid) y Tilde Swinton (Martha), como protagonistas principales, que durante casi toda la película ocupan el centro de la escena, el desarrollo de la misma no tiene prácticamente pausas en cómo se retoma una antigua amistad. La misma estaba abandonada por la dedicación de ambas mujeres a sus ocupaciones profesionales: Ingrid es escritora de éxito y Martha corresponsal de guerra de un importante periódico norteamericano. Sin embargo, a través de una amiga en común, Ingrid se entera de que Martha está bajo tratamiento a causa de una enfermedad de cáncer, lo que la empuja a visitarla en el hospital.


Una vez más Almodóvar nos lleva a ese ambiente hospitalario tan presente en muchas de sus películas, pero que en este caso es solo un decorado. pero cuyo efecto para la paciente, no es el mejor. En ese contexto, lo importante es como las dos protagonistas desean fervientemente reconstruir su amistad en base a confesiones íntimas que se van relatando en un ejercicio de sinceramientos oportunos; transparentes sentimientos y hasta alguna pareja compartida; una hija de Martha, alejada de su madre a causa de un padre ausente; temores ante una enfermedad que tal vez podría se superada a través de inciertos tratamientos, y la frustración posterior cuando se determina una metástasis sin remedio. 


Ante este dilema, Martha tiene que elegir si seguir con los tratamientos propuestos por los médicos o dejarse estar y elegir ella misma, a través de la eutanasia, cuando es el momento de morir. Luego de una larga discusión entre las dos amigas, dudas, temores y rechazo ante la idea, Ingrid acepta finalmente la oferta de acompañarla hasta el final. La condición que pone Martha es que Ingrid esté presente en la habitación de al lado cuando suceda. Para este fin, Martha alquilará una casa con la meta de vivir lejos de una ciudad oprimente, Nueva York, y vivir las ultimas semanas en un ambiente rodeada de una naturaleza exuberante en la montaña, hasta que ella considere que es el momento de tomar la decisión definitiva. Sin dudas que Almodóvar quiere poner en el centro de la película, el tema moral de la eutanasia como discusión fundamental que se lleva a cabo en muchas sociedades, en la España católica en particular, donde suicidarse, para muchos, es un pecado que te llevará al infierno. 


Para reavivar la polémica, en lugar de un cura, coloca a un policía que en el interrogatorio acosa a Ingrid con la idea de que fue cómplice de un asesinato, ya que él es un hombre de fe, confiesa, y no puede admitir que Ingrid no supiera de las intenciones de su amiga. En todo caso, estamos ante una película muy diferente a la que en general nos tenía acostumbrados Almodóvar, por el reparto, los escenarios, los colores, la falta de aquellos personajes que rompen llamativamente moldes comportándose de forma extravagante. En esta película, a veces, opino, hay escenas que me recuerdan a las del director sueco Ingmar Bergman en los enfoques de cámara de los rostros atormentados o en los momentos más complejos, donde las dudas, angustias y las confesiones se anudan unas a otras. Existe, además, una reconciliación que logra elevar el significado del perdón cuando no parecía posible. 

Todo se centra en el amor y amistad de estas dos mujeres que, generosamente, cada una en su rol protagónico, y donde Tilde Swinton se destaca en el papel de Martha, la enferma terminal. El director, que también es el guionista, nos entrega una visión que cuestiona valores y prejuicios, convenciones y reglas que nos pueden impedir elegir libremente, de llegar la ocasión, sobre qué determinación tomar si nos encontramos entre la vida y la muerte. Y en este caso, el valor incalculable que tiene, en caso de elegir voluntariamente uno u otro camino, estar rodeado del afecto y el amor de seres queridos. Gracias Pedro, por una gran película.