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viernes, 5 de julio de 2019

La avaricia no rompe el saco... por ahora.

El presidente de Facebook (FB) Mark Zuckerberg divulgó el año pasado una visión espectacular: pretendía ”ayudar a 1 000 millones de personas a unirse en comunidades que merecen la pena”. Este plan aparentemente muy loable, parte de la base de que las comunidades reales entre los humanos se han ido debilitado o desintegrado, por lo que era necesario volver a unir a la gente. Los partidos políticos, las iglesias y las organizaciones de todo tipo disminuyen las afiliaciones y número de fieles, afirmaba. La gente está cada vez más renuente a comprometerse en proyectos que requieren la presencia física, el contacto real entre las personas. Por eso quiere unir a los humanos en todo el mundo a través de fortalecer el tejido social. Hoy son 2 000 millones los clientes de FB lo que implica un potencial enorme para ”unir voluntades”(1).
Pero es cierto lo que Mark Zuckerberg realmente piensa de nosotros, que busca nuestro bienestar? Quiere efectivamente unirnos para que estemos en contacto creativo y con un satisfactorio contenido junto a otros semejantes?  Por supuesto que si lo hacemos sea a través de las redes sociales, particularmente con FB. 
El primer desencanto después del lanzamiento del proyecto vino cuando estalló el escándalo de Cambridge Analytica donde FB se vio implicado por vender los datos de los clientes de su empresa para influir en las elecciones de varios países y en el Brexit de Gran Bretaña. FB ya no era lo que decía ser, sino una empresa con un solo interés: ganar más dinero.
Pero hay algo más en ciernes que MZ viene elaborando lo que no parece tener un fin tan desinteresado ni altruista como el "proyecto comunidades", lo que preocupa fundamentalmente porque la intención es romper el sistema actual del estado como regulador del flujo de capitales en la sociedad. 
El plan no es otro que crear una moneda virtual llamada Libra, similar a otras como el Bitcoin. Y si FB cuenta con 2000 millones de clientes, cuánto tiempo puede demorar que decenas de millones de ellos sean también clientes de su nuevo proyecto financiero? Y aquélla idea de las comunidades, aparentemente tan democrática, otra vez aparece en realidad como una cortina de humo para cubrir sus verdaderas intenciones, la de ganar aún más dinero para el quinto hombre más rico del mundo en 2018, según la revista Forbes. 
Se trata sin dudas de una batalla por la conquista del gigantesco mercado financiero que en parte todavía controlan los estados y los bancos privados, salvo cuando el capital se refugia en los paraísos fiscales, claro. Pero en el futuro tal vez no necesiten ir a Panamá o a las Caimanes. Si el proyecto de Zuckerberg se hace realidad los bancos, privados y estatales, serán sometidos a una competencia sin igual. Porque cuál será el banco que podrá competir con un FB con 2000 millones de clientes hipotéticos una vez puesta en marcha la maquinaria publicitaria de MZ? 
Las comisiones bancarias que hoy pagamos a los bancos y por la cual nos quejamos, y con razón, una vez recaudadas son de un monto espectacular de miles de millones de dólares, que las empresas tecnológicas no  quieren dejar pasar. Para eso nos ofrecerán servicios a precio de ganga con los que los bancos no podrán competir, y en esa disyuntiva muchas personas preferirán pagar menos por el mismo servicio. Con una billetera también virtual, denominada Calibra, podrán operar sin ”fricción”, es decir libres de los controles estatales de la Dirección General Impositiva (DGI), invirtiendo en negocios más rentables, si es que los hay, sin pagar un sólo peso/dólar en impuestos.
FB no es la única que ya tiene en el escenario este proyecto. También Google, Amazon, Apple entre otros elaboran avanzados planes para competir por nuestros dineros. Muchas empresas que hasta hoy dominaban el ámbito comercial en distintos  ramos como la industria y los servicios caerán en el camino de estas tecno-empresas ávidas por ocupar un lugar en el mercado financiero. Otras nacerán a la sombra de las ruinas de las caídas. Lo vemos en la industria discográfica, cinematográfica, periódicos,  televisión,  editoriales, etc. 
Podemos afirmar sin temor a equivocarnos que este nuevo escenario ya está en construcción y a la vuelta de la esquina. Las herramientas para hacerlo están listas o casi listas  por los ingenieros en Silicon Valley. Se anuncia que para el próximo año se estará implementando por lo menos el proyecto de FB.
Las consecuencias para los estados que cobran los impuestos a las empresas de todo tipo de actividades se verá amenazada ya que ese ”banco virtual” no estará en ninguna parte y tampoco su capital para ponerle la carga impositiva que financia la educación, la salud, las infraestructuras, policía, etc. Y si la especulación hace que la burbuja financiera se pinche como ha sucedido con el bitcoin, por ejemplo, el cliente no tendrá la garantía del estado con la que cuenta hoy, por lo menos donde existe un estado de derecho vigente y respetado, para cubrir por lo menos parcialmente las pérdidas de los clientes. Todo será privado y privatizado.
Un dirigente político uruguayo, Luis Lacalle Pou, decía recientemente en una entrevista en un canal de televisión, que ”el dinero de sus compatriotas estaba mejor en los bolsillos privados que en los del estado”, dejando en claro sin mayores ambages cuáles son sus intenciones en caso de ser elegido presidente. Con la Libra en curso, tendrá otra herramienta más para arruinar ese estado que tanto odia y que sin embargo le ha dado de comer hasta ahora, ya que nunca trabajó salvo ocupando el cargo de diputado, destacándose no por presentar proyectos de ley durante la legislatura, sino por registrar la mayor cantidad de ausencias entre todos los parlamentarios, según informó la prensa uruguaya. Este tipo de políticos neoliberales serán también aliados perfectos para un mundo regido por el Mercado lejos de los ”abusivos” controles y recaudaciones estatales.
Al final la idea sobre las comunidades virtuales con contenido, lanzada apenas hace un año por Zuckerberg en una noche tal vez romántica del joven empresario, apenas le raspamos un poco la superficie, se convierte  en una parodia una vez más, en la farsa más grande de esta década - o la del siglo XXI? 
(1) Yuval Noah Harari. 21 Lecciones para el siglo XXI.




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