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domingo, 13 de noviembre de 2011

Ancianos abandonados en la ola de las privatizaciones

Una de las condiciones del Estado de Bienestar es que los ciudadanos tendrán siempre acceso a servicios que otorguen una seguridad y bienestar básicos, financiados con los medios públicos que los contribuyentes aportan. Esta era la imagen que dominaba en Suecia hasta que la ola privatizadora comenzó a erosionar las bases mismas de este modelo que hasta la década del 80 despertó admiración en otros países con grandes injusticias sociales.
Imagínense a unas personas muy viejitas que viven en un hogar de ancianos en algún lugar de Suecia, que no pueden valerse por sí mismos y deben ser, entre otras cosas,  alimentados por el personal -y usar pañales ya que no pueden controlar las necesidades biológicas básicas. Deberían así sentirse cómodos dentro de esas limitaciones, pero resulta que una vez que han orinado, el personal por orden de sus patrones, tiene prohibido cambiar los pañales hasta que no "se llenen". Lo que significa que después de horas de estar empapados, recién les toca la suerte de que se los cambien. Las irritaciones e infecciones en la piel es el resultado de tanto abandono.

La empresa Carema Care, es uno de los actores privados que en su página web sólo muestran a ancianos y personal sonrientes y felices. Esta empresa es la que ha puesto en funcionamiento este sistema basado en la nueva tecnología que alarma cuando un pañal "está lleno". Una pequeña antena puesta en el pañal envía una señal hasta un móvil o computadora que inmediatamente da la alarma al personal para que sustituya el pañal que ya está "completo".
Carema Care es una de las tantas empresas que saltaron a la arena cuando las políticas de privatización de los servicios municipales también fueron abiertos a las inversiones privadas, especialmente cuando los últimos gobiernos de centro derecha decidieron acelerar el proceso en los servicios que antes prestaban las comunas o el propio estado. La ley que posibilitó este desarrollo para que el sector privado invirtiera en este nuevo campo,  ha establecido un marco, pero por supuesto no determina los detalles, más allá que el texto predique que los ancianos deben ser bien atendidos en todos los órdenes. En pocas palabras, las comunas pagan con la plata del contribuyente a estas empresas por realizar el servicio que ellas mismas antes tenían a su cargo. Y de esa manera se desprendieron de miles de empleados que según muchos se quejaban, eran un lastre para su presupuesto. Y así pudieron bajar los impuestos y crear la ilusión que todo iba a ir mejor cuando los políticos retiraran las manos de estos sectores que ahora están a disposición de las "fuerzas vivas".

Por eso empresas como Carema Care pueden aumentar sus ganancias en base a reducir al máximo el personal en sus centros geriátricos e introduciendo "tecnología de última generación" en los pañales de los viejitos y sacarle el "jugo" (tanto simbólica como prácticamente) a esos pañales hasta el límite de su capacidad.
Pero esta estrategia empresarial, que también tiene otras denuncias por otras carencias en la atención a los ancianos desvalidos, encierra un fin muy claro, que ya había sido advertido al comienzo del proceso, y se destapó cuando la prensa investigó y publicó que una buena parte de las ganancias de Carema Care habían  ido a parar a la isla de Jersey, ese sí un paraíso fiscal colocado en la nariz del presidente Nicolás Sarkozy que tanto se queja de ellos, y se ha convertido en una piedra en la punta del zapato de la Unión Europea. Se trata de millones de euros que los contribuyentes suecos aportaron a Carema Care, e impotentes vieron pasar de largo hacia la isla para que llenaran los bolsillos de los jefes, gerentes y presidentes de esa financiera de capital de riesgo que se refugia bajo el nombre Triton AB Sverige, una especie de pulpo con innumerables filiales que extienden sus tentáculos para atrapar los servicios que las comunas ponen a su disposición. El resultado es que las denuncias por la deficiente, y muchas veces criminal atención que prestan a las personas que deben cuidar, ya forman una montaña de expedientes. La última conocida es la muerte de un anciano con demencia senil,que con claras señales de que su estado era deplorable, de todas formas fue colocado en su silla de ruedas frente a un televisor para que agonizara "entretenido", porque nadie tenía tiempo de acompañarlo. Se puede creer que exista semejante deshumanización? Pues sí, eso ocurre en el país que fue ejemplo en el mundo por darle a de sus ciudadanos una atención primordial en cualquier momento de su vida.

Este es un ejemplo más de cómo el llamado Estado de Bienestar está siendo desmontado ladrillo a ladrillo en Suecia. Así como en otros países, los gobiernos han impulsado estas privatizaciones, o bien por razones ideológicas, o bien por las presiones "del mercado", es decir las presiones de las grandes consorcios financieros internacionales de capital de riesgo que han ido asumiendo los servicios y la actividades productivas a través de empresas que no resistirían el menor análisis serio si los responsables de hacerlo cumplieran con su deber. Las privatizaciones han sido el karma que ha llevado a la izquierda a aceptarla resignadamente, sin mayor apoyo tampoco de una población que todavía no se ha contagiado con la indignación de Los Indignados.

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