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viernes, 16 de junio de 2023

Cuando el mejor actor se convierte en presidente

 En las últimas décadas hemos visto cómo candidatos de partidos de derecha a la presidencia (o al puesto de primer ministro) y sus partidos, ganan elecciones, no por sus convincentes y transparentes programas de gobierno,  sino por vagas promesas y principalmente, por el histrionismo de sus candidatos.

Silvio Berlusconi se despidió de este mundo para siempre habiendo actuado como si estuviera en el centro del circo del antiguo Coliseo, nada menos que ¡por cuatro veces como primer ministro!  sin haber obtenido resultados que beneficiaran al conjunto del pueblo italiano y provocando un endeudamiento histórico que nadie se atreve a corregir. En cambio sí se beneficiaron las élites que lo llevaron al poder, en parte gracias a su propia estrategia mediática al apoderarse de un buen porcentaje de los medios de comunicación, preferentemente los canales de TV, por donde derramaba su capacidad de gran actor concentrando la atención del público y convenciéndolos con mensajes y bromas que divertían o escandalizaban,  con claras falencias y hasta groserías, derramando humo para ocultar su verdadera intención, es decir, usar las herramientas económicas que evitaran redistribuir riquezas y ayudar a mejorar la situación económica y social de su pueblo. Por el contrario, sus políticas neoliberales beneficiaron a las élites y a sí mismo, por supuesto, y sentaron las bases para que su estilo fuera imitado por otra figura contemporánea al otro lado del Atlántico, Donald Trump. Con una estrategia similar, vacía de contenido pero cargada de consignas,  Trump ganó las elecciones norteamericanas basando su campaña en las falsedades, el histrionismo en la tribuna y en las pantallas del canal FOX y con sus aliados, que buscaban desplazar a las élites rivales, lo que denominaban como establishment, siendo ellos mismo parte de esas estructuras pero carente de poder político . Coinciden y lo afirman muchos analistas que comparan a las dos figuras y sus trayectorias al poder.


Berlusconi buscaba el aplauso fácil de sus coterráneos comparando, por ejemplo, a los políticos alemanes de la UE con guardianes de los campos de concentración de la 2aGM. O cuando trató de seducir con su estilo de bacán machista a la primera ministra finlandesa, Tarja Halonen, para que no insistiera en instalar una nueva institución de la UE en Finlandia. O expresiones groseras como la de ”es mejor desear a las mujeres bellas que ser maricón” luego de que visitara una fábrica de motocicletas. Así lo recuerdan periodistas de diversos órganos de prensa poco afines a la figura del cavaliere, y que constatan además, que su gestión como primer ministro fue una farsa bien montada porque la corrupción aumentó en todas las instancias públicas y privadas; la desigualdad social se hizo más profunda; la desconfianza y descontento con los sucesivos gobiernos, fueran de derecha o centro-izquierda que se sucedieron, se hicieron aún más manifiestas cuestionando el régimen democrático pero usándolo para llegar al poder. Un gobierno fascista se instaló de nuevo en Italia. No es Mussolini, pero veremos hasta dónde llega Giorgia Meloni.


Volviendo a Donald Trump y su imitación, consciente o inconsciente, de la figura del cavaliere, ambos llegados del mundo empresarial, con los trucos de encantador de serpientes para obtener el mejor resultado para su propio bolsillo en el negocio de su gestión como gobernante en la Casa Blanca, buscando embelesar a un público republicano (y muchos NO republicanos) que se divertían con sus bromas y comparaciones, sus promesas de hacer más grande a EEUU, sin importarles aparentemente a esos sectores la carga de corrupción, machismo, autoritarismo e ignorancia supina en temas que lo sobrepasaban, y que sus colaboradores trataban de emparchar cada vez que metía la pata. Sin embargo logró su objetivo: ser presidente. Incluso esa ignorancia si la expresaba en términos jocosos, llamaba la atención de muchos críticos y producía miles de comentarios en las redes y en la prensa adicta a seguir esos comentarios, volviéndose inconscientemente cómplices de su estrategia que actualmente  repite con la intención de ser nuevamente el candidato republicano a presidente. Las encuestas confirman esa preferencia dentro del partido Republicano a pesar de juicios y procesos judiciales en su contra, y el asalto al Congreso protagonizado por sus adherentes que siguen negando el resultado de la elecciones pasadas.


