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domingo, 3 de julio de 2011

Ship to Gaza sin destino

Los entusiastas activistas de Ship To Gaza, o la Flota de la Libertad como también se denomina, prepararon minuciosamente los buques en los últimos meses para intentar romper una vez más el bloqueo israelí a la franja de Gaza. Sin embargo todavía están en punto cero. En esos buques llevan medicamentos, una ambulancia, cemento, pelotas de fútbol y miles de cartas de chicos norteamericanos dirigidas a niños palestinos. Un acto simbólico con el propósito de demostrar una solidaridad internacional que pretende seguir viva a pesar que esa llama parece iluminar cada vez menos. Un desafío que en realidad es el segundo capítulo de un proyecto que se frustró ya en mayo de 2010, después que la armada israelí y sus fuerzas de seguridad detuvieran en aguas internacionales la expedición donde murieron 9 activistas, todos ciudadanos turcos, y decenas resultaron heridos, entre ellos también algunos soldados israelíes.
M/S Mavi Marmara, donde perdieron la vida 9 activistas.
Sin embargo los miembros de esas 15 ONGs probablemente no calcularon que Israel no sólo estaba preparado una acción contra los barcos en aguas internacionales, sino que contaría con aliados que le tenderían una mano para evitar en lo posible los episodios violentos que se registraron durante la primera expedición, y que internacionalmente le han quitado prestigio a Israel, aunque ese no haya sido un objetivo primario para la mayoría de sus gobiernos.

Probablemente el gobierno del Primer Ministro Benjamin Netanyahu calculó que esta vez era mejor prevenir que curar. Y para eso bastó con convencer al gobierno griego para que pusiera obstáculos burocráticos a los barcos amarrados en sus puertos, e impedir así que partieran hacia su objetivo. Con ánimo de especular, habrán entrado algunos millones de euros en las vacías arcas del estado griego, hoy en bancarrota, luego de los favores ofrecidos al país de los kibbutzes? Los barcos que por el contrario no tenían problemas formales para que los detuvieran, fueron inexorablemente saboteados en el propio puerto griego del Pireo. Lo llamativo es que a medida que se iban conociendo las dificultades de las embarcaciones de la expedición, el gobierno israelí agradecía no sólo al gobierno griego del presidente Papandreu y al gobierno de EEUU. También la Unión Europea y el secretario general de la ONU, Banki Moon,  por una colaboración que crípticamente la denominó "amenazas asimétricas", según fuentes periodísticas que acompañan la expedición. En otras palabras, el bloqueo ya no se ejecuta en aguas territoriales israelíes, sino que esa zona se ha extendido y  ocupa la de otro país, en este caso el griego.

Israel ha establecido el bloqueo a Gaza por tierra y por mar, para evitar dicen, el contrabando de armas para la organización Hamás que es la que gobierna en la franja de Gaza, y la importación de cualquier material que pueda tener uso militar, ya sea ofensivo como defensivo. Hamás se ha negado por su parte a reconocer el derecho de existencia del estado de Israel, por lo que tampoco se califica para que la política del estado judío sea más generosa con un gobierno local que no pocas veces ha expresado que quiere "echar al mar a todos los judíos". Hamás es una organización política-militar que no le ha temblado la mano cuando decidió cometer actos terroristas contra Israel, en venganza por los bombardeos y ataques de las tropas israelíes al territorio palestino. Una razón que usa también Israel para justificar siempre porqué es necesario la política del "ojo por ojo, diente por diente", que petrifica desde hace décadas un conflicto donde todos son perdedores, aunque claro, algunos más que otros. Qué futuro tiene Ship to Gaza de concretar su objetivo? Probablemente ninguno, salvo desembarcar  lo que lleva en sus bodegas en Egipto, siempre a modo de especulación, donde aparentemente la política hacia Gaza parece ser menos restrictiva que cuando Mubarak tenía las riendas del poder. Aunque aquí también se levantan interrogantes sobre esa apertura tan limitada de la frontera compartida que sigue alentando el contrabando por los túneles que Israel también bombardea, pero al parecer sin mayor éxito. Alguien dijo que si se hiciera un corte vertical de unos 50 metros de profundidad y varios kilómetros de ancho en la frontera entre Gaza y Egipto, la imagen que veríamos sería la del queso suizo Emmentaler, o la de una galería de topos.
Para los activistas europeos y norteamericanos que se embarcaron en este proyecto, les quedará seguramente la satisfacción de que lograron reunir los 6 barcos de la Flotilla de la Libertad, y reunir una ayuda material y moral simbólica para un pueblo aislado -y a menudo maltratado- para demostrarle al mundo y a los propios palestinos, que no están solos a pesar del duro bloqueo.
Y por otro lado la frustración de no haber quebrado la voluntad de Israel de detener todo intento de contacto con los palestinos que no sea por intermedio del propio gobierno israelí. Porque a este nudo gordiano todavía parece que no ha nacido quien lo desate -y tampoco quien lo corte con un golpe de espada.



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