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lunes, 15 de febrero de 2021

Un salvavidas rescata a Trump del pantano republicano

 Con el voto negativo de una mayoría de senadores republicanos para llevar a Donald Trump a un juicio político por parte del senado de EEUU con motivo de los sucesos del Capitolio,  el 6 de enero pasado, salvó al expresidente de ser enjuiciado por segunda vez. Así se impone dentro del Partido Republicano un estilo de liderazgo que el expresidente implantó durante el ejercicio de su mandato y que se prepara para continuarlo. 

Sin dudas un fenómeno que se viene gestando como nuevo estilo autoritario en algunos países y que una mayoría dentro del partido de Abraham Lincoln, parecen aceptar por el momento a pesar de la oposición que hacen algunos de sus senadores.

Sería interesante conocer los entresijos de las discusiones al interior de ese partido cuando 57 senadores republicanos decidieron seguir respaldando a Trump (solo 7 a favor del impeachment) a pesar de su decisivo rol para el asalto al Capitolio y la negativa para frenar a la enardecida turba que pedía la cabeza de varios senadores, entre ellos la del propio ex vicepresidente Mike Pence. Tal vez la conducta de otro senador republicano, Mitch McConell, a la hora de votar por el juicio a Trump sea un buen ejemplo de la ambivalencia que tienen algunos republicanos. McConell criticó hasta el cansancio la conducta inmoral de Trump, incluso se divulgó una grabación donde Trump lo basurea como a un energúmeno por querer obligarlo a detener el ataque al Capitolio en el momento que ocurría,  pero a la hora de votar en el Senado lo hace a favor del expresidente basándose en tecnicismos y formalidades. Mejor ejemplo de dualismo equilibrista es difícil de encontrar si es que no hay una táctica escondida en esta conducta que solo McConell conocerá.


D Trump tiene el camino abierto para empezar a reunificar fuerzas, claro que algunos de sus adherentes están desilusionados por su posterior y calculada reculada con respecto a lo ocurrido el 6 de enero. Principalmente los chicos de Proud Boys se sienten abandonados por el camaleón de Trump, que no le cuesta cambiar de color cuando lo cree oportuno. El futuro dirá si se pone en el bolsillo al P Republicano, pero cuatro años en el llano con juicios pendientes por presunta estafa y otros delitos de distinto signo pueden poner tantas piedras en su camino que no le alcance el oxígeno de sus partidarios para mantenerlo en carrera. Tampoco la edad juega a su favor. Tendrá 78 años en 2024 cuando empiece el último tramo de la campaña. Claro que a base de pichicatas puede llegar, aunque muy golpeado. Y en una sociedad donde los ”perdedores” no cuentan, y él lo es aunque no lo reconozca, su carrera meteórica difícilmente siga brillando en el firmamento, sino que puede consumirse en un resplandor final, luminoso como el de su artificial copete.
Desgraciadamente deja una herencia que muchos desean abrazar.

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