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sábado, 26 de enero de 2013

Trabajemos en el bosque... lobo estás?

Todo estaba firmado, los pasajes pagados y una fecha para partir. Los 30 camerunenses ya tenían además el contrato con un salario especificado, alojamiento, alimentación y un trabajo que si bien era duro, compensaría con el dinero que ganarían en esas semanas de intensa labor. Eso sí, tuvieron que pagar cada unos 250 dólares a la empresa que los contrataba para poder "ganar la lotería" y hacerse con un lugar entre los afortunados que viajarían, muchos de ellos sin trabajo y con familias. Así fue como el grupo de camerunenses vieron una oportunidad única de arribar a los bosques suecos para cumplir con una tarea que las empresas de fabricación de celulosa SCA y Holmen, habían solicitado a un subcontratista, Skogsnicke SA. Esta  se encargaría de contratar la mano de obra y firmar los contratos. Así llegaron a Suecia con la esperanza de recibir unos 3000 dólares por mes cada uno por su trabajo. La Dirección Nacional de Migraciones y el propio sindicato de los trabajadores madereros habían firmado el convenio, dando visto bueno a la llegada de los camerunenses. Todo legal y según el convenio colectivo. Pero apenas habían empezado a reconocer el lugar de trabajo en la región de Västerbotten, cuando la empresa les presentó nuevos contratos que los obligaba a trabajar a destajo y por un salario de hambre. Ante la disyuntiva de volver a Camerún con las manos vacías aceptaron esas nuevas condiciones. Aislados, sin contactos con suecos que en ese momento pudieran orientarlos, el sindicato ausente, partieron a realizar lo que se esperaba de ellos.

Con las pequeñas plantas cargadas en una especie de mochila abierta transportada en la espalda, los trabajadores pasaban largas jornadas abriendo hoyos en el suelo y plantando los pequeños abetos y pinos en zonas donde el bosque había sido talado por las empresas antes mencionadas.Un trabajo en un medio inhóspito y de difícil acceso. Un escenario que ningún sueco estaba dispuesto a aceptar pero que un hombre de un país africano, sin trabajo, con una familia a mantener y la esperanza de mejorar su vida, aceptaría sin mayores recelos. Porque el desafío estaba en Suecia, ese país modelo de justicia y tolerancia.
Después de dos años de estar en el país y haberle plantado las tiernas plantas a SCA y Holmen, los trabajadores camerunenses todavía están esperando que les paguen. Skognicke SA empleó distintos métodos para desalentar a los trabajadores en su empeño por cobrar lo adeudado. Primero no responder a las llamadas telefónicas. Después cuando la presión era muy fuerte para que pagaran, amenazaron con quemarles las casas en Camerún si insistían. Todo está documentado por el programa de la televisón sueca Uppdrag Granskning  que realizó el reportaje que puso en el tapete cómo patrones inescrupulosos explotan la mano de obra extranjera. A pesar que la situación de los camerunenses era conocida por las autoridades, todos los que podían implicarse miraban para otro lado, especialmente las multinacionales SCA y Holmen, en cuyos bosques habían trabajado los camerunenses. Con la presentación del reportaje y la participación de algunos de los trabajadores se fue desgranando paso a paso la situación que habían vivido. Algo extraño en el reino de Suecia, reconocido como uno de los mejores ejemplos de desarrollo equitativo del planeta. Bueno, las cosas han ido cambiando a pesar de las apariencias.

Primero fueron los trabajadores polacos que en la década de los 70 eran explotados en el campo por patrones que se aprovechaban de su indefención. Luego fueron los thailandeses, vietnamitas y otros asiáticos recolectores del arándano, víctimas también de subcontratistas que prometían mucho y al final los obligaban a regresar sin pagarles lo prometido y endeudados para siempre. Este año también cayeron en la trampa cientos de braceros llegados de Rumania y Bulgaria. Algunos habían vendido todo en sus pueblos para llegar a recoger el arándano, vivir miserablemente y trabajar a destajo. La cuestión es porqué ocurre tan frecuentemente esto, sobre todo en los últimos años con predominancia de gobiernos de centro-derecha. Dos factores se han unido para que esto suceda: primero la reforma laboral que permite al patrón contratar mano de obra en el exterior si la misma no está disponible en el país. La segunda es que una vez recibida la luz verde de las autoridades migratorias puede cambiarse el contrato original por parte del contratista, y eso fue lo que sucedió en este caso, con el agravante que ni siquiera se pagó parte del salario prometido, aún después de haberlo rebajado. Algunos de los camerunenses se marcharon a su país, frustrados, endeudados y con al vergüenza de haber estado en uno de los países más ricos del mundo y regresar con los bolsillos vacíos. Otros decidieron quedarse y seguir luchando por sus derechos, sin permiso legal de permanecer en el país, pero arropados por la solidaridad de esos otros suecos que respaldan su lucha. Ante la dimensión de la estafa reflejada en el programa de SVT, el sindicato y la organización patronal acordaron que recibirían los sueldos adeudados. Una vez más el trabajo profesional de la prensa logra que se haga justicia, mientras nuevos desafíos emergen en una sociedad que sólo cuando estos problemas salen a luz, los responsables directos o indirectos corren como los bomberos para apagar el incendio. El problema es que cada vez esos incendios son más frecuentes - y el prestigio de que este es un país modelo,  está cada vez más tiznado.


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