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lunes, 25 de noviembre de 2019

URUGUAY: UN PUEBLO QUE SE TRAGÓ LA PASTILLA


No bastaron quince años de creciente bienestar respaldado por estadísticas y prestigiosas opiniones internacionales del mundo del comercio, inversionistas, finanzas, DDHH, etc.
Una mitad  de la sociedad uruguaya se volcó en el balotaje final de las elecciones de 2019 y prefirió los cantos de sirena de la derecha neoliberal. Una mayoría de los uruguayos volcaron sus votos al programa oculto del candidato del Partido Nacional (PN), Luis Lacalle, que con la consigna es la hora del cambio, embaucó junto a otros partidos a una mayoría  de los electores para llevarlos al rodeo de las vacas flacas y obligar a una segunda vuelta, un balotaje donde en alianza con los otros partidos tenía probabilidades de ganar. Como fue tan pareja la votación la misma se dirimirá el jueves o viernes de esta semana cuando se sumen los votos observados y se revisen los anulados.

Este fue el escenario después del 27 de Octubre: Luis Lacalle (PN), con apenas algo más del 28% de los votos obtenidos,  se valió de dos partidos, el Colorado (PC) (12%) de los votos y el debutante Cabildo Abierto (CA), (10%)  más dos partidos enanos con sólo un diputado cada uno, el Partido Independiente (PI) (0,9%) y el Partido de la Gente (PG) (1%), y hacer realidad la estrategia que juntos se plantearon: desalojar del gobierno al Frente Amplio en una segunda vuelta. Esto a pesar que seguía siendo el único país de la región que mantenía la calma social, y con los logros antes mencionados, parecía que los habitantes de tan exitosa nación premiarían el desarrollo alcanzado, aún cuando había señales de que la economía apenas crecía 0,3% en 2019 y el desempleo había aumentado del 7,2 al 9,5%. Mientras América Latina se incendiaba por causa de los gobiernos que aplicaban economías neoliberales y mataban impunemente a sus ciudadanos que protestaban, Uruguay había sido una isla de paz. Pero había un talón de Aquiles: la inseguridad.

Con la mejor herramienta que ha tenido la derecha para oradar la confianza de los ciudadanos en los gobiernos que tienen dificultades para manejar el tema de la delincuencia, (cuando ellos mismos no lo solucionan y sólo causan más muertos) porque desean apostar por políticas que atiendan no sólo la represión, sino también las causas sociales de la misma, el FA demoró en reorganizar primero un sistema judicial para hacerlo más expeditivo y eficaz; y una policía organizada, entrenada y mejor pertrechada con notoriamente mejores salarios. Cuando lo logró, ya era demasiado tarde  para revertir una opinión pública que dudaba. La oposición apretaba esa llaga convenciendo a la gente que nada de lo que se hacía era eficiente contra el narcotráfico, los hurtos y las rapiñas. Las cárceles eran la universidad para los nuevos y viejos delincuentes que apretaban el gatillo sin importarle quiénes eran las víctimas. Se necesitaba mano dura, y llovieron las propuestas de emplear de nuevo a miles de policías retirados; crear una Guardia Nacional de 2000 efectivos, o permitir que soldados retirados patrullaran las ciudades. La propuesta de crear la Guardia Nacional fue felizmente derrotada sin embargo, en un plebiscito por una mayoría, el 27 de Octubre pasado.

En Uruguay circuló a menudo durante la campaña electoral una expresión: No te tragues la pastilla. Con esto querían decir no te dejes engañar por las vaguedades y falsedades de los cinco partidos enfrentados al FA. Mientras el FA de centro-izquierda ponía el énfasis en propuestas concretas en los campos que más han preocupado a la mayoría como habíamos antes mencionado, la seguridad y el trabajo, y otro amplio abanico de medidas para el desarrollo, la oposición navegaba tranquilamente prometiendo una Ley de Urgencia con 300 medidas, pero sin revelar su contenido! Y una mayoría cerró los ojos y entró en el rodeo de las vacas flacas, porque lo que se esconde detrás de la Ley de Urgencia de Lacalle y Cía, no es otra cosa que aprovecharse de la jugosa herencia que les dejará el FA para que administren: 17 000 millones de dólares de reserva, acuerdos comerciales con China y 116 países más fuera del Mercosur, inversiones como la de UPM por 3 000 millones de dólares, Entes Autónomos que mayoritariamente dan ganancias al Estado, etc, etc. 

