El país de los pájaros pintados de celestes

En estos días cuando se disputa el Mundial de Fútbol Rusia 2018 todo un país se pinta de celeste. Tal vez el mito del fútbol en ninguna otra parte del mundo se vive con tanta intensidad y autenticidad la fiebre del fútbol como en Uruguay, aún sabiendo que a medida que avanza el torneo hay que enfrentar a rivales cada vez más duros y calificados para ganarles a la selección celeste. Sin embargo, a cada rival más difícil es como que se agranda el corazón y la voluntad en la cancha de vencer todas las dificultades y conseguir avanzar un paso más. Y como dice la canción del Pitufo, ”siempre desde atrás, nunca favoritos…” mientras desde otro escenario NTVG ruega ”en el último suspiro - ayyy! celeste regalame un Sol”.

Pero lo que más conmueve es ver a los chicos y chicas en las escuelas festejar los goles celestes durante la primera ronda de partidos, a los jóvenes en los potreros descalzos o con championes, persiguiendo el sueño de convertirse en el Suárez o Cavani del futuro. O la gente reunida en los bares, mercados, cines o en las plazas donde se han instalado las pantallas gigantes para vibrar juntos los partidos. Un país que se paraliza durante 90 minutos. Es un fenómeno social y cultural en plena erupción, que en esta ocasión, y creo en una mayor dimensión que en el pasado, los jugadores no han sido sólo protagonistas en la cancha, sino que antes de partir han contribuido con verdaderos aportes al deporte, pero también a la medicina y la integración social. 

Se ha ido creando un tejido social, una tela celeste que une más allá de las dificultades y los problemas que aquejan a la sociedad. 

Los jugadores uruguayos no han sido las vedettes intocables, esfinges de un falso mundo que se retroalimenta a través de los medios de prensa sensacionalistas que juegan su propia partida, tergiversando o simplemente inventando para crear polémica e interés donde no la hay. Y vender más.

En este sentido el mensaje de Edy Cavani en The Player´s Tribune Global es un hermoso ejemplo de humildad. Está dirigido a un niño de 9 años, con el apodo de ”Pelado” (como lo llamaban a él cuando era chico) que sueña con la gloria en el fútbol. Este mensaje es un ejemplo más de humildad y valoración de algo que se va perdiendo a pesar del éxito y la riqueza material que aporta: la libertad que un niño tiene a pesar incluso de las estrecheses en el hogar, por lo menos de la libertad que él añora y que gozó, aunque jugara al fútbol descalzo y chapoteando barro en el potrero del barrio.

Pero Uruguay no se destaca solo por su participación en el deporte internacional, sino también por ser un país en el contexto latinoamericano, y también mundial, por las reformas políticas y económicas que lo ponen al frente de los países de la región. En lo cultural es un país que contribuye a la riqueza inmaterial en muchos campos donde se destacan artistas, escritores, músicos, y muchos otros creadores. Es verdad, con muchos conflictos, sí, pero es lógico en un país donde cada sector político o rama de la economía y servicios, lucha por obtener más beneficios de la torta que reparte el gobierno a través del estado. Pero aquí no se matan los políticos ni los dirigentes sindicales, ni ambientalistas o simplemente por pertenecer a otra clase. Porque con matices, todos respetan un principio: la libertad, ese concepto y valor que realza nuestro himno, la que aún estando limitada, más para unos que para otros, siempre te da la oportunidad de cambiar tu vida. Y no es un tópico, sino preguntale a las generaciones que vivieron o crecieron en la dictadura, tristemente recordada este 27 de Junio pasado.

Opino además que la promoción del deporte en Uruguay, no sólo en el fútbol, los juegos de Unasur también lo demostraron, está ayudando a crear una mentalidad entre los jóvenes de lucha y sacrificio por estar allí entre los mejores, de que a pesar de lo pequeño del país y los recursos limitados,  las posibilidades de crear y desarrollar las distintas ramas del deporte es posible. Hay que ver cómo las chicas se están superando, tanto en el atletismo como en los deportes de equipo. Están avanzando, entrenando para competir internacionalmente. Y eso las hará más fuertes, los machirulos tendrán que respetarlas por lo que son, y los dirigentes abrir espacio a estas nuevas representantes que visten de celeste. Al parecer las autoridades deportivas vienen apoyando estos esfuerzos, la cooperación con China de la que hace poco me enteré, puede en este sentido rendir sus frutos a mediano plazo, y darle al pueblo uruguayo, a los de adentro y a los de afuera, nuevas alegrías y el orgullo de estar unidos por el símbolo de esa bandera azul y blanca - y el SOL que nos ilumina a todos sobre un cielo de color celeste. Uruguay Nomá!!!