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Después Forlán y Suárez hacen de las suyas en el área rival, y si bien los goles se le niegan por ahora a Forlán, sus asistencias han sido claves para que otros den el puntillazo final. Y en los penales Uruguay no falló ninguno, rematándolos con categoría y tranquilidad. En tanto Argentina fue muy irregular: Muslera paró uno, casi ataja otro, y el último de Argentina lo falló Higuaín, pero rebotó en la espalda del golero y se convirtió en gol. Uruguay es un equipo sólido, esta generación de jugadores está compenetrada con el objetivo de llegar a disputar la final, y ganarla, aunque sigan afirmando que no son los favoritos. Pero todavía queda Perú, y si la selección peruana queda por el camino habrá que seguir remando para ganarle al otro finalista. El despliegue físico de ese medio campo con Arévalo Ríos, Tata González, Pérez y los Pereira, así como una impecable tarea defensiva de los dos centrales, Lugano y Scotti (Coates?), pueden ser una vez más la clave para definir ante una entonada selección peruana, que a pesar de que parecía sucumbir ante Colombia, dio también una lección de recuperación y efectividad cuando el rival menos se lo esperaba.
Pero este 16 de julio, fecha aniversario del Maracanazo, es una vez más un mojón en ese mito futbolero que nuestros jugadores alimentan desde hace décadas para que también las próximas generaciones de jugadores sigan inspirándose. Tampoco hay que olvidar que este año esas nuevas generaciones también comienzan a cosechar laureles, como la sub20 y la sub17, que acariciaron el oro en los últimos torneos. El mito en el fútbol uruguayo permanece incólume, tal vez porque como pequeña nación hemos encontrado algo que nos destaque frente a las potencias mundiales en el deporte más popular del planeta. Y nos es poca cosa, porque lo observo en la gente que me pregunta de dónde vengo, y cuando digo Uruguay, los ojos se iluminan de admiración, porque todavía viven en la retina de esa gente la última hazaña de la "celeste". Honor a sus portadores, y como siempre, no nos creemos mejor que nadie. Y tal vez también ahí está otro de los secretos de los triunfos, y por eso en este último partido enterramos una vez más a otro grande en el Cementerio de los Elefantes.
(Paraguay también hizo lo suyo con Brasil, y Venezuela sorprendió a Chile que jugaba de "local" en San Juan y también pasó a las semifinales. Qué Copa américa más imprevisible!)
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