 No bastó entonces el crecimiento económico sostenido, que fue ejemplo para la región; libertades  y derechos conquistados; mayor consumo para las familias; servicios de salud gratuita para quienes no están dentro del sistema privado de las llamadas mutualistas; la educación secundaria y terciaria gratuita pero muy fortalecida en los últimos años con importantes inversiones en el sector tecnológico como la creación de la UTEC, Universidad Tecnológica; programas de construcción de viviendas; beneficios para pequeños y medianos productores. Uruguay es hoy el mayor exportador de software del continente y compite con éxito en el desarrollo de las nuevas tecnologías, la Inteligencia Artificial. La llamada reconversión energética fue otro logro sumamente importante ya que la energía eólica, solar e hidroeléctrica sirve hoy al 95% de las necesidades del país, ocupando el cuarto lugar en el mundo en cuanto a desarrollo, y se ha convertido además en otro producto de exportación a los países vecinos.

Eso y mucho más se desarrolló en esos tres períodos de gobierno del Frente Amplio que contó con una mayoría parlamentaria, a veces insuficiente cuando algún diputado o senador votaba con la oposición. Pero la reforma de derechos fue ejemplar, como el matrimonio igualitario, la protección de la población Trans, el aborto legal, y mucho más profundizando la democracia real a través de la ley. 
Principalmente una mayoría de los habitantes de los departamentos del interior no quisieron entender de derechos y libertades. Con una cultura conservadora de caudillos que todavía pervive en muchos departamentos, algo que impregna la política en los países latinoamericanos descendientes de las tradiciones menos democráticas de Europa, que alimenta el corrupto clientelismo, lograron imponerle a la capital Montevideo y al vecino Canelones - donde florecen las distintas corrientes por las libertades y la cultura, y donde el FA tiene una cómoda mayoría - un gobierno neoliberal, entre ellos con un Cabildo Abierto dirigido por un ex-general, Guido Manini, con una agenda de ultraderecha ya anunciada para derogar las leyes antes mencionadas de derechos, si logra convencer a sus aliados, ya que podría convertirse en un partido bisagra si así lo quisiera. 

Sí, sin dudas que un 49% de los electores se comió la pastilla. O mejor dicho, un buen porcentaje lo hizo. Una tercera parte dentro de ese grupo sabía porqué prefería lo que se llamó la ”alianza multicolor”, simpático e inocente nombre donde se esconden las ideas y programas neoliberales para hacer probablemente retroceder a la sociedad uruguaya a los tiempos de corrupción, impunidad, saqueo y privatizaciones, que impregnaron las políticas durante la dictadura y los tres gobiernos civiles posteriores hasta la asunción del FA en 2005. 
Cuando traten de implementar esas políticas ocultas que nunca quisieron reconocer: devaluación del peso uruguayo frente al dólar; congelen salarios y jubilaciones; recorten los servicios de salud y educación; quiten los programas sociales de ayuda a las familias más necesitadas; dejen de invertir en la infraestructura una vez finalizadas los actuales proyectos, consuman las reservas y pidan préstamos al FMI endeudando como en los ´90 una vez más al país, etc. etc. entonces nos daremos cuenta porqué, por ejemplo, en Argentina la población votó en contra del neoliberal Mauricio Macri, algo que insólitamente no parecen haber comprendido hasta ahora los votantes de Lacalle.  
Probablemente crecerá una nueva conciencia por lo que se perdió y por lo que hay que recuperar por ese grupo de desilusionados que esta vez votaron en contra del FA. Tanto los pobres y marginados que no fueron alcanzados por las políticas sociales del FA y ese otro grupo de clase media que no les alcanzaba con lo obtenido hasta ahora, porque el consumismo para muchas capas medias de la sociedad  se alimenta del constante deseo y expectativa de que el neoliberalismo tiene una agradable sorpresa para ellas: consumir aún más. 
Bueno, constatarán que cayeron en el antes mencionado rodeo de las vacas flacas. 

La élite con Lacalle como presidente, gobernará sólo para ella, para esa tercera parte que hoy se ríe de esa otra tres cuartas partes que se tragaron la pastilla. Y ni siquiera necesitaron agua, porque alcanzó con que abrieran inocentemente la boca como el pez que se traga el señuelo.

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