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jueves, 1 de diciembre de 2022

Emily entre cumbres borrascosas y #MeToo desde los inicios

La opresión de nunca acabar

La película sobre la vida de la escritora británica Emily Brontë dirigida por Francis O´Connor es un  brillante relato de un período de la vida de la escritora apresada por las convenciones y creencias religiosas de una sociedad rural donde la Biblia y la palabra de los pastores anglicanos son la norma que regulan la vida de la mujer en todos sus órdenes, pretendiendo que sean sumisas y siempre amenazadas sus existencias con la ira de Dios omnipresente.


Ante esta macabra doctrina religiosa común al cristianismo de todos los colores de la época, Emily       (Ewa Mackey) fue descubriendo otra forma de pensar y sentir en medio del asfixiante ambiente hogareño donde la figura patriarcal de sus padre, Patrick Brontë, (Adrian Dunbar) es la punta de un iceberg del sometimiento que Frances O´Connor dibuja magistralmente en episodios de alta tensión donde el color grispardo de la naturaleza, y la persistente lluvia son el telón de fondo del drama donde se desenvuelve la vida de la escritora. Sin embargo, su hermano Branwell Brontë (Fion Whitehead) será el punto luminoso de su vida que la libera de las ataduras morales y pacatas que la asfixian conduciéndola por un camino de libertad, aunque esa búsqueda no siempre resulte sin consecuencias negativas para ambos.


En ese ambiente se desarrolla también otro drama, esta vez amoroso con el aspirante a pastor William Weightman (Oliver Jackson-Cohen) quien en un principio se siente incómodo con Emily por las réplicas que cuestionan la fe y los principios del religioso, pero en medio de esas turbulencias los sentimientos que despierta Emily, tan distinta a la generalidad de las jóvenes que conoce, van mellando sus prejuicios y fanatismo ciego sobre la doctrina bíblica. Al final  responde a la pasión que despierta Emily y se entrega aparentemente sin reparos él también a sus sentimientos que son correspondidos por Emily, a pesar de que su conducta en ese medio social era un sacrilegio y sus dudas sobre el aprendiz de pastor sobre quien el hermano Branwell le había advertido.


En medio de esos dramas Emily escribe poesía y finalmente relatará la historia que se plasma en Cumbres Borrascosas, la novela que la llevó a la fama. Pero su vida tuvo un quiebre que no contaré para que quienes quieran ver la película tengan el suspenso de un final que no está escrito en ningún guión sino en la vida misma de los personajes de aquel entonces y porqué no de hoy también. Porque esos dramas y tragedias humanas son una espiral donde nadie escapa, aunque claro, vivir aquellas experiencias en el siglo XIX muchos considerarán con razón que es difícil que pueda repetirse en nuestra época donde los valores son tan distintos. Pero muchas veces nos olvidamos nosotros también de ellos. Sino hay que ver la próxima película que comento...


                                                                  Ella dijo... basta! 


La película She said (Al descubierto en español) es el drama que se basa la investigación periodística de dos reporteras, Jodi Kanto (Carey Mulligan) y Megan Twohey (Zoe Kazan) del New York Times, que en una carrera contra reloj y con miles de dificultades por el camino, empiezan a tirar del hilo de una madeja de abusos y violaciones en la metrópoli del cine, Hollywood, protagonizadas por hombres sin escrúpulos, con mucho poder y con mucho dinero y con la complicidad de fiscales y jueces que extienden la complicidad y la impunidad por presuntos sobornos o porque se avienen a esos abusos por temor o complicidad de facto porque consideran que "ellas" no se merecen otra suerte. 


Dirigida por Maria Schrader la película recorre los rincones más oscuros del glamour de Hollywood donde aparentemente todo es sonrisas ante cámaras y micrófonos que esconden detrás del telón y de los focos de luz una miserable realidad. Con un ritmo y secuencias a veces muy parecidas a la película Todos los hombres del presidente de Alan Pakula, She said es un proceso reactivo que va derritiendo el hielo alrededor de esas mujeres que en algunos casos han sido amordazadas por contratos o conciliaciones redactados por hábiles abogados y sumas generosas de dinero que les impiden hablar de los abusos y o violaciones. O simplemente son perseguidas y amenazadas cerrándoles las posibilidades de continuar con las metas que se habían fijado para lograr una vida profesional en el campo de la cinematografía.


Así la madeja va poco a poco desenredándose cuando la indignación sobre los abusos a las que fueron sometidas finalmente las empoderan y dan por tierra con figuras como el productor Harvey Weinstein en quien se concentra la atención de la investigación de las reporteras y uno de los mayores depredadores del cine pero no el único. 

Este caso es un ejemplo más de cómo el periodismo de calidad (y con recursos) puede dar por tierra con estos personajes rodeados de un aura de poder que parecen intocables hasta que aparecen dos reporteras valientes (con el respaldo de la redacción) y que a pesar del acoso a la que son sometidas en algunas ocasiones continúan empecinadas en descubrir la verdad ante tanto silencio, lo que provocaría uno de los movimientos feministas más vastos de la historia: #MeToo -y cambios de las políticas de muchas empresas y en la legislación de muchos países. Tal vez el caso más emblemático actual es el de  España con su nueva ley Ley de Garantía Integral de Libertad Sexual, "Solo Sí es Sí", que levanta ampollas en el campo de la derecha y ultraderecha que no niegan su misoginia, machismo y patriarcado del siglo XIX, atacando desenfrenadamente a la ley y a la ministra Irene Montero. 


Los zarpazos de un bicho todavía vivo pero agonizante si las futuras generaciones lo permiten.



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