Entonces cabe preguntarse ¿porqué tantas personas se someten a ese histrionismo y mensajes de esos candidatos? ¿Cuáles son los mecanismos sicológicos que conectan con el cerebro de la gente para hacerles creer que lo que tienen delante suyo es realmente un auténtico líder que quiere el bienestar de todos y una sociedad más justa? ¿O ven y comprenden en realidad todo lo contrario? ¿Es el beneficio individual que observan detrás del mensaje y que los hará más felices y acrecentará su bienestar material sin importarle la situación de los demás, los que no tuvieron o quisieron aprovechar oportunidades para mejorar sus vidas? ¿Eso es todo lo que piensan? En otras palabras: ¡Que se jodan, no hay lugar para la compasión ni la caridad! 


Pienso en mi país de origen, Uruguay, y el discurso e histrionismo del presidente Lacalle en la campaña electoral y cómo junto a los aliados del momento, logró convencer a un poco más de la mitad de la población de electores (él y su partido PN no logró más del 30% de los votos) para que confiaran en esas huecas promesas. La similitud de la forma cómo presentó las soluciones que tenía para el país, vagas pero que eran temas instalados por el poder mediático, (seguridad, reforma social, pobreza, etc) que calzaban perfectamente en las neuronas de esa población disconforme con los quince años del gobierno del Frente Amplio. A estas personas no les había cambiado mucho la vida, o incluso, si habían mejorado como los datos lo confirmaban, no había sido suficiente, querían más, y el mensaje de Lacalle prometía una mejor vida y libertad. Una palabra hueca que en el neoliberal solo cree en la "libertad" para enriquecerse sin freno y sin normas que regulen al mercado.


Después de casi cuatro años de gobierno, los resultados est=an a la vista y muestran cómo se han beneficiado las élites del sector agrícola y ganadero, las empresas multinacionales exoneradas de impuestos y los financieros, mientras los asalariados, jubilados y la pequeña y mediana empresa, deben cargar con el peso de los impuestos para financiar un estado cada vez menos eficaz.

El desmantelamiento de los llamados entes autónomos públicos, energía eléctrica (UTE), agua potable  (OSE), combustibles (ANCAP), telecomunicaciones, móvil, fija, datos y banda ancha (ANTEL), etc. cada vez con más recortes y desfinanciadas, expuestas a competencias privadas improcedentes, beneficiadas por el propio gobierno en contra de la soberanía del país, y donde se sospecha que la corrupción está minando todo el sistema para hacer estallar a toda la estructura pública y convertir al país en otro paraíso privado a gusto y semejanza del Poder Real que mueve las fichas detrás de un vidrio oscuro. 

La adjudicación directa del principal puerto del país, el de Montevideo, por sesenta años a la empresa belga Katoen Natie, es probablemente el mejor ejemplo del manejo autoritario y oscuro de una gestión que ignoró todas las advertencias y participación de otros sectores económicos y políticos, y que hoy pone a ese puerto entre los cincuenta peores del mundo según el Banco Mundial, cuando las promesas eran todo lo contrario. O ante la actual emergencia hídrica que sufre el país, no tengan mejor solución que aprobar un proyecto privado, Arazití, de potabilización del agua del río de la Plata, donde los análisis muestran que no en pocas ocasiones pondrá agua salobre en las tuberías y canillas de los usuarios, según los estudios realizados por los expertos y que demoraría tres a|nos en concretarse cuando tenían otro proyecto financiado y planeado por el gobierno del FA.


Las actuales tendencias muestran que es muy fácil ser manipulados por los medios sociales y el poder mediático, y la irrupción de la Inteligencia Artificial en diversas plataformas de internet aumentarán aún más la posibilidad de vender humo al elector. Las señales son inequívocas en Europa y otras regiones del mundo. La tarea de contrarrestar este proceso es titánica para los que todavía creen en la posibilidad de una sociedad más justa e igualitaria. ¿Arriesgamos dejarles a  nuestros hijos y nietos un mundo donde la consigna será: ”¡Sálvese quien pueda!”? 


Si este espacio te parece interesante te agradezco que lo reenvíes a personas que se preocupan por estos temas, ya sea que estos sean tratados con un carácter serio o en tono humorístico. Las vergüenzas del poder también tienen su lado jocoso o muy serio cuando se desnudan por haber sido exhibidas descaradamente. Otros fenómenos sociales también cobran actualidad. O deja un comentario si deseas aportar una opinión sobre el tema. Aquí abajo hay posibilidades de hacerlo. Gracias por tu interés. 


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