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viernes, 15 de marzo de 2013

Un Papa fuera de toda sospecha?

Iglesia de San Pedro. Foto: Brooklyn Museum
Jorge Mario Bergoglio - o Francisco como ha elegido llamarse luego de haber sido nombrado Papa- es una persona controvertida  y muchos argentinos lo ven desde una perspectiva muy distinta. La mayoría de los católicos opina que es una persona humilde, de costumbres espartanas y que tiene un espíritu humanista donde la gente desvalida tienen un lugar importante en su corazón. Los elogios le llueven desde la propia iglesia argentina como de otros sacerdotes que le conocieron fuera de su país y de los que ven en él una esperanza de renovación de la iglesia católica acosada por los escándalos de corrupción y pedofilia.

Sin embargo desde algunas organizaciones de DDHH  que en su momento luchaban contra la dictadura militar argentina en la década del 70, acusan abiertamente a Bergoglio cuando era Provincial en Buenos Aires entre 1973 y 1979 de colaborar con el robo de bebés hasta que fue cómplice de la desaparición de sacerdotes que se enfrentaban al régimen dictatorial. Desde otras tiendas políticas le critican por no haber protestado abiertamente contra el régimen represivo de entonces y haber mirado a un costado cuando los crímenes cometidos por el régimen militar estaban en su apogeo. Actualmente las críticas le han llovido por estar en contra del matrimonio homosexual y el aborto aprobados por el actual gobierno de la presidenta Cristina Fernández.

 Bergoglio representaba la iglesia católica en aquél entonces y sin dudas la estrategia de la iglesia frente a la dictadura militar era responsabilidad suya, donde eligió no enfrentarse a los dictadores que se sucedieron, sino cerrar los ojos ante las barbaridades que se cometían.  Bergoglio se defiende afirmando que aquéllas acusaciones que lo implican en las desapariciones o robos de bebés son falsas y que ningún fiscal logró encontrar pruebas sobre esos delitos y tampoco fue llamado a declarar ante los tribunales a pesar de que las Abuelas de Plaza de Mayo insistieron en ello. El poder de la iglesia católica en Argentina ha sido muy importante ya que el Estado le reconoce un carácter preeminente y cuenta con un estatus jurídico diferenciado respecto al del resto de iglesias y confesiones. El estado debe sostenerla,  y según  la ley, es jurídicamente asimilable a un ente de derecho público no estatal. El vaticano y la Argentina tienen firmado un concordato que regula las relaciones entre el Estado y la Iglesia católica, según información recogida en distintos medios.

Sobre la culpa o no de Francisco ante aquéllos crímenes  de los que se le acusan y que nunca fueron probados aquí en la tierra, a lo mejor deberá enfrentarse al tribunal de su propio Dios, que por ser omnipresente conoce al dedillo sus pecados, si es que existen, y entonces será condenado a deambular por el purgatorio, o en el peor de los casos arder en el fuego eterno. Aunque también puede disfrutar del paraíso si los pecados no son muy graves.

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