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martes, 12 de noviembre de 2019

Una de cal y otra de arena - la inestable realidad latinoamericana

Estas últimas semanas los países de la región están siendo impactados por acontecimientos políticos que dan vuelta de raíz las realidades de muchas naciones de Suramérica. El triunfo del dúo Fernández-Fernandez en Argentina  quita del medio a Mauricio Macri, el presidente que intentó reinventar el neoliberalismo en el vecino país, pero cuyo resultado, salvo para sus adherentes, fue nefasto para millones de personas que una vez más aterrizaron en la despiadada miseria. Habían pasado sólo quince años desde la catástrofe económica y social del comienzo de siglo, con el corralito incluido- para que la experiencia se repitiera, enseñándonos una vez más que el tópico "el hombre es el único animal que tropieza con la misma piedra" se confirmara. Ahora el nuevo gobierno con un programa distinto, y consciente de las dificultades, tratará de desenterrar este rico país del pozo donde Macri lo dejó enterrado, con una deuda sideral con el FMI de 55 000 millones de dólares, una alta inflación etc.etc.

El Bolivia el golpe que algunos no quieren llamarlo tal, derrocó al presidente Evo Morales, que ansioso por apresurar los cambios económicos y sociales de las grandes masas, principalmente indígenas, cometió el error de ir en contra de una mayoría que no quería verlo de nuevo investido como presidente, y luego se comprobaran irregularidades hechas por la Corte Electoral, acusada de haber falseado los resultados. Conciente del problema, Evo Morales quiso corregir llamando a nuevas elecciones, pero la ultraderecha y los enemigos de su gobierno no desaprovecharon el punto flaco que les brindó, para darle el golpe de gracia con la pasiva complicidad de policías y FFAA, que cruzando de brazos vieron cómo los miembros del gobierno y otros funcionarios eran perseguidos, apresados, sus familias usadas como rehenes, hogares incendiados, y un mesiánico Luis Fernando Camacho, biblia en mano, imponía por el momento su voluntad de depositarla en en el Casa de Gobierno como símbolo de una doctrina que arrasaría el paganismo de los indígenas. Aquí sí que hay elementos claramente xenofóbicos y racistas en este personaje aliado a Carlos Mesa, quien rivalizó en las elecciones con Morales. Por ahora, con Morales ya refugiado en Méjico, hay un impasse con una presidenta interina a confirmar, Jeanine Añez, de la opositora alianza de centro-derecha Comunidad Ciudadana. La misma hizo un llamamiento a la paz y la concordia, sin olvidarse de pedirle a dios repetidamente para que iluminara el buen espíritu de los ciudadanos.

En Brasil, Lula Da Silva fue puesto en libertad, aunque en espera de un nuevo juicio en tercera instancia por estar acusado de corrupción, la misma por la que lo encarcelaron,  e inmediatamente inició una gira por el país, para denunciar al gobierno de Bolsonaro, sus políticas neoliberales, discriminatorias y racistas, y principalmente darle una inyección de esperanza a un pueblo brasileño que se volcó a las calles para darle la bienvenida y escucharlo. Lula era sin dudas el preferido en las elecciones pasadas hasta que el juez Moro, y un grupo de fiscales, cooperaron para armar un juicio que les permitiera encarcelarlo, cosa que lograron, e impedir su candidatura a presidente. Aún con la amenaza de ser condenado por acusaciones de soborno, Lula desafía a Bolsonaro en las calles de las ciudades del país que va recorriendo en su gira. Una pulseada que veremos cómo termina, pero que sin duda es determinante para el futuro del país.

En Chile el presidente Piñera cada vez más acorralado por los millones de manifestantes que salen a las calles y plazas, no ha tenido más remedio que o bien renunciar o prometer cambios constitucionales que le pongan fin definitivamente a la Constitución aprobada bajo la dictadura de Pinochet, que si bien había sido parcialmente reformada, todavía mantenía aspectos que discriminaban a los sectores más humildes o de bajos ingresos como la salud y la educación, que en parte no eran gratuitas. Tal vez esto tranquilice un tanto la gran movilización popular, pero nadie confía plenamente en las promesas de un presidente que sólo por la dimensión de la protestas se ve obligado a realizar cambios, y no por propia voluntad.

En tanto en Uruguay esperamos el 24 de noviembre para la definición del balotaje, donde los dos modelos de país están en juego, el del Frente Amplio y el de la alianza electoral "multicolor", liderada por el Partido Nacional. Daniel Martínez, FA, y Luis Lacalle Pou (PN) definen esta instancia que una mayoría da como muy pareja, aunque las encuestas muestran una preferencia por Lacalle Pou (47% x 42%) aunque lo márgenes de error podrían indicar que estarían muy empatados, lo que algunos creen va a ser muy probable, y que sólo los votos de los indecisos según se vuelquen a uno y otro lado, podrían definir quién será el próximo presidente del país. La alianza que en Uruguay la denominan rosada-verdolaga ("rosada" por la mezcla del partido Nacional o Blanco y el Partido Colorado con el ultraderecha del ex-militar Guido Manini). Mientras el FA durante quince años ha realizado cambios profundos en economía, derechos sociales y humanos, salarios, jubilaciones, vivienda y mucho más, las tendencias claramente conservadoras de la alianza multicolor y su oculto programa de gobierno, ponen en riesgo muchas de esas reformas y logros de los sectores sociales que estaban muy desprotegidos. No en vano Uruguay es reconocido por los agentes internacionales de las calificadoras de inversiones, expertos y economistas en temas financieros, la ONU y muchas otras instituciones que ponen al país a la cabeza de las naciones latinoamericanas. La llave la tenemos los ciudadanos que el 24/11y entonces elegiremos qué país preferimos.

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