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martes, 21 de agosto de 2012

Atrapado sin salida?

Los periodistas, editorialistas y comentaristas  han gastado kilómetros de tinta y bytes en sus análisis sobre el caso Julian Assange, en su desafío a la justicia británica y sueca de no aceptar las condiciones en las que estaría obligado a declarar por presuntos delitos sexuales. Suecia y su sistema jurídico están en el centro del debate por la forma en que se manejaron los dos episodios en los que dos jóvenes A.A. y S.W. acusaron a Julian Assange de haber mantenido relaciones sexuales sin protección con ellas, de abuso sexual y violación. Así empezó esta historia que como una bola de nieve fue creciendo hasta transformarse en una enorme montaña de mentiras y verdades a medias. Primero, las dos jóvenes que aparecen como víctimas de Assange denunciaron el caso después de enterarse de que el australiano había tenido relaciones con ambas sin protección en algún momento de las repetidos veces que practicaron voluntariamente el sexo con él. Ambas contactaron a I.K. una policía amiga de A.A., para que les tomara declaración y exigieran a Assange una prueba de VIH, para estar seguras que no podían estar contagiadas. Pero el relato que ambas realizaron juntas, en una flagrante violación al reglamento policial ya que debían hacerlo en forma individual con la amiga uniformada,  se transformó en una acusación de violación y abuso sexual, donde inmediatamente intervendría la primera fiscal de turno, Maria Häljebo Kjellstrand , quien confirmó que había que investigar el caso por la sospecha de que podía tratarse de un caso de este tipo.

Cuando Julian Assange declaró su versión de los hechos ante la fiscal,  nadie le sacó sangre para comprobar su estado de salud, por lo menos no lo pudimos comprobar en ningún lugar hasta ahora. Luego de estudiar los antecedentes del caso y las declaraciones, la fiscalía le pasó días después el caso a la siguiente fiscal jefe Eva Finné, quien decidiría  que el mismo se archivara ya que las denuncias eran demasiadas imprecisas y contradictorias, pero la investigación policial podía continuar para establecer qué ocurrió realmente, sentenció la fiscal.  En todo caso Assange no fue arrestado y tampoco se trasladó a Londres inmediatamente después de este encuentro con la justicia sueca, sino que siguió en Estocolmo cinco semanas más a disposición de la policía y la fiscalía. La misión del fundador de Wikileaks era establecer la sede y la infraestructura de su organización  en Suecia, ya que la legislación del país en ese entonces, no condenaba la actividad de difusión de material secreto de los países que realizaba Wikileaks, algo que finalmente no pudo conseguir a pesar de que en ese entonces Assange era un héroe admirado por la mayoría de los suecos. Pero el gobierno de centro-derecha no estaba interesado en agarrar esa papa caliente. Presiones de EEUU para que no se permitiera que Wikileaks se instalara en Suecia? Se ha especulado sobre el tema pero nadie ha podido presentar pruebas que confirmen esas sospechas .

Entonces ocurrió algo inesperado para Assange y su entorno. Se pidió desarchivar el caso por acoso sexual y violación de A.A. y de S.W. El protagonista de esta iniciativa fue el abogado Claes Borgström, que inmediatamente salió a la prensa afirmando que Assange era un cobarde y había cometido delitos sexuales contra sus clientas, de una forma deplorable para un profesional que se enorgullecía de ser el campeón de la defensa de los derechos de la mujer. Paralelamente la fiscal superior Marianne Ny, su amiga según muchos que dicen conocerles,  reabrió el caso acusando a Assange de nuevos presuntos delitos sexuales. Sin embargo todavía no había orden de arresto y en vista que nada ocurría en esas semanas de espera,  Assange decidió trasladarse a Londres sin que nadie se lo impediera. De todas formas Assange accedió a ser interrogado cuando la fiscal Ny lo requirió días más tarde, proponiendo algunas fechas para regresar a Suecia, o como alternativa por medio de una conferencia telefónica,  o a través de una video-conferencia , o como otra posibilidad, se interrogado en Londres apoyándose en la  llamada Mutual Legal Assitance (MLA), que es un acuerdo entre los países de la UE para cooperar en temas comunes de derecho penal, civil o comercial. Pero la fiscal superior Marianne Ny por alguna razón que todavía no conocemos, se negó a cualquiera de esas alternativas, primero argumentando que no era posible porque Suecia no había suscrito el tratado MLA. No demoró mucho en enterarse que Suecia sí había firmado el tratado, pero guardó silencio y dió el siguiente paso: envió una orden de arresto europea via Interpol, basada en la falsa afirmación  de que la ley sueca le impidía interrogar a Assange en Londres, según la versión de los que han estudiado el caso y han tenido acceso a la documentación correspondiente.

Esta actitud que ya acumuló largos meses de espera cuando los tribunales británicos dirimían si Assange debía ser extraditado a Suecia o no, se resuelve finalmente  por la Suprema Corte británica de que Assange puede ser extraditado. Estos giros y las posibles falsedades con la que está rodeado todo el caso, levanta un mar de sospechas y especulaciones en la cabeza de Julian Assange y de muchos de los que lo apoyan, incluso en el abogado Baltasar Garzón, recientemente reclutado para defenderlo. Sobre todo crece la idea cada vez con más fuerza de que no existen garantías de que la justicia sueca decida entregarlo finalmente a EEUU, que buscaría condenarlo por espionaje por causa de los cables publicados en diversos medios de prensa de todo el mundo, con el riesgo de que pueda ser condenado a muerte por espionaje. Muchos en Suecia creen que esa posibilidad  no tiene asidero ya que la última palabra la tiene el gobierno sueco en caso que existiera un pedido de  extradición y el juez la admitiera. Con el escándalo internacional que todo el episodio Assange a venido desarrollando sería políticamente imposible que ocurra, opinan estos analistas. Y agregan que si en todo caso EEUU estuviera interesado en pedir la extradición de Assange, hubiese tenido más éxito con la justicia de su aliado británico, ya que la tradicional alianza política y militar entre ambos gobiernos y sistemas jurídicos es muy antigua y fuerte, argumentan estos expertos.

Otros menos optimistas creen sin embargo que Suecia no se opondría a esa extradicción en caso de recibir presiones de la Casa Blanca como no se opuso el gobierno del socialdemócrata Göran Persson a principios de la década pasada, cuando dos ciudadanos egipcios fueron entregados a la CIA de forma ilegal para que fueran interrogados y torturados, a pesar de la promesa de que no sufrirían torturas, por la policía egipcia, ya que se sospechaba que fueran miembros de Al Qaeda, algo que  además nunca pudo comprobarse.

 Julian Assange finalmente pateó  el tablero una vez más y pidió asilo en la embajada de Ecuador, repitiendo que no confía en la imparcialidad de la justicia y policía sueca y el riesgo de extradición a EEUU. Hasta ahora los hechos le han dado la razón, toda la fase de investigación y varios aspectos formales han sido obviados o ignorados, lo que ha originado que el caso haya estado plagado por una serie de episodios que a cualquiera le pondría todas las alarmas al rojo vivo. Una derrota ética y moral  para el sistema sueco de justicia, y un calvario más para el fundador de Wikileaks.
Porque en el fondo de esta historia existe el interés por parte del poder político y financiero de mantener alejado lo que Wikileaks venía revelando: la corrupción, el juego político doble o triple, los delitos de lesa humanidad, la evasión de los más poderosos en los paraísos fiscales ... y mucho más.

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