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sábado, 2 de noviembre de 2024

La habitación de al lado. Almodóvar, como siempre, rompiendo moldes.


Probablemente a muchos y muchas les cueste aceptar la idea de ir a ver una película de Pedro Almodóvar, donde los protagonistas hablan inglés y no son españoles o de origen hispanoamericano. Esta es una versión renovada de la producción cinematográfica del director, nacido en Calzada de Calatrava, región de Castilla-La Mancha.


 Con las actrices Julianne Moore (Ingrid) y Tilde Swinton (Martha), como protagonistas principales, que durante casi toda la película ocupan el centro de la escena, el desarrollo de la misma no tiene prácticamente pausas en cómo se retoma una antigua amistad. La misma estaba abandonada por la dedicación de ambas mujeres a sus ocupaciones profesionales: Ingrid es escritora de éxito y Martha corresponsal de guerra de un importante periódico norteamericano. Sin embargo, a través de una amiga en común, Ingrid se entera de que Martha está bajo tratamiento a causa de una enfermedad de cáncer, lo que la empuja a visitarla en el hospital.


Una vez más Almodóvar nos lleva a ese ambiente hospitalario tan presente en muchas de sus películas, pero que en este caso es solo un decorado. pero cuyo efecto para la paciente, no es el mejor. En ese contexto, lo importante es como las dos protagonistas desean fervientemente reconstruir su amistad en base a confesiones íntimas que se van relatando en un ejercicio de sinceramientos oportunos; transparentes sentimientos y hasta alguna pareja compartida; una hija de Martha, alejada de su madre a causa de un padre ausente; temores ante una enfermedad que tal vez podría se superada a través de inciertos tratamientos, y la frustración posterior cuando se determina una metástasis sin remedio. 


Ante este dilema, Martha tiene que elegir si seguir con los tratamientos propuestos por los médicos o dejarse estar y elegir ella misma, a través de la eutanasia, cuando es el momento de morir. Luego de una larga discusión entre las dos amigas, dudas, temores y rechazo ante la idea, Ingrid acepta finalmente la oferta de acompañarla hasta el final. La condición que pone Martha es que Ingrid esté presente en la habitación de al lado cuando suceda. Para este fin, Martha alquilará una casa con la meta de vivir lejos de una ciudad oprimente, Nueva York, y vivir las ultimas semanas en un ambiente rodeada de una naturaleza exuberante en la montaña, hasta que ella considere que es el momento de tomar la decisión definitiva. Sin dudas que Almodóvar quiere poner en el centro de la película, el tema moral de la eutanasia como discusión fundamental que se lleva a cabo en muchas sociedades, en la España católica en particular, donde suicidarse, para muchos, es un pecado que te llevará al infierno. 


Para reavivar la polémica, en lugar de un cura, coloca a un policía que en el interrogatorio acosa a Ingrid con la idea de que fue cómplice de un asesinato, ya que él es un hombre de fe, confiesa, y no puede admitir que Ingrid no supiera de las intenciones de su amiga. En todo caso, estamos ante una película muy diferente a la que en general nos tenía acostumbrados Almodóvar, por el reparto, los escenarios, los colores, la falta de aquellos personajes que rompen llamativamente moldes comportándose de forma extravagante. En esta película, a veces, opino, hay escenas que me recuerdan a las del director sueco Ingmar Bergman en los enfoques de cámara de los rostros atormentados o en los momentos más complejos, donde las dudas, angustias y las confesiones se anudan unas a otras. Existe, además, una reconciliación que logra elevar el significado del perdón cuando no parecía posible. 

Todo se centra en el amor y amistad de estas dos mujeres que, generosamente, cada una en su rol protagónico, y donde Tilde Swinton se destaca en el papel de Martha, la enferma terminal. El director, que también es el guionista, nos entrega una visión que cuestiona valores y prejuicios, convenciones y reglas que nos pueden impedir elegir libremente, de llegar la ocasión, sobre qué determinación tomar si nos encontramos entre la vida y la muerte. Y en este caso, el valor incalculable que tiene, en caso de elegir voluntariamente uno u otro camino, estar rodeado del afecto y el amor de seres queridos. Gracias Pedro, por una gran película.

2 comentarios:

  1. Mil gracias, Albérico, por el resumén de una pelicula aparemente muy diferente de las anteriores de Almodóvar. Interesante cuando comparas con Bergman. Te parece una obra que exige mucho para entender y mirar?

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  2. A la lectora o lector que de forma anónima me pregunta si la película a causa de mi referencia a Ingmar Bergman puede ser difícil de comprender debo decirle que no. Debí ser más preciso en esa comparación que está referida a ciertas escenas y enfoques de las protagonistas en primer plano, que me recordaron a algunas de sus películas. Por lo tanto los diálogos tienen que ver con cómo aceptar la idea de la muerte ante una enfermedad que te da fecha de caducidad a corto plazo y si es válido evitar la decadencia y deterioro físico y mental que esto conlleva. Por otro lado la amistad y el amor en un momento tan complejo. Me gustaría saber cómo te llamas. Un saludo. Alberico

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