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viernes, 10 de septiembre de 2021

¿Será Magdalena Andersson la próxima PM sueca en 2022?

Ayer miércoles 29 de septiembre se confirmó que Magdalena Andersson será la única candidata presentada por la comisión electoral del PSD y apoyada por los 26 distritos del todo el país. Su nominación en asamblea será en noviembre próximo.

La socialdemocracia sueca (S) se encuentra en un cruce de caminos que definirá seguramente el resultado de las elecciones del año próximo. La razón no es solo por la valoración de sus políticas económica y social durante la pandemia, sino quién será su próximo líder o lideresa que pueda conducir al partido a formar nuevamente gobierno. Y es que la ministra de Finanzas Magdalena Andersson (foto) se perfila como la candidata a presidir al partido y aún más relevante ser la candidata a Primer Ministra (PM) para 2022 cuando el actual PM Stefan Lövfen haga realidad su renuncia a la presidencia del partido en noviembre durante el Congreso de la Socialdemocracia.

No hay dudas hacia dónde se inclina la balanza. Los distritos del partido en el país se van sumando uno a uno sin fisuras en su apoyo sin ambages a favor de Magdalena Andersson mientras otros/as posibles candidatos/as han visto que la correlación de fuerzas es infranqueable para ellos/as y se deciden en cambio a apoyar su candidatura que todavía no oficial, hay que decirlo. Es tradición en (S) que el candidato/a a presidente/a del partido no reconozca su deseo de asumir a ese cargo hasta que el Congreso no lo/la vote.

Los enemigos de la derecha opinan de Magdalena Andersson  que es arrogante, inflexible,  testaruda, poco diplomática, amarga, antisocial,  y también directamente desagradable, incluso dentro de su propio partido hay algunas pocas voces negativas que se expresan en esos términos. Lo que me hace recordar los ataques contra Carolina Cosse en Uruguay cuando sus rivales políticos la calificaban y califican con semejantes cualidades para quitarle apoyo dentro y fuera del FA. Las mujeres no la tienen fácil cuando en base a su inteligencia, formación académica y capacidad de gestión superan con creces las gestiones de los "políticos profesionales" salpicados no pocas veces por escándalos de corrupción.

Magdalena Andersson de 54 años de edad  estudió en la Facultad de Economía y Comercio de Estocolmo, y en la de Harvard (EEUU) y tiene otros estudios académicos dentro y fuera del país.
Tiene una larga trayectoria dentro de (S) desde 1994 cuando fue miembro del equipo económico del gobierno de aquél período y fue parlamentaria cuando (S) no estaba en el gobierno. En 2014 asumió finalmente como ministra de Finanzas destacándose por sus políticas expansivas en medio de difíciles y complicadas negociaciones ya que su partido no tiene la mayoría en el Parlamento y debe negociar con los partidos de centro. Sin embargo junto a Stefan Lövfen fueron superando los escollos planteando una política de inversiones de apoyo a las empresas y trabajadores durante y después de que la pandemia fuera aplacándose. Miles de millones de euros serán invertidos en los servicios públicos para la salud, educación, cuidados para la tercera edad, medio ambiente y clima e infraestructura para 2022. De esta manera se quiere obtener el apoyo del Partido de Centro y el Partido de Izquierdas para asegurar que el presupuesto sea aprobado.

Magdalena Andersson pertenece ideológicamente a la izquierda progresista y cuenta con un amplio apoyo en la mayoría de los sectores sociales populares según se puede constatar, por ejemplo en las reacciones de los distintos sindicatos que desean políticas más expansivas y que beneficien a los sectores donde se emplea una mayor cantidad de mano de obra como la salud y la educación, así como en el apoyo a las pymes. La derecha sin embargo la ve con temor porque sabe que es una candidata difícil de enfrenatar en los debates y por la experiencia que tiene de gestión de gobierno. 

El último ataque de la lideresa Ebba Busch del Partido Demócrata Cristiano lo dice todo: la comparó con el cardenal francés Richelieu en un intento de querer realzar las cualidades negativas antes mencionadas que le atribuyen sus rivales políticos, errándole además feo en su intento porque para la mayoría del pueblo sueco si bien no desconoce quién fue este cardenal ignora el alcance de su influencia y personalidad. En todo caso es una verdadera falacia que muestra la desesperación de la derecha ante el avance del apoyo a Magdalena Andersson entre un amplio espectro dentro y fuera de su partido de la población votante.

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