La miseria golpea duramente a muchos seres humanos que ya no distinguen entre una buena y mala acción. Los llamados “hurgadores” dejan una huella imborrable en muchos barrios de la capital, que llena de impotencia a los habitantes que se debaten entre el repudio y la desazón. ¿Será por venganza personal que lo hacen, ante la total indiferencia de quienes deberían echarle una mano en su desesperación por comer y encontrar un techo? ¿Será parte de algo más perverso en la estrategia de quienes han perdido el poder político y usan un “ejército de las sombras” para recuperar el gobierno de la capital, aprovechando la desesperación de unos y el descontento de otros? Este relato es ficción … pero, ¿estaremos cerca o lejos de la verdad?
En la esquina de un barrio ubicado al norte de una importante avenida, donde los altos edificios grises dominan el paisaje, se encuentran dos hombres conversando animadamente. Con el termo bajo el brazo y el mate en la mano, uno de ellos, corpulento y hablando en voz baja, esconde su rostro bajo un sombrero de tela con el escudo de su club favorito. El otro, es un individuo esmirriado, puro hueso y piel, que apenas rellena las pocas prendas sucias y deterioradas que cubren su cuerpo.
- iChé Rata, el jefe está enojado porque no hacés bien el trabajo!
- ¿Como que no hago bien el laburo? Aflojale loco. Si me rompo el lomo sacando las bolsas de basura de los contenedores, y anoche a seis los prendí fuego. No sabés como ardían los malditos.
- Bueno yo no sé. Él recorre ese barrio donde vos estás actuando como un hurgador más en la ciudad, y está que hecha chispas. Va a venir a hablar con vos. Así que esperá aquí que viene enseguida.
- Pero Pancho, si yo me esfuerzo por cumplir lo prometido. Es cierto que a veces me demoro con los muchachos en la cueva del Capincho a jugar al truco, pero es un ratito nomás.
- Hola Pancho. ¿Que hacés Rata?
- Y nada jefe. Lo estaba esperando. Pancho me dijo que quería hablar conmigo. Usted dirá.
- Mirá Rata. Vos sos un eslabón en esta cadena que estamos construyendo. ¿Te das cuenta, tarado? Si no hacés bien el trabajo vamos a tener que sacarte del proyecto. Porque de eso se trata. Tenemos que lograr que la basura permanezca fuera de los contenedores, vos, junto con los perros callejeros, meta y ponga, hurgando y desparramando las bolsas de restos de comida, y las ratas pululando por la zona. Ese es nuestro proyecto principal, desde hace mucho tiempo y no puede fallar, ¿entendés, cabeza de alcornoque?
- Pero jefe, si yo estoy haciendo el trabajo como me enseñaron.
- ¿Vos sabés lo que es la estadística? Pues cada uno de los que está en el proyecto debe actuar vandalizando por lo menos veinte contenedores por noche. Vos no llegás a doce. Esto es algo serio, Rata, tenemos a doscientos tipos como vos distribuidos por los barrios donde la gente vota al Frente Ancho. Pues tenemos que convencerlos de que la actual intendenta y el futuro de esos comunistas es seguir en medio de la basura. ¿Qué significa esto? Que la guerra contra la basura no la pueden ganar. Entre el sabotaje de algunos de los recolectores de basura, que hacen lo mínimo por recoger lo que cae fuera del contenedor, y el trabajo de ustedes, tenemos la herramienta para convencer a esta gente que todavía los vota, que nuestra alianza multicolorinche es la alternativa. Vamos a centrarnos en una campaña que llevará la consigna "Un Montevideo limpio para todos". ¿Entendés roedor de basural? La promesa es que ya no habrá más basura tirada en la calle. Haremos como en Punta del Este. Ni una hoja ensuciando las veredas.
- Bueno si jefe. Me voy a poner las pilas para lograr los veinte contenedores. Pero disculpe, han prometido pagarnos por el trabajo y, hasta ahora, no veo un mango. Tengo familia, cuatro hijos pa’ alimentar...
- Hagamos lo siguiente. Vos hacés el recorrido esta noche y si cumplís pasá mañana por esta esquina y Pancho te paga un adelanto.
- Pero si nos iban a pagar todas las semanas, y ya han pasado dos sin que nos paguen por este trabajo de mierda. No sabe, jefe, lo asqueroso que es revolver en la basura. Mi mujer se queja de que llego al rancho con olor a podrido.
- Bueno decile a tu mujer que no se haga la delicada. Si quiere comprar comida y ropa para que los gurises vayan más o menos decentes a la escuela, que se aguante. Esto es muy importante y está en juego mi futuro y el tuyo también Rata. Porque si ganamos las elecciones de la Intendencia, te vamos a dar trabajo de verdad. Te vamos a nombrar jefe de cuadrilla de recolectores de basura. Vas a tener un camión a tu disposición para pasearte por los barrios donde te toque trabajar. ¿Qué te parece?
- ¡Uyyyy jefe! Eso es un sueño. Cuente conmigo que yo soy de la planta.
- Muy bien, ahora andate que quiero hablar con Pancho.
- Claro, hasta mañana patroncito.
- Atendeme bien Pancho lo que te voy a decir. Seguí de cerca a este energúmeno y pasame la información de si cumplió o no el objetivo. Tiene una oportunidad más. De lo contrario vos sabés lo que hay que hacer para que mantenga la jeta cerrada.
- Si jefe, no se preocupe que se hará como usted dice.
- No me canso de decirles que el hombre que pone la guita es implacable y capaz de hacer daño a quienes le fallen. Se está.jugando todo su prestigio con esta campaña. Todos tenemos algo que ganar si esto sale bien, o perder si esto no funciona.
- Si jefe, los vecinos están hartos de ver tanta basura alrededor de los contenedores. Seguro que los votos están asegurados para el candidato de la Liga De Los Justos. Es un muchacho muy prometedor, parece, ¿verdad, jefe? Y tan poco que le costó a nuestro financista la operación. Salvo a nosotros los chicos malos, no le paga a nadie de los hurgadores lo que les promete, ja! ja! Salvo con el garrote, si alguien se atreve a protestar porque no le pagan. Se tienen que tragar los dientes si se van de boca.
— Vos cumplí con tu tarea, mirá que te puede tocar también a vos bailar con la más brava. Si no se cumple con el objetivo, el patrón te hace la cruz y atenete a las consecuencias.
— Yo tengo un ejército de pichis esperando una oportunidad. La voz se corrió entre ellos y están haciendo cola para que los integremos. ¿Qué puede fallar?
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