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martes, 10 de agosto de 2010

Arándanos amargos

 Recolectores en huelga

Llegaron con una sonrisa ancha y optimista al bajarse del avión. Son vietnameses, chinos y tailandeses. Centenares de curtidos campesinos asiáticos  dispuestos a trabajar en la cosecha de los arándanos que crecen silvestres en los bosques suecos. Empresas suecas contrataron subsidiarias vietnamitas y chinas que a su vez reclutaron a esos recolectores.

A los recolectores les hicieron firmar un contrato en idioma sueco que sigue las reglas del convenio colectivo, luego que la Central Obrera (LO) obligara a las empresas a respetar el convenio para los trabajadores extranjeros después de sonados escándalos de explotación y descontento.

Pero siempre hay una posibilidad de engañar a los que se encuentran desesperados por ganar un salario que les permita mejorar su calidad de vida allí donde viven. Fue muy sencillo, algunos empresarios chinos y vietnamistas les hicieron firmar otro contrato, esta vez escrito en su propia lengua, donde no estaban incluídos esos derechos que contemplaba el contrato sueco, es decir seguros, salario mínimo, condiciones laborales seguras. O sea que  renunciaban a esos derechos que les aseguraban un ingreso mínimo independientemente de lo que pudieran recoger.

Pero algo salió mal a los empresarios que ya han ensayado en años anteriores esa forma de engañar a los recolectores asiáticos, obligándolos a endeudarse, y al regresar a sus países de origen ponerlos en una situación insostenible. No pocas veces tienen que vender sus casas o lo poco que les queda para saldar la deuda que contrajeron al pagar el viaje, la visa y el alojamiento. Esta vez los recolectores no esperaron al fin de la estación, sino apelaron a la huelga y a marchar hacia centros urbanos para demostrar su descontento y exigir el retorno a China y a Vietnam.

El sindicato de los trabajadores municipales suecos (Kommunal) que es responsable de vigilar que se cumpla el convenio, tiene dificultades para controlar que se cumplan las reglas establecidas. Su disculpa es que no tienen miembros que trabajen con los asiáticos. Los suecos ya no recogen arándanos en los bosques si no es para consumo propio.

Los empresarios suecos quieren que los dirigentes de los recolectores sean enviados de regreso a sus países de origen, pero que los otros se queden para seguir trabajando bajos las duras condiciones que les imponen.

Las autoridades municipales de la ciudad de Storuman, una de las ciudades donde la protesta se a alojado y donde los recolectores esta vez chinos han acampado, piden a las empresas que se hagan cargo de alimentar y alojar a los trabajadores, sin tener hasta el momento de escribir esta nota una respuesta concreta. También le piden al gobierno que ayude a solucionar el problema. Tampoco desde allí hay señales de hacer algo por los recolectores.

La recolección de arándanos se ha vuelto una verdadera ruleta para los recolectores asiáticos. Algunos pueden volver con algo de dinero en sus bolsillos. Otros con una deuda que les puede costar muy cara. Para los empresarios suecos y asiáticos que están comprometidos en este escándalo con cientos de trabajadores en pie de lucha, es una vez más, el símbolo de un fracaso por no cumplir con lo pactado. Una mancha vergonzosa en un país donde esa praxis parecía ya una cosa del pasado. Sin embargo. el pasado siempre vuelve para golpearnos la puerta cuando menos lo esperamos.